El comienzo de la Copa para San Lorenzo fue olvidable. Si bien en el primer tiempo ambos equipos optaron por la vía de la pelota parada, la creación de juego fue limitada y sólo alcanzamos a notar dos situaciones de peligro. La del Flamengo a los 13′, en un mano a mano con una mala definición y la de San Lorenzo a los 15′ con la aparición de Montoya con un cabezazo cruzado que rozó el palo izquierdo del arquero.
En el segundo tiempo llegó la tormenta. Una tormenta comandada por Diego, quien a los 48′ clavó un tiro libre, no tan esquinado, al palo izquierdo, de frente al arco. Trece minutos después, a los 61′, el que dijo “presente” fue Trauco con un bombazo de media distancia ante una defensa blaugrana estática. El tercer gol fue gracias a un cabezazo de Romulo dentro del área chica a los 70′, luego de un tiro de esquina y con una magra reacción de Torrico. Para cerrar la noche, apareció Gabriel, quien colocó una pelota al ángulo del segundo palo como si lo hubiera hecho con la mano y marcar el 4-0 final.
Lo que en la primera parte se veía como un juego desorganizado y desprolijo, en la segunda etapa se transformó en una superioridad absoluta del Mengao en habilidad, técnica y dinámica grupal.
El Ciclón debe ponerse a punto física y mentalmente en la reapertura del torneo para, así, encontrar respuestas a cómo seguir afrontando la Copa Conmebol Bridgestone Libertadores.
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