“Me sorprendí por la noticia que mi aterrizaje triunfal en Francia tuvo sobre el mundo entero. Para mí, fue como si una cerilla encendiera una hoguera”. Fueron 33 horas y media de una travesía arriesgada, en las que un hombre desafió a la naturaleza y quiso sentirse un ave.
Charles Augustus Lindbergh era un piloto de línea comercial, que en 1927 se animó al vuelo más importante de la historia de la aeronavegación: decidió cruzar el Atlántico y unir la ciudad de Nueva York con París.
En San Diego, California, se fabricó el avión que haría posible semejante aventura. Con alas de implantación alta y estructura de madera, este modelo Ryan NYP fue financiado por hombres de St. Louis y diseñado por Donald Hall. Fue bautizado con el nombre de “Spirit of St. Louis” (“El Espíritu de St. Louis”).
El despegue no fue fácil, ya que dio varios tumbos antes de partir del aeródromo Roosevelt de la “Ciudad que nunca duerme”. Iría a más de 2000 metros de altura. Debajo solamente agua… adelante tan sólo viento. Una cabina incómoda y la lucha contra el cansancio. Lindberg debía sobreponerse a esta dura prueba. No había vuelta atrás.
En la Ligue1 el vuelo de Mónaco fue realmente admirable. Casi tan rápido como el Concorde – el avión que alcanzaba la velocidad del sonido – el equipo de Leonardo Jardim se consagró campeón una fecha antes y cortó la sequía de 17 años sin consagración local (además de terminar con la hegemonía de 4 años que impuso PSG). Se espera un “pasillo triunfal” en el Roazhon Park, donde Rennes recibirá con honores a Mónaco, en la última presentación del conjunto del Principado en esta temporada.
París Saint Germain apenas tendrá el consuelo de la Coupe de France. Humillado por Barcelona en la UCL y sin reacción para alzarse con el pentacampeonato, los de Unai Emery deberán reinventarse y pensar a futuro. En el Parque de los Príncipes, serán jueces del destino de Caen, apenas 1 punto por encima del play-off por la permanencia.
El partido más atractivo de este último episodio galo tendrá lugar en el Parc Olympique Lyonnais. Niza cumplió una gran campaña y se aseguró la participación en la ronda preliminar de la próxima UEFA Champions League. Los ¿dirigidos por Lucien Favre? (Dortmund ya lo