Como era de esperarse México aprovechó al máximo ser el anfitrión de la Copa del Mundo de 1986 y dejó bien alto los colores del país, sobre todo teniendo en cuenta que estuvo muy cerca de estar entre los mejores cuatro del mundo.
Como suele suceder en muchas ocasiones se espera que el organizador de un Mundial siempre supere las expectativas, sobre todo porque tiene muchas cosas a su favor y en varias oportunidades esto se dio. En 1986, México cumplió un digno papel, supo quedarse con el primer puesto de su grupo, venció en octavos con jerarquía y en los cuartos quedó eliminado en la tanda de penales.
El Tri tenía un grupo importante comandado por Hugo Sánchez, que en ese momento jugaba para el Real Madrid, en el banco de suplentes aparecía dando las indicaciones el serbio Bora Milutinovic que ya era un mexicano más. El entrenador terminó su carrera futbolística en tierras aztecas y al poco tiempo se hizo cargo de la selección.
El camino de México comenzó el 3 de junio de 1986, donde se enfrentó ante Bélgica y a quien venció sin problemas por 2 a 1. Después llegó el cruce con Paraguay y acá si peligró un poco la clasificación tras el 1 a 1, pero estaban tranquilos ya que en la última fecha el rival era Irak, el más accesible, y sin inconveniente se impuso por 1 a 0.
Ya en los octavos de final el rival que tenía enfrente era Bulgaria, a quien venció por 2 a 0 y tras esto llegaba el turno de hacerle frente a Alemania Federal, quien terminó siendo el subcampeón. Frente a los alemanes el duelo fue duro, tanto que todo se definió desde los doce pasos y el seleccionado europeo terminó imponiéndose por 4 a 1. El que se lució en este encuentro fue Harald Schumacher, quien atajó los penales de Fernando Quirarte y Raúl Servin.
El actual grupo mexicano sabe que tiene un grupo difícil para este mundial, pero igual saldrá en busca de la hazaña y superar el camino que les dejó marcado el plantel de 1986.
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