La “Vecchia Signora” fue una joya de pura contundencia ante un desconocido equipo catalán. No hay que darlo por muerto al “Barsa” por su pasado reciente, pero deberá sacar algo más que mística y épica para revertir esta historia.
Juventus se impuso 3-0 a Barcelona en Turín y sacó medio pasaje a semifinales. Gran actuación de la squadra entrenada por Massimiliano Allegri, que aprovechó el desconcierto “culé” que viene desde Málaga y que hoy se vio reflejado en la cancha.
Con el regreso de Javier Mascherano a la posición de volante central en lugar del suspendido Sergio Busquets, los de Luis Enrique volvieron a apostar a la posesión y la generación de juego a través de Iniesta y Rakitic, para alimentar a la MSN de 3/4 de cancha hacia adelante.
Allegri no anduvo con vueltas y plantó un doble 5 con jugadores que tienen más juego que sacrificio, como Pjanic y Khedira (aunque hoy mostraron un poco de ambos) y una sociedad Cuadrado-Dybala que se entendió a la perfección.
A los 7 minutos, los locales inauguraron el tanteador con un brillante gesto técnico de Dybala. Slalom de Cuadrado por la derecha y un pase rasante para el delantero cordobés. La “Joya” ya sabía qué iba a hacer antes de recibir el balón y mostró su calidad: de espaldas al arco giró y acomodó el cuerpo, para sacar un preciso disparo de zurda que viajó junto al palo derecho de Ter Stegen.
Las grandes victorias a veces están en los pequeños detalles, y un veterano de 1000 batallas contribuyó con su experiencia para mantener viva la llama juventina. Es que Gianluigi Buffon le negó el empate a Andrés Iniesta, luego que se invirtieran los roles y fuera Lionel Messi quien lo habilitara con un pase delicioso.
En el minuto 22 se desató la locura porque la “Juve” elevó la cuenta a 2: contraataque organizado por Mario Mandzukic en su rol de 8 bis y un pase para la llegada de Paulo Dybala, quien no tuvo miramientos para sacar un seco latigazo de zurda que dejó nuevamente sin respuestas al portero alemán.
Un primer tiempo con apenas 31% de posesión de la pelota para los locales, pero con 2 goles arriba en el marcador. Y sí, los fantasmas de la pésima noche parisina sobrevolaban por Turín.
A los 55´ la victoria se convirtió en goleada con un balón detenido. Tiro de esquina ejecutado desde la izquierda por Miralem Pjanic para que Giorgio Chiellini ganase en las alturas ante la floja marca de Mascherano. El defensor italiano dijo que sí con la cabeza y colocó el balón junto al caño derecho de un estático Ter Stegen. En la semana a Chiellini le dieron el título universitario de administrador de empresas… nadie mejor que él para cuidar una ventaja crucial.
Lo que restaba del partido pudo ser un atisbo de reacción catalana, en busca de un gol que dejara la eliminatoria abierta. No pudo ser porque los circuitos en ataque no funcionaron y el equipo terminó siendo desorden que sólo aportaba más confusión a su confusión.
Juventus jamás perdió una serie en la que sacó 3 o más goles de diferencia en la ida. Barcelona demostró que todavía no hay nada definido (también que peor no se puede jugar, digamos todo). La revancha será una batalla excitante, porque la idiosincracia no es la misma: la mentalidad italiana dista mucho de la francesa (o sea, este equipo no es igual a PSG). Estocada final o nueva epopeya. Gracias por dejarnos ser partícipes de todo esto.
(Foto principal: Fútbol Mundial)