En los alrededores del General Santander se sentía el ambiente de fiesta que se extendió a las tribunas. Las banderas, los tambores y los cantos alegraban la tarde Cúcuteña. Las familias volvían al estadio para trasmitir la pasión del rojinegro de generación a generación, parecía que este era el lugar donde el sentimiento se volvía magia y salía reflejado en un solo grito que sonaba gol.
El balón rodó y la alegría estalló en las tribunas. 11 guerreros estaban listos para disputar otra batalla que los acercara más a ese objetivo llamado ascenso. La lucha, esfuerzo, asociación, compañerismo, entrega, sacrificio y ataque son el reflejo de este grupo de jugadores que ante las adversidades se entregaron al compromiso de afrontar cada partido con alma, vida y corazón. Un timonel que dirige las filas sin conocer derrotas suma 8 partidos sin perder. Que trabaja en silencio para corregir falencias, crear una idea de juego que no sólo se base en ganar sino también en gustar.
Claro que hacen falta los refuerzos, incluso él mismo reconoció que la nómina es muy corta, con ellos se podría tener más opciones al momento de afrontar cada compromiso. Pero mientras los refuerzos no tengan la oportunidad de exponer en el terreno de juego sus habilidades, los juveniles siguen siendo pieza fundamental del Cúcuta Deportivo. Stiven Monsalve, al minuto 56, se encargó de que el grito de gol retumbara en cada rincón del “coloso”, el rival era el Tigres FC.
Cristian Díaz y Jonathan Tapias siguen desempeñando grandes actuaciones en el mediocampo que ilusionan a la hinchada.
7 puntos en 3 partidos tiene los dirigidos por Bernando Redin que siguen sin conocer la derrota.
Por Kathe Gómez M.
Foto: Oficial de Cúcuta Deportivo
