La lectura en tiempo de vacaciones es una de las formas de relajar el intelecto y al mismo tiempo mantenerlo en ejercicio, una especie de pretemporada que me encanta realizar todos los años en la playa, las sierras o la montaña. Recorro las librerías, miro los títulos que vinculan al fútbol con cualquier aspecto de la vida cotidiana y selecciono aquel que pueda regalarme tres a cuatro días de placer entre sus líneas. Así, de casualidad encontré “También nos roban el fútbol”, de Ángel Cappa y María Cappa, su hija.
El libro es un recorrido desde el origen humilde del fútbol al fenómeno moderno, globalizado y comercial en que lo han convertido. Un deporte cuyo nacimiento no puede atribuirse a nadie, dado que fue fruto del ingenio colectivo y que, precisamente por su capacidad para conmover a tanta gente, ha acabado en un objeto más de consumo. Como sucede con todo lo que toca el capitalismo, este cambio radical se ha traducido en desigualdad, entre jugadores de un mismo club, entre clubes, entre competiciones, e incluso, entre categorías, como la del fútbol masculino frente al femenino. Y en una maquinaria de enriquecer a los hombres de negocios que tomaron el control de los clubes, con el concurso imprescindible de los gobiernos, eso sí, que legislan en su favor, condonan deudas o intervienen para que la relación fútbol-televisión mantenga su elevado índice de rentabilidad. Y, al fondo, una gran institución corrupta que según las últimas investigaciones judiciales es la FIFA. Frente a este panorama desolador de este deporte a nivel mundial, proponen una salida, una solución, difícil pero una luz de esperanza. Si volvemos a adueñarnos de los clubes y conseguimos devolver al fútbol su esencia como juego y su naturaleza popular o, como decía Eduardo Galeano, su condición de fiesta de los ojos.
Dos observaciones: Primero, los autores piensan en un lector español, aunque el análisis del fútbol globalizado les permite una interpretación de un argentino, uruguayo, colombiano o alemán. Segundo, estudian y critican la aplicación de las estadísticas como forma de interpretar el fútbol, ya que carecen de un contexto apropiado del juego, pero por momentos las utilizan para argumentar su postura, quizás sea el técnico moderno y sistémico al fútbol como negocio que Cappa lleva dentro. Sólo detalles que no desprecian la actualidad del análisis, la profundidad de la investigación y la honestidad intelectual de los autores.
“La clásica noción de juego sigue existiendo, pero sólo como condición subsidiaria (algo así como la bola en la ruleta y el naipe en la canasta). Ahora la prioridad es desembozadamente mercantil. El jugador ha pasado a ser una pieza de consumo y de especulación”.
Mario Benedetti
buen comentario, gracias