Los de Pep Guardiola quebraron la resistencia colchonera con una pincelada de Foden y un precioso cuadro de De Bruyne. “Díaz” de gloria para Liverpool, que voló de fútbol en el nido de las “Águilas” y puso un pie en semifinales.
Martes intenso con la música más maravillosa porque arrancaron los cuartos de final del torneo más importante de clubes del “Viejo Continente”, la UEFA Champions League. En el Etihad Stadium, Manchester City derrotó 1-0 a Atlético Madrid en un disputado encuentro de ida.
Mucho se habló en la previa acerca de los estilos opuestos y la dicotomía del resultadismo vs. la lírica. El jugar bien, con fútbol vistoso y con el culto a la posesión frente al arte de ganar como sea, sin brillar sin patear al arco y con demasiada especulación.
Pues bien, todavía no encontramos el punto medio para ponernos de acuerdo y el debate seguirá instalado por siempre, le pese a quien le pese, porque los cuestionamientos están a la orden del día.
Lo cierto es que los de Diego Pablo Simeone se ciñeron a su guión y jugaron una primera etapa sin disparos al arco y con la mayor parte del tiempo en su propio campo. El dueño de casa tampoco le encontró la vuelta al cerrojo defensivo propuesto por los españoles y el único argumento posible resultó el remate de media y larga distancia.
Claro que el plan de cederle el protagonismo y la pelota a los dirigidos por Pep Guardiola es un arma de doble filo porque requiere máxima concentración y un notable estado físico por parte de los futbolistas. Los “Cityzens” fueron pacientes y jamás traicionaron su idea de base y esa filosofía a la larga dio sus frutos.
Guardiola apostó por la frescura y el tiempo le dio la razón de inmediato. A los 68´, a la cancha Phil Foden en reemplazo de Riyad Mahrez y el wonderkid inglés enseguida tuvo la llave del gol.
Minuto 70 y Foden se hizo de la pelota unos metros afuera del área. Delicioso pase filtrado justito entre las piernas de Reinildo para habilitar a Kevin De Bruyne. El belga en la tierra prometida expió cualquier pecado y con un zurdazo cruzado por fin venció a Jan Oblak.
“Aleti” tuvo su merecido castigo por especulador pero más que nada porque no se animó a hacer algo distinto. Los ingleses no pasaron por encima a los ibéricos y quizás con otra actitud los “colchoneros” se hubiesen traído algo más que una lógica derrota.
Liverpool mostró su autoridad y contundencia y se impuso 3-1 sobre Benfica, en su visita al Estadio Da Luz de Lisboa. Sólida performance de los “Reds”, que debieron ganarlo por un margen aún mayor, de no ser por la buena actuación del guardavallas Odisseas Vlachodimos.
Un balón detenido quebró el cero en favor de la visita en el minuto 17. Córner de Andrew Robertson desde la punta izquierda y soberbio cabezazo de Ibrahima Konaté para el primer grito sagrado.
Una triangulación con inteligencia y precisión estiró la ventaja a los 34´. Sensacional cambio de frente de Trent Alexander-Arnold para un Luis Díaz que estuvo alerta y generoso. El colombiano la bajó de cabeza para Sadio Mané, quien solamente tuvo que empujarla ante el indefenso arquero griego.
Los lusos regresaron al partido apenas iniciada la segunda parte. Envío de Rafa Silva desde la derecha y blooper de Konaté en su intento de despejar porque la bola le pasó entre las piernas. Le quedó a Darwin Núñez y el uruguayo mostró su evolución goleadora con el descuento a los 49.
Pero los de Jürgen Klopp tenían otros planes y liquidaron el pleito – y casi la eliminatoria – a 3 minutos del epílogo. Naby Keita con el pase filtrado y Luis Díaz se escapó al control de la defensa, para batir a Vlachodimos por tercera vez y rubricar el 3-1 defintivo.
Por Emiliano Schiavi / @ejschiavi
(Foto Principal: @ChampionsLeague)
