Maximiliano Comba tendrá esta noche la chance de debutar en el fútbol grande, tras su paso por Estudiantes de Río Cuarto, con buen suceso en el Federal A. El delantero de 24 años llegó como una “apuesta a futuro” y ya en la cuarta fecha de la Superliga tendrá su examen de bautismo.
Criado en La Cautiva, vivía con sus padres y sus cinco hermanos. “La Cautiva es un pueblito muy chiquito al sur de Río Cuarto. Tiene unos mil habitantes, dedicados en su mayoría a los trabajos del campo. Mis hermanos se dedican a los caballos, a los tractores…es la vida de los cautiveros allá en el pueblo”.
De familia humilde, trascendió que de pibe le gustaba más la vida de campo que el fútbol. “No es que no me gustaba el fútbol, a los 15 años me había cansado. Dejé el colegio, empecé a trabajar en el campo y a los 16 volví, empecé a jugar en Primera en la Liga y no paré más”. Jugó en la escuelita de Cautiva, Estudiantes de General Levalle, San Martín y ahí dejó. Después, regresó a San Martín de Vicuña Mackena (campeón de la Liga) y Recreativo Estrellas de Jovita, hasta que Estudiantes de Río Cuarto se interesó por él y le compró el pase a San Martín.
Tras jugar junto a Pablo Aimar en la despedida del Payaso (en aquel partido de la Copa Argentina ante Sportivo Belgrano de San Francisco) comenzó a sonar su nombre en clubes de categorías superiores, empezando por los cordobeses Instituto y Belgrano. Lo que soñó desde la adolescencia se hizo realidad con la llegada a Gimnasia. “Me tocó madurar de muy chico. Trabajaba y trataba de ganar lo mio. En el fútbol fue igual: debuté a los 15 años en una Liga muy dura. Y ahora la alegría de llegar a un club de la máxima categoría es un sueño. Desde que llegué no paré de asombrarme y de disfrutarlo con mi familia. Vine a buscar una chance en un equipo de mucha jerarquía y no la voy a dejar pasar”, dice el número 30 que esta noche empieza su historia tripera en la Ciudadela.
Fotos: Eva Pardo/Prensa Gimnasia
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