La naturaleza casi siempre es sabia. Pero hay excepciones y una de ellas es la avispa. ¿Qué justifica la existencia de este insecto? Pese a pertenecer también a la familia de las Hymenopteras, no polinizan de las misma forma que las abejas y son consideradas una plaga (en realidad, la mayoría son parásitos). En lengua kinyarwanda, “Amabuvi” significa “Avispa”, y es el apodo que eligió la selección de fútbol de Ruanda.
En 1994, Ruanda vivió el genocidio más sangriento de la historia moderna africana: la mayoría hutu decidió exterminar a la minoría tutsi. Esta división la hicieron los colonos belgas, quienes decidieron crear un carnet étnico y darles el poder a los tutsis, considerados éstos como el sector aristocrático ruandés. La estación de radio “Las Mil Colinas” era la principal difusora de mensajes hacia la minoría tutsi: los consideraba unas cucarachas que debían ser aplastadas.
Sin embargo, el mensaje cifrado que desencadenó el baño de sangre fue la frase “hay que talar los árboles más altos”. Fue asesinado el presidente Juvenal Habyarimana y allí comenzaría la persecución y matanza indiscriminada de tutsis por parte de la milicia (conocida como “interhamwe”, que significa “los que cazan juntos”) y de los ciudadanos hutus.
El Papa Juan Pablo II dijo que Ruanda “era el más católico de los países africanos”. Muchos tutsis trataron de refugiarse en las iglesias. Pero eso no le importó a la milicia y convirtieron a la casa de Dios en la antesala del infierno.
Paul Rusesabagina es el encargado del hotel “Mil Colinas”. Su documento dice que es hutu y está casado con Tatiana (ella es tutsi). Paul era respetado por su generosidad y tenía grandes influencias, ya que solía complacer a militares locales y extranjeros.
Esperanzado en que algún organismo internacional ayude a detener la matanza, Paul decidió proteger y dar asilo en el hotel a 1226 personas, entre hutus y tutsis. Pero el Coronel Romeo Dallaire le explicaba por qué no llegaba la ayuda y le decía: – “No solamente eres negro sino también africano”.
Don Cheadle interpretó a Paul Rusesabagina en el film “Hotel Ruanda”, y una de las frases más conmovedoras de la película dice: – “Debemos salvarnos nosotros mismos. Muchos de ustedes conocen gente importante en el extranjero. Deben llamarlos. Deben decirles lo que nos pasará. Despídanse, pero cuando se despidan háganlo como si atravesaran la línea y los tomaran de la mano. Que sepan que si les sueltan la mano, ustedes morirán”.
Los llamados telefónicos dieron resultado y la ayuda llegó. Paul, su familia y las demás personas a las que ayudó fueron exiliadas. En el camino quedaron cerca de un millón de víctimas. El odio sinrazón hizo que murieran como moscas.
Pasaron diez años y Túnez fue elegida como sede de la XXIV Copa Africana de Naciones. Las “Avispas” de Ruanda lograron por primera vez la clasificación para el certamen.
Conocieron los tres resultados: derrota (1-2 ante el local); empate (1-1 con Guinea) y victoria (1-0 frente a la República Democrática del Congo). No alcanzó para clasificar a cuartos de final, pero fue una dignísima actuación del seleccionado debutante.
No había diferencias entre hutus y tutsis: era un seleccionado de fútbol integrado por hermanos de una misma nación. Más que avispas, parecían un grupo de fuertes y trabajadoras hormigas, unidas por un objetivo común. Si bien no se logró un resultado deportivo, le mostraron al mundo que siempre se puede salir del horror y del sufrimiento.
El odio fue un terrible aguijón que se cobró un millón de almas. La naturaleza sigue siendo sabia. La humanidad aún tiene muchas preguntas que responder.
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