En Madrid se vio más lucha que fútbol y los “Colchoneros” no pudieron revertir la serie ante los ingleses. Festival de goles en Anfield Road, donde Liverpool selló la clasificación ante un Benfica que murió con las botas puestas.
El “Viejo Continente” ya se parece a una carta de navegación antigua porque hay 2 países que dominan por completo la escena mundial. España e Inglaterra metieron a 2 de sus clubes en las semifinales de la UEFA Champions League y el protagonismo les pertenece.
En el Wanda Metropolitano, Atlético Madrid y Manchester City empataron sin goles y el 1-0 que obtuvieron los británicos en la ida cotizó en bolsa para picar el boleto hacia la próxima instancia. Mucho se habló del partido del morbo entre Diego Pablo Simeone y Josep Guardiola, entre un estilo opuesto al otro, entre la bandera resultadista frente a la lírica… pues bien, por momentos se invirtieron los roles y no todo lo que aparece en los medios es palabra santa.
En primer lugar hay que ser claros con lo que marca la historia. Sólo el Luis Aragonés jugador y el Diego Simeone entrenador llevaron al “Aleti” a su punto máximo de la escena europea. Es cierto que los “Colchoneros” son los vigentes campeones de España y que – a diferencia de años anteriores – tienen plantel y calidad como para ser considerados en el máximo torneo continental de clubes. Pero de ahí a colgarles el mote de candidatos naturales a levanta la “orejona” hay un trecho bastante largo.
Se jugó como se vivió, con un “Aleti” aguerrido y batallador, con las conocidas artimañas para amedrentar a su rival y con el cuchillo entre los dientes. La formación inicial sin Rodrigo De Paul o Luis Suárez entre los titulares generó dudas con respecto a cómo encarar la revancha: había que salir a buscar el resultado y el equipo se acordó demasiado tarde que tenía que atacar como nunca.
Por supuesto que poblar de delanteros el campo de juego no garantiza nada y que los arrestos individuales no siempre van a sacarle las castañas del fuego al entrenados. Atlético Madrid y Simeone no tienen la mística del Real y Unai Emery, respectivamente.
Los de Guardiola fueron una sombra de lo que se ve habitualmente. Quizás se relajaron demasiado y fueron avasallados por su adversario, no en clave futbolística pero sí en cuanto a rudeza y vehemencia. Phil Foden fue el elegido por Felipe y Stefan Savic para el juego brusco y el jovencito inglés vivió una verdadera pesadilla ante los marcadores centrales que tuvieron licencia para pegar.
Así y todo, los madrileños pusieron coraje y tuvieron empuje como para generar alguna chance de gol. Fue más barullo que juego elaborado, desde ya, pero por momentos acorralaron a un rival que fue de lo más manso.
Hubo ironías del destino y karma inmediato con un equipo que suele jugar con la pelota y que de repente se puso a hacer tiempo. Todo legal mientras forme parte del reglamento (que no le guste a la mayoría de los periodistas/hinchas que leen el título y nunca la nota completa, es otro cantar).
Felipe se excedió de abusón y le metió una patada descalificadora a Foden, merecedora de la tarjeta roja. Se armó tumulto porque Savic quiso dejar al joven inglés fuera del campo de juego “para que no demorase” y allí los ánimos se caldearon aún más.
Manchester City soportó los embates desesperados y capitalizó al máximo el 1-0 de la ida. Stones y Laporte (después Aké) trabajaron más de la cuenta y sostuvieron el resultado. Simeone se acordó tarde de tirar la carne al asador porque el fuego no era suficiente. Los aplausos del final reflejaron otra eliminación de un “Aleti” que no nació para llegar bien lejos en Europa. Pero hubo 2 veces que su DT los hizo soñar despiertos y eso los hinchas no lo olvidan.
Partidazo en Anfield Road con el vibrante empate 3-3 entre Liverpool y Benfica, que confirmó el pase a semis de los “Reds” con un marcador global de 6-4.
El 3-1 en Lisboa casi que inclinó la balanza en favor de los dirigidos por Jürgen Klopp, quien se la jugó por rotar piezas – sin desmerecer al rival ni mucho menos – porque el sábado nuevamente se verá las caras ante Manchester City, esta vez por la FA Cup.
Se repitió la historia porque el mismo protagonista se encargó de abrir el marcador y por la misma vía. A los 21´, tiro de esquina de Konstantinos Tsimikas y cabezazo goleador de Ibrahima Konatá para el primer grito sagrado.
Las “Águilas” aprovecharon una jugada fortuita y nivelaron las acciones 11 minutos más tarde. Diogo Goncalves fue a trabar con James Milner cerca del área y el inglés sin querer habilitó a Gonzalo Ramos, quien aprovechó el inesperado pase para empardar la contienda.
Roberto Firmino aprovechó la chance de la titularidad y se despachó con un doblete en cuestión de 10 minutos. A los 55´, a Luis Díaz se le fue larga una pelota y el arquero Vlachodimos no pudo retenerla. Jan Vertonghen sin mirar la rechazó y no hizo más que regalársela a Diogo Jota. Buscapié del luso que encontró a Firmino solo por el segundo palo y los “Reds” recuperaron la ventaja.
Minuto 55 y un tiro libre en forma de centro de Tsimikas otra vez desnudó la fragilidad defensiva visitante porque un Firmino libre de marcas puso el 3-1 y sentenció la eliminatoria.
Sin embargo, los problemas de fondo no fueron solamente patrimonio de los portugueses, ya que Liverpool concedió 2 goles por contraataques y pases frontales. A los 73´, Álex Grimaldo le metió una bola entre líneas a Roman Yaremchuk y el ucraniano tuvo tiempo de desparramar a Alisson y tocar al gol con el arco vacío.
A 9 minutos del epílogo llegó el impensado empate de Benfica, con otro pase filtrado que dejó a 2 jugadores cara a cara con el arquero brasileño. Se le escapó un poco a Joao Mario pero suerte que acompañaba Darwin Núñez, quien abrió el pie derecho con maestría y selló el rocambolesco 3-3.
Por Emiliano Schiavi / @ejschiavi
(Foto Principal: @ChampionsLeague)
