Se cumplen 39 años de la consagración de Boca en el Metropolitano 81. Fue el único título del Diez en el fútbol argentino y en el Xeneize. El genio del fútbol mundial brillo en ese torneo y le marcó un mítico gol a Fillol.
En épocas de ausencia del fútbol doméstico, los recuerdos alimentan la pasión por la redonda. Y hoy el mundo azul y oro rememora los 39 años de la obtención del Metropolitano 81. Pero no solo es el título lo que enmarca esta fecha, sino un condimento extra. De esa consagración formó parte un Diego Maradona brillante, con un tanto antológico a River, y en el contexto de un equipo repleto de nombres rutilantes a cargo de Silvio Marzolini.
Resulta a veces extraño el vínculo entre Maradona y Boca. Quizás el hecho de ser el mejor jugador de la historia del fútbol, alimenta ese nexo entre el Diez y el Xeneize. Porque el paso del hombre de Fiorito con la casaca azul y oro fue breve, pero en ese lapso dejó una huella imborrable.
Un Maradona que ya hacía estragos en Argentinos, llegó como refuerzo a un club de la Ribera con grandes problemas económicos. El Diez priorizó el amor por los colores a una mejor oferta de River, que pujaba por sumarlo a sus filas. Esa elección marcó para siempre el destino de Pelusa unido a Boca.
En ese equipo comandado por Marzolini, no había “nenes”. Apellidos de la envergadura de Gatti, Ruggeri, Perotti, el Pichi Escudero, Mouzo, entre otros, rodeaban a Maradona. A ese grupo había que agregarle a Miguel Ángel Brindisi, el socio ideal del Diez. Entre este y el ex hombre de Huracán, marcaron 33 de los 60 goles de la campaña triunfal.
El rival en la pelea por el título fue el duro Ferro de Carlos Timoteo Griguol, a quien el Xeneize derrotó por 1-0 a tres fechas del final con gol del Mono Perotti. Esa victoria fue determinante para la consagración, que llego en la última jornada tras un empate 1-1 con Racing en la Bombonera.
Ese campaña de Boca -20 victorias, 10 empates y cuatro derrotas con un 58,82% de efectividad- tuvo un hito especial el 10 de abril de 1981. Esa noche Maradona marcó uno de los mejores goles de su carrera, con el plus de que estaba River del otro lado. Fue un 3-0 en la Bombonera con una joya del Diez: este recibió cara a cara con el Pato Fillol, se fue hacia un costado dejando de rodillas al arquero, y posteriormente desparramó a Alberto Tarantini para poner la pelota contra el palo.
No hubo mucho mas del Diez en aquel momento con la azul y oro. Barcelona vino a la carga por él y se lo llevo. Pero esa estrella le valió a Maradona la idolatría que el pueblo boquense siente por el.
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