Olimpo volvió al triunfo y respira fuera de la zona de peligro. En el Carminatti, derrotó a Aldosivi 2 a 0 con goles de Coniglio y Caballuci. El Tiburón, en tanto, vuelve a mirar el descenso.
Bahía se lleva un nuevo clásico. Con mejor juego que en la anterior presentación de local y con Villarruel y Tellechea como ejes, logró superar a un Aldosivi que no brilló. Pese al nuevo técnico, la visita estuvo lejos de ser un Tiburón feroz. Ahora, vuelve a estar en el área caliente del fondo de la tabla.
El inicio fue de mayor a menor. Friccionado y con el juego concentrado en el medio, ninguno logró desequilibrar. Sin embargo, el aurinegro fue inclinando el campo a su favor con el correr de los minutos. Con un Tellechea movedizo, que asistió en la primera situación y definió en la segunda, el equipo se fue acomodando. Penco sorprendió con la primera para la visita cuando a los 15 sacó un cabezazo tras una serie de rebotes que encontró a Coniglio en el palo izquierdo. Hasta allí, el trámite fue parejo, pero Aldosivi no volvió a incomodar a Gabbarini.
A los 20 Villanueva remató apenas desviado y diez minutos más tarde llegó el tan ansiado gol. Tras una pelota dividida, Pizzini asistió a Coniglio de cabeza y éste sacó un remate fuerte contra el palo derecho de Campodónico que, pese a la estirada, no llegó. Así, Olimpo volvió a gritar de local e impuso justicia en el marcador.
En el complemento, nuevamente Aldosivi se adelantó en el terreno como en el comienzo, aunque empezó a dejar espacios. Llama, figura gravitante en la primera mitad, fue anulado por Villanueva y cada ataque golpeó contra la impasable última línea aurinegra.
Más allá de eso, el Tiburón paralizó los corazones cuando a los 26 Benedetti, que había ingresado minutos antes, estrelló el esférico contra el palo zurdo de Gabbarini.
Olimpo sintió el golpe y quiso liquidarlo. No obstante, los desbordes de Pizzini se fueron apagando y el medio tomó el mando. Recién a los 36, un centro desde la derecha que fue mal despejado le quedó a Villarruel. El ex Huracán ensayó un remate que dio en la humanidad de Caballuci. Con la audacia y la sangre fría de un goleador, dominó en una baldosa y sacó el remate a la red, ante la salida del arquero.
Con poco tiempo por delante, el equipo de Perazzo bajó los brazos. En contrapartida, la fiesta se desató en las tribunas y el banco (con un Sciacqua eufórico) y se trasladó al vestuario. Es que Olimpo todavía vive y, si los resultados acompañan, se despegará del descenso al menos por una fecha. Un golpe de suerte o la magia de un técnico que decidió sacar un Coniglio de la galera.
Foto: La Nueva