Durante el siglo XVIII se erigió en Turín la “Basílica de Superga”, en lo alto de la colina que lleva el mismo nombre. Víctor Amadeo II de Saboya fue quien la edificó y la arquitectura estuvo a cargo de Filippo Juvarra, de la escuela clásica con ciertas influencias del estilo barroco (el Palacio de Versalles tiene su misma marca registrada).
En lo que al “Calcio” se refiere, la década de 1940 se tiñó de granate, porque hubo un claro dominador de la escena futbolera italiana. El Torino se había consagrado campeón 5 veces consecutivas desde la temporada 1942/43 hasta 1948/49 (la Segunda Guerra Mundial interrumpió 2 temporadas durante ese período). La Nazionale venía de levantar las últimas 2 Copas del Mundo (1934 y 1938) y se disponía a extender su reinado en Brasil 1950. De los 11 titulares del Seleccionado “Azzurro”, 10 pertenecían a Torino.
Un 4 de mayo de 1949, el equipo completo del “Toro” venía de disputar un encuentro amistoso en Portugal que sirvió como despedida de Xico Ferreira, quien fuera capitán del Benfica luso.
A las 17:05, la aeronave de la Avio Linee Italiane se estrelló contra el muro de contención de la Basílica de Superga y 31 personas perdieron la vida. Entre ellos había 18 futbolistas, empleados del club, periodistas y la tripulación. Fue la primera tragedia aérea que enlutó al mundo del fútbol.
Hoy comienza el capítulo XXXV del “Calcio” y la ciudad de San Gennaro es la elegida para el primer encuentro de la fecha. Napoli recibirá a Cagliari en el San Paolo con la misión de asegurar su participación en la UEFA Champions League de la próxima temporada.
Y justamente la ciudad que se vio convulsionada hace 68 años por el desastre aéreo, será el escenario del clásico entre sus representantes. Juventus se aferra a su ilusión del triplete y se medirá ante Torino, en el enfrentamiento número 148 por Serie A. La historia marca una superioridad de la “Vecchia Signora”, con 69 triunfos contra 37 del “Toro” (41 empates). La última victoria de Torino en condición de visitante data de la temporada 1994/95: fue 2-1 con un doblete de Ruggiero Rizzitelli, mientras que Roberto Maltagliatti en contra de su valla había conseguido el empate transitorio.
Mañana el Friuli recibe la visita de un fútbol vistoso. Es que Atalanta irá a la casa de Udinese para sellar su boleto europeo, un premio a la excelente campaña de los entrenados por Gian Piero Gasperini.
Palermo está a 10 puntos de una hipotética salvación con 12 por jugar. El descenso es cosa juzgada y no sabremos si esto ocurrirá mañana en el Marc Antonio Bentegodi de Chievo Verona y si la agonía se extenderá una semana más.
Empoli jugó con fuego en las últimas fechas y la amenaza del descenso pasó a ser algo real. Son 4 puntos los que tiene de ventaja sobre Crotone, su principal acosador, pero deberá ganar en Toscana – hace 6 fechas que no lo consigue – frente a Bologna, para respirar un poco más aliviado.
Genoa tampoco está a salvo y atraviesa un pésimo momento. Tiene la oportunidad de redimirse ante otro que deja mucho que desear últimamente y es el Inter, casi afuera de Europa.
Lazio se prepara con vistas a la final de la Coppa Italia y viene dulce por arruinarle la chance del scudetto a su enemigo citadino. En el Olímpico de Roma, los de Simone Inzaghi recibirán a Sampdoria para acomodarse con tranquilidad en la próxima Europa League.
Uno que ya descendió será el juez del destino de otro que no quiere acompañarlo a la Serie B. Pescara abrirá las puertas del Stadio Adriático para medirse con Crotone, el pequeño calabrés que aún mantiene las esperanzas de quedarse en Primera.
Sin riesgos abajo para uno ni ilusiones hacia arriba para otro, Sassuolo jugará sin presiones frente a Fiorentina en el Cittá del Tricolore. Sería justo que regalen un buen espectáculo.
El posticipo será una verdadera olla de presión. Es que en el Giuseppe Meazza se cocinará todo a último momento, Milán sabrá si tiene que ilusionarse con jugar un torneo internacional y Roma si la hegemonía juventina levanta la corona por sexta vez en fila.
A los 22 días de la tragedia aérea, las muestras de solidaridad llegaron desde el otro lado del Atlántico. El 26 de mayo de 1949 el club River Plate se ofreció a jugar un encuentro amistoso a beneficio de las familias de las víctimas, contra un combinado de jugadores de la Serie A (llevó el nombre de “Torino Símbolo”).
Con Ángel Labruna, Alfredo Di Stéfano, “Pippo” Rossi y Amadeo Carrizo entre sus principales figuras, el equipo argentino dejó una huella imborrable en toda Italia y fue un gesto que hasta el día de hoy se recuerda. Torino y River se vieron unidos desde ese momento y ambos equipos siempre rindieron homenaje a esos héroes nunca olvidados al vestir los colores del otro en muchas ocasiones.
Sin embargo, el desastre caló tan hondo que la Selección de Italia viajó en barco para disputar el Mundial de Brasil 1950. Con el miedo latente, los jugadores apenas pudieron entrenar en la cubierta y todos los balones que habían llevado terminaron en el fondo del mar. El resultado fue una lógica eliminación en la primera ronda, en el grupo que compartió con Paraguay y Suecia (estos últimos lograron la clasificación para la fase final).
El mundo todavía no se repuso de lo vivido recientemente con el avión que transportaba al Chapecoense rumbo a Colombia para jugar su primera final internacional. Superga fue la primera de varias tragedias inexplicables. El fútbol lloró a esas víctimas y el recuerdo de cada una de ellas permanecerá intacto en muchos corazones. Es que el partido de sus vidas ya lo ganaron: no pudieron gambetear a la muerte. Pero derrotaron por goleada al olvido.
(Foto Principal: Torino Today)
