Los sauditas aprovecharon la goleada en la ida y Ramón Díaz regresa a una final continental tras 21 años. Los nipones fueron más preciosos que un rubí y estarán en un encuentro decisivo por segunda vez en su historia.
Al Hilal de Arabia Saudita empató 2-2 con el Persepolis iraní y redondeó un marcador global de 6-2, para disputar la final continental por sexta vez en su historia. Satisfacción plena para los árabes, que van por la triple corona (ya obtuvo el torneo doméstico y la Copa del Rey) y en especial para su entrenador Ramón Ángel Díaz, quien confía en sumar el 13er título a su palmarés personal.
En el Sultan Qaboo Sports Complex de Mascate, Omán – recordemos que debido a las tensas relaciones entre Arabia Saudita e Irán, se decidió disputar los encuentros en territorios neutrales – los iraníes debían remontar una desventaja de 4 goles y se ilusionaron con la apertura del tanteador en el minuto 16.
Mérito exclusivo de Vahid Amiri para sacarse de encima la marca de un defensor en la banda derecha y meter un centro al segundo palo. El ghanés Goodwin Mensha cabeceó con más precisión que fuerza y batió a un sorprendido Abdullah Al Maiouf.
Sin embargo, los sauditas equilibraron la balanza por obra y gracia de su encendido goleador. A los 28´, una escalada por derecha por parte de Salman Al Faraj y una dudosa falta en el área de Mohsen Rabikhah. El árbitro omaní Al Kaf señaló el punto del penal y el sirio Omar Khirbin lo ejecutó a lo Panenka, para establecer la paridad.
Persepolis recuperó la ventaja a los 61´, otra vez por cortesía de Mensha. Una patriada del africano tras recibir dentro de la 18 un genial pase de taco de Ali Alipour y un zurdazo cruzado para el 2-1 parcial.
Los árabes no querían irse siquiera perdedores y volvieron a empatar el juego. Un autopase por derecha de Salem Al Dawsari y el toque al medio para Khirbin. El bueno de Omar giró y metió un latigazo bajo para estampar el 2-2 que sería definitivo.
La ilusión intacta para Al Hilal con la misión de repetir las conquistas de 1992 y 2000, y de yapa convertirse en el representante continental para el próximo Mundial de Clubes.

El otro finalista será Urawa Red Diamonds de Japón, que se impuso 1-0 al Shanghai SIPG chino y volverá a disputar un encuentro por el trofeo luego de 10 años. Habían quedado a mano en el encuentro de ida disputado en Shanghai, con un empate a 1 que tuvo mejor aceptación por parte de los nipones.
El Saitama Stadium 2002 explotó de júbilo cuando los locales quebraron el cero. El reloj marcaba 11 minutos de juego y un tiro de esquina de Yosuke Kashiwagi fue conectado de cabeza por Rafael Silva, quien ajustició al guardavallas Yan Junling y puso arriba a los “Reds”.
Lo que siguió a continuación fue la dramática combinación de nervios y ansiedad, que jamás fueron traducidas en situaciones de riesgo en ambas porterías. Los anfitriones estuvieron a punto de liquidar el pleito de la misma forma que obtuvieron la ventaja: un tiro de esquina fue cabeceado por Yomoaki Makino pero la pelota rebotó en el travesaño.
El tiempo se convirtió en el aliado esencial de los japoneses y la falta de reacción por parte de los chinos no hizo peligrar la clasificación a la final. Sobre el cierre, nuevamente el juego aéreo casi le da frutos a los “Reds”, ya que un nuevo cabezazo – esta vez por cortesía de Kashiwagi – sacudió el horizontal de la valla china.
La única zozobra que tuvo el acorazado japonés fue un lejano disparo de Hulk, que fue contenido a medias por Shusaku Nishikawa y el rebote le quedó a Elkeson, pero el guardavallas nipón enmendó su error con una buena tapada.
No hubo tiempo para más y el resultado agregado de 2-1 le dio el pase a la final a Urawa Red Diamonds. Como en 2007, los japoneses están cerca de la gloria y quieren aprovechar al máximo esta oportunidad histórica.
(Foto Principal: Al Hilal TW Oficial)