El éxito en el fútbol se cimenta sobre la base de la confianza del jugador y, por ende, del equipo. Creer constantemente que los desafíos serán superados satisfactoriamente es el motor que impulsa al logro de los objetivos. La confianza es la base de las buenas actuaciones y, en todo momento, tanto en el fútbol como en la vida, en general, se ve amenazada. Varias son las causas que pueden producir un descenso de la confianza, entre otras, una lesión, problemas personales, cambio de posición, no ser convocado, etc. Un alto nivel de confianza ayudará al jugador a producir buenos niveles de rendimiento y superar las inevitables adversidades del juego. Cuando un jugador se describe a sí mismo bajo presión, realmente lo que está identificando es una falta de confianza para enfrentarse a una situación. Sin embargo, la “confianza” es una elección, y el jugador exitoso debe elegir tener confianza, ellos asumen su responsabilidad y ven las adversidades como parte de la curva de aprendizaje. El pensamiento de seguridad en sí mismo inicia una reacción en cadena que genera un elevado nivel de energía, el combustible para una actuación positiva, y lograr un aumento de la confianza. Esto implica una tarea contínua que todo jugador debería considerar para encontrar aquello que mejor le funciona en su carrera deportiva.
