Columnas

De leprosos y canallas

Cerca, Rosario siempre estuvo cerca… reza la primera estrofa de la canción de Fito Páez, y tiene razón. Siempre estuvo cerca, al menos para quien escribe estas líneas, ya que su proximidad geográfica me ubica a unas cuatro horas de aquella hermosa ciudad que me gusta visitar. Rosario es su zona céntrica, su costanera y su Monumento a la Bandera, que recuerda aquel desacato de Manuel Belgrano llevándole la contra al Primer Triunvirato en 1812. Pero también es puerto, cultura, parques y, sobre todo, fútbol.

Entre los espacios verdes rosarinos, el más conocido es, sin dudas, el Parque de la Independencia. Este lugar fue inaugurado el 1 de enero de 1902 y los planos para su construcción fueron realizados por Carlos Thays, el famoso paisajista francés que también remodelaría el Parque 3 de febrero en Palermo.

Por allí caminaban Luciana y Mario disfrutando un fin de semana largo determinado por Semana Santa. Él, fan del fútbol, ella, amante de la vida al aire libre. El Parque de la Independencia era la conjunción perfecta para una salida juntos: tenían mucho verde y frente a éste el Estadio Marcelo Bielsa, hogar del Club Atlético Newell´s Old Boys. Este estadio de fútbol fue inaugurado el día 23 de julio de 1911 recibiendo, en el año 2009, su nombre actual. Mario se moría de ganas por entrar al “Coloso” entonces luego de una recorrida por el parque y unos mates frente al lago, le pidió a Luciana que lo acompañara para ver si podían ingresar para conocerlo.

Con toda la tranquilidad que lo caracterizaba habló con una persona que estaba a cargo del ingreso y le consultó si podía acceder para sacar algunas fotografías, la respuesta fue afirmativa y con la alegría de un nene que recibe un regalo ingresó a la tribuna popular del estadio leproso. A decir verdad, no le pareció un gran estadio, pensó que por TV se veía más lindo, indudablemente, el color que le da el hincha lo decora de manera increíble. Igualmente se sentó en la tribuna a mirar cada espacio del estadio, a fotografiarlo e imaginarlo desbordante de gente. Ella, que lo acompañaba a todos lados, se ofreció para sacarle una “instantánea” y dejar plasmada esa visita para siempre.

Del otro lado de la ciudad, en el barrio Lisandro de la Torre (conocido popularmente como Arroyito) se encuentra el estadio del Club Atlético Rosario Central que lleva el nombre de Gigante de Arroyito. El hogar de los canallas fue inaugurado el 14 de noviembre de 1926 y es motivo de orgullo para sus hinchas el haber sido una de las sedes del Mundial de Fútbol de 1978 disputado en nuestro país. Casualmente, muy cerca del estadio se encuentra el Parque Alem, un espacio verde público donde, además de la vegetación, convergen un Centro Cultural y un complejo de piletas, ambos municipales. Hacia allí se dirigieron Luciana y Mario al día siguiente.

Y aquí me detengo un instante. Porque cuenta una de las leyendas (la más famosa) que los apodos de ambos clubes, rivales históricos y pasionarios, tiene su origen en un evento a beneficio. Resulta que en la década de 1920, ambos equipos fueron invitados a disputar un partido amistoso para ayudar al Patronato de Leprosos de Rosario. El equipo de Arroyito rechazó la invitación y entonces los del Parque Independencia los comenzaron a llamar canallas considerando inapropiada aquella decisión. La respuesta centralista no se hizo esperar y de allí en más los hinchas de Newell´s fueron tildados de leprosos

Lloviznaba un poco pero las ganas por conocer aquella zona rosarina eran más fuertes. Antes de llegar al parque se toparon con el estadio canalla. Bajo un cielo nublado llegaron caminando a la puerta principal de ingreso, Mario percibió que era más grande que el de los leprosos y tal vez estéticamente más lindo. Se acercó a un señor de seguridad privada que se encontraba en una cabina, junto a una barrera que impedía el ingreso al complejo. Tal como lo había hecho un día atrás en el Bielsa, le pidió si podía entrar para sacar algunas fotografías, pero esta vez la respuesta fue negativa. En principio no entendía tal negación, sin embargo, el señor, de muy mala gana le explicó que había toda una cuestión de “seguros” que le impedía dejarlo ingresar. El tipo parecía inmutable entonces casi a modo de súplica le explicó que él estaba de viaje, que llegaba de Buenos Aires y que el día anterior lo habían dejado ingresar al estadio de Newell´s. Se lo dijo como para mojarle la oreja y meterle presión, pero el tipo no se conmovió, tal vez ni era hincha de Central y siguió nomás con la negativa. A cierta distancia de la barrera se podía observar un mural colorido, justo antes del ingreso a una de las tribunas, Mario le pidió si, al menos, podía fotografiarse frente al mural y otra vez recibió la negativa del señor que le dijo: “Podés sacarte fotos pero sin pasar la barrera” y ahí se terminó la conversación.

Mario se fotografió frente a la barrera, no se iba a permitir abandonar el “gigante” sin hacerlo, al menos a la distancia. No entendió tanta negativa y casi instantáneamente comenzó a simpatizar con Newell´s que tan buena onda había tenido con ellos. Se fue masticando bronca bajo la llovizna rosarina y murmurándole a Luciana: “ojalá se vayan a la B”.

Ilustración: Martín Tobaldo Pastore (https://www.facebook.com/martin.tobaldopastore)

Diego González

Diego Gonzalez nació un 11 de agosto del año 1975 en el Hospital Evita de Lanús, exactamente el mismo lugar donde también nació un cara sucia de Fiorito que años más tarde regaría de alegría el suelo argento. Estudió historia, de ahí su pasión por esa rama de las Ciencias Sociales, además de trabajar en una escuela pasa varias horas de la semana metido en el Archivo Histórico de Barracas donde aprendió a desempolvar documentos, libros y fotos. Hace un tiempo estuvo recluido en un retiro espiritual rogándole (quien sabe a quién) que sus neuronas no lo abandonen y se alineen correctamente para poder hacer uso de su pluma en pos de informar y entretener, siempre desde sus tres pasiones: la historia, el fútbol de ascenso y, desde hace algunos años, el fútbol femenino.

Te puede interesar

6 Comentarios

  1. Diego Benitez dice:

    Y se fueron a la B nomás!! jajaja. Muy buena. Me gustó!

    1. Diego González dice:

      Gracias Diego!! 😉

  2. Tino Deth dice:

    Excelente relato que pinta de lleno con que parte de Rosario hay que quedarse =)

    1. Diego González dice:

      jajaja no sé, las cosas ocurrieron tal como las relato, el resto queda a criterio del lector…

  3. Darío Altobelli dice:

    El Che, Olmedo y Fontanarrosa le mandan afectuosos saludos a Mario 😉

    1. Diego González dice:

      jajaja seguramente!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *