UEFA Champions League

Manchester City al fin tocó el cielo con las manos

Primera consagración en el torneo de clubes más importante de Europa frente a un Inter que jugó un gran partido. Temporada soñada para Pep Guardiola, que sumó el segundo triplete de su historia y es el primer entrenador en conseguirlo.

Hace 570 años la ciudad de Constantinopla cayó en poder de los turcos y se terminó el Imperio Romano de Oriente. Luego Bizancio y ahora Estambul, ciudad que sabe de luchas y conquistas, hoy albergó la final esperada de la UEFA Champions League y la historia se escribió en tono celeste con la idea de erigir un nuevo imperio del fútbol. En el Atatürk Olimpiyat Stadi de la capital turca, Manchester City se impuso 1-0 sobre Inter y por primera vez en su historia de hizo acreedor de la orejona.

El conjunto inglés llegó a la gran definición de manera invicta y con la chapa de candidato que relucía con firmeza. La Premier League en el bolsillo y la FA Cup ante su acérrimo rival citadino fueron motivos suficientes como para pensar que ÉSTA era la temporada ideal.

En la orilla de enfrente un elenco italiano que de a poco escaló peldaño tras peldaño y sumó 2 trofeos en sus vitrinas (Supercoppa y Coppa Italia), además de cumplir con el objetivo de meterse en la próxima UCL.

El duelo de estilos estaba arriba de la mesa y los alimentadores del morbo a la expectativa. El culto a la posesión que plantea el “manual guardioleano” frente al catenaccio que es parte del ADN italiano plantea posiciones antagónicas. Sin embargo, cuando la pelota rueda en el verde césped, la teoría pasa a segundo plano y al final la historia la escriben los que ganan. Pocos se acuerdan del merecimiento con el correr de los años y siempre el que se queda con el título es el mejor. Y a los fundamentalistas del lirismo explícito se les gana la guerra con un ventilador: se lo coloca encima de la mesa y se lo enciende para que se vuelen los papeles.

Una definición que se jugó como una verdadera final: nervios, imprecisiones y más pelea táctica que fútbol. No en vano las últimas 4 finales terminaron con triunfo por la mínima diferencia y en cada caso lo que cuentan son los detalles. Los que esperaban dominio excesivo de uno por sobre el otro se llevaron una decepción. Es más, por momentos se invirtieron los roles porque con eso de ser “más papistas que el Papa”, los ingleses fueron más italianos que los propios italianos.

Bernardo Silva sacudió la modorra en apenas 5 minutos de partido con una serie de amagues dentro del área y el zurdazo con el pie bien abierto que se fue ancho por el vertical derecho. No fue el vendaval esperado porque Inter enseguida se acomodó en el campo y no soltó en ningún momento la premisa del orden táctico.

Erling Braut Haaland tuvo su chance a los 26´ con un disparo cruzado conjurado por André Onana pero en líneas generales el aporte del noruego fue casi nulo. Y no fue casualidad porque tanto Bastoni como Darmian supieron controlarlo y la gran actuación de Federico Dimarco diluyó la tarea de Bernardo Silva con el correr de los minutos.

El infortunio llamó a la puerta de Kevin De Bruyne porque pasada la media hora de partido tuvo que abandonar el campo de juego por lesión. Phil Foden a la cancha en su lugar y los “Cityzens” sufrieron la pérdida de su mejor interlocutor a la hora del pase final.

El primer tiempo tuvo más de ajedrez que de fútbol y el tablero no se movió demasiado en el juego. Para el segundo capítulo, los italianos mantuvieron la concentración y casi quiebran el cero con un error de sus rivales en el fondo: pase de Bernardo hacia atrás y Manuel Akanji se durmió en la cobertura. Lautaro Martínez le ganó la espalda y dentro del área quiso rematar al arco cuando la jugada pedía centro atrás pero Ederson Moraes lo atoró justo y salvó con una genial tapada.

Cimbronazo en un área que terminó con un sacudón en la costa de enfrente. Es que a los 68´ llegó el gol del campeonato y tenía que ser un español, ese lugarteniente del entrenador que apareció preciso y precioso cuando más lo necesitaban. Akanji metió una bola filtrada para Bernardo Silva y éste tiró el centro que se desvió en Bastoni. Rodri pisó la tierra prometida y con el pie derecho bien abierto acarició el cuero para dejar tanto a Onana como a la defensa interista sin reacción y desatar la marea celeste en las gradas.

