Entre las diferentes cuestiones que pueden tener incidencia sobre un resultado deportivo, hay una a la que hoy en día no se le presta tanta atención y que sin embargo es tan importante como todas las demás cuestiones futbolísticas. Entre las múltiples variantes que hacen a un partido de fútbol, el “estado de ánimo” en el que se encuentren tanto el jugador como todo el equipo, determinará que ciertas acciones sean posibles y otras no. En cambio, en un estado de entusiasmo se amplía el horizonte de acciones posibles.
Los estados de ánimo no sólo condicionan las acciones posibles o no posibles de realizar, sino que también condicionan la forma en que se efectuarán esas acciones. Los jugadores deberían saber esto muy bien, ya que sus estados de ánimo determinan su desempeño y también deben saber que si los cambian, pueden modificar los potenciales logros.Cuando un entrenador pretende coordinar acciones con sus dirigidos, debe preguntarse si el estado de ánimo de sus jugadores es conducente o no a la proyectada acción deseada. Si juzga que su estado de ánimo no es adecuado, quizás necesite actuar de forma diferente o coordinar acciones para cambiar el mismo en sus jugadores.
Los estados de ánimo son como lentes a través de los cuales los jugadores pueden ver el partido futuro, si están de buen ánimo el partido futuro se verá brillante; de lo contrario, éste se verá oscuro. Uno de los problemas que enfrentan jugadores y equipos es que los estados de ánimo son a menudo transparentes para ellos, no lo notan y, por lo tanto, juzgan que lo que pertenece a estos es propiedad del propio mundo, creyendo que que éste es tal cual como lo ven (el culpable está afuera); estar de mal o buen ánimo no pertenece al mundo como algo separado de ellos mismos, sino que ellos observen ese mundo. Por lo tanto, jugadores como equipos deberían saber que son ellos los que pueden colorear sus partidos con tonalidades positivas o negativas, su propio mundo (partido) dependerá también del estado de ánimo en que se encuentren. Si cambian su estado de ánimo, el mundo (partido) también cambiará con él.
