Estaba al borde del precipicio y cerca de dar un paso al frente. Pero apareció Rodrygo y en una ráfaga transitó un largo camino al cielo. En la prórroga no hubo “gato encerrado” y los “Merengues” ahora van por su corona número 14.
Nuevo episodio de la madre de todas las batallas con el resultado de siempre: el gigante no descansa. En el Santiago Bernabeu, Real Madrid se impuso 3-1 sobre Manchester City y se clasificó finalista de la UEFA Champions League.
Al quedaban por muerto, tantas veces eliminado y/o parte del pasado, sucede que sacó el fuego sagrado y encendió un nuevo capítulo en la historia del fútbol europeo. No importa si está en el piso y lo patean, jamás hay que dar por vencido a un equipo que tiene mística y la saca a relucir cuando más la necesita.
El show de goles en Inglaterra fue un carrusel de emociones desde temprano, donde los 2 equipos apostaron al golpe por golpe. Un poco exiguo para los británicos, que pudieron sacar una ventaja aún mayor pero el Madrid puso justito el pie cuando estaban por cerrarle la puerta en la cara.
Y en la Casa Blanca no pintó el mismo trámite electrizante en los 45 iniciales. Fue más de orden táctico, como si el verde césped se transformase de a ratos en un tablero de ajedrez y cada pieza ejecutase movimientos monótonos y cansinos.
La rebeldía de los que saben con la pelota en los pies se vio truncada por la fricción y la lucha. Los de Guardiola no traicionaban su idea pero tampoco avasallaron a sus rivales. Es que enfrente estaba la “Bestia Blanca” a la que nadie quiere hacer enojar, por más que tuviese la sartén por el mango.
Los “Merengues” olían un poco a resaca por el festejo anticipado en la Liga y no le tiraron la historia encima al paciente inglés. Paciente porque supo esperar el tiempo necesario y porque el reloj (y el resultado) estaban de su lado.
Apenas iniciado el complemento llegó un destello de lo que pretendía el Madrid. Menos de 10 segundos y Vinicius Jr. le erró al arco en una posición inmejorable. La juventud tenía que despertar a la voz de la experiencia y Ancelotti se dio cuenta a tiempo. A la cancha Rodrygo en reemplazo de Toni Kroos, como para apostar al desparpajo en lugar de la corrección.
Y cuando el multicampeón de Europa tomaba confianza, llegó el balde de agua fría que a cualquiera hubiese dejado de cama. Minuto 73 y Bernardo Silva trasladó porque tenía espacio y tiempo para pensar. Descarga para Riyah Mahrez y el argelino fue un verdadero “zorro del desierto” porque le dio como venía al primer palo. Courtois imaginó que el fierrazo iba al segundo y ya era tarde para reaccionar. Un gol que subía 5-3 el marcador global y que ya imaginaba una final inglesa.
Luka Modric le dejó su lugar a Eduardo Camavinga y los jóvenes ejecutaron con los pies aquello que los “viejitos piolas” pensaban y repensaban. Grealish tuvo 2 veces el tiro de gracia y entre Mendy y Courtois dejaron con vida al que ya velaban. El Madrid estaba clínicamente muerto… hasta que el llamado a la mística vino en forma de vendaval.
A los 90´, una bola cruzada de Camavinga desde la derecha hizo contacto en Francia con el conmovedor esfuerzo de Karim Benzema para meterla hacia el medio de primera. Ederson quiso embolsarla y Rodrygo se anticipó para empatar el resultado.
Se marcaron 6 minutos de adición y al “Merengue” sólo le bastó 1 para llevar la nave a buen puerto. Otra vez un centro desde la derecha, cortesía de Daniel Carvajal, y el leve desvío de cabeza de Marco Asensio fue decisivo, ya que detrás de él apareció Rodrygo para meterle más potencia a su testarazo y desatar el delirio blanco. De estar en el fondo del océano a forzar la prórroga: cosas que sólo el Madrid puede conseguir.
El envió anímico tuvo un nuevo capítulo en la red ajena en el quinto minuto del suplementario. Eduardo Camavinga la llevó atada y la soltó en la derecha para Rodrygo. Pase al medio para Benzema y el “Gato” cayó a tierra víctima de un cruce de Rubén Días. Penal dijo Daniele Orsato sin dudar y otra vez Karim con la chance de convertirse en héroe. Pie bien abierto del francés y Ederson eligió el otro costado, para que el festejo en continuado llegue hasta la Plaza de Cibeles.
Real Madrid jugará su final de UCL número 17. Es el más ganador con 13 títulos y puede sacarle el doble de coronas a Milán, su principal perseguidor en el palmarés de la “orejona”. Lo ganó por historia y por presente, por actitud y por juego, por coraje y – sobre todas las cosas – por mística. Créanlo, el único que puede explicar esta bendita palabra que se usa como moneda corriente cuando no se debe. “Madrid es una excusa para contar historias“, decía el poeta Francisco Umbral. Y esta historia siempre tiene el mismo final.
Por Emiliano Schiavi / @ejschiavi
Síntesis:
Real Madrid (3): Courtois; Carvajal, Eder Militao (Vallejo), Nacho y Mendy; Casemiro (Asensio), Kroos (Rodrygo), Valverde y Modric (Camavinga); Vinicius Jr. (Lucas Vázquez) y Benzema (Dani Ceballos). DT: Carlo Ancelotti.
Manchester City (1): Ederson; Walker (Zinchenko), Rubén Dias, Laporte y Cancelo; Bernardo Silva, Rodri (Sterling), De Bruyne (Gündogan) y Mahrez (Fernandinho); Foden y Gabriel Jesús (Grealish). DT: Josep Guardiola.
Goles: Rodrygo (90´ y 91´) y Karim Benzema de penal (95´) (MAD); Riyad Mahrez (73´) (MCI)
Árbitro: Daniele Orsato (Italia)
(Foto Principal: @ChampionsLeague)