Pasaron 2 minutos y los italianos tuvieron una chance clarísima para emparejarlo. Centro de Denzel Dumfries que picó en el área y que Dimarco cabeceó bombeado. Balón al travesaño y le cayó nuevamente a Federico, quien se arrojó de palomita pero un inesperado salvador evitó el empate: la pelota rebotó en un Lukaku que ofició de defensor involuntario.

A Ederson lo llamaron cuando más lo necesitaban y el arquero brasileño tuvo señal perfecta con el celular de Dios. A los 88´, una bola cruzada de Brozovic fue cabeceada al medio por Robin Gosens y Lukaku tuvo la chance de redimirse al decir que sí con la testa. Pero el arquero brasileño salvó con su pierna casi en la línea en lo que fue un verdadero milagro, porque encima le rebotó a Rubén Días y el balón terminó en el tiro de esquina de casualidad.

El “bonus track” se escuchó en el sexto minuto de adición otra vez con el juego aéreo italiano. Córner de Dimarco y cabezazo de Gosens en el primer palo que otra vez tapó Ederson de manera colosal.

No quedó más tiempo y terminaron los años de sufrimiento para ese nuevo rico que siempre quiso ese juguete esquivo y nunco lo pudo tener. Manchester City se consagró campeón de Europa y Pep Guardiola repitió el triplete obtenido con Barcelona allá por 2009: UCL, Liga y Copa del Rey.

Inter estuvo más que a la altura porque jugó bien dentro de sus posibilidades y obligó al rival a buscar otra manera de vulnerarlo. El libreto pasó de un banquillo al otro en el momento que se dieron cuenta que se jugaba una final. Porque más allá de la idea de base, a veces es necesario reinventarse para conseguir el éxito, cambiar la fórmula y buscar otros caminos. Porque un título vale lo mismo si se gana por penales, por goleada o sin patear al arco. Los somelliers del “mereciómetro” seguramente cambiarían todo por ganar, como para no quedar presos de sus palabras.

Y hablando de cárcel, los “Cityizens” por fin escaparon al tormento del no ser. Justo en la tierra donde se ambientó “Expreso de Medianoche” al fin consiguieron subirse al tren ganador y disfrutar por primera vez de la “Pasión Turca”. Es que a veces se gana con fútbol y otras con cine.

Por Emiliano Schiavi / @ejschiavi

Síntesis:

Manchester City (1): Ederson; Rubén Días, Akanji y Aké; Rodri, Stones (Walker), Gündogan, Bernardo Silva, De Bruyne (Foden) y Grealish; Haaland. DT: Pep Guardiola.

Inter (0): Onana; Darmian (D´Ambrosio), Acerbi y Bastoni (Gosens); Dumfries (Bellanova), Brozovic, Barella, Calhanoglu (Mkhitaryan) y Dimarco, Lautaro Martínez y Dzeko (Lukaku). DT: Simone Inzaghi.

Gol: Rodri (68´) (MCI)

Árbitro: Szymon Marciniak (Polonia)

(Foto Principal: @ChampionsLeague)

Emiliano Schiavi

Soy Emiliano Schiavi y siempre me interese por el fútbol internacional. Sin cable ni internet me las arreglaba leyendo el "Guerin Sportivo" o cualquier revista extranjera que sólo se conseguía en pocos kioscos del Centro. También me acompañaba algún VHS sobre la historia de los mundiales y nunca me cansaba de verlos. Por eso le preste atención al fútbol de Europa, Africa, Asia y - si estaba aburrido - Oceanía. Descubrí un medio maravilloso como la radio y conocí buena gente (grandes amigos) que me acercaron al Rincón del Fútbol. La radio es una pasión, pero escribir es un deleite. Y todos los dias lo hago en este espacio, donde investigo y me gusta informar y entretener. Mi mayor expectativa para este nuevo proyecto es seguir aprendiendo. Porque a los 45 años también se aprende, créanme. Tengo total libertad para expresarme, leer y ser leído. Porque nadie desafina cuando uno escribe lo que se le canta. Digamos todo ...

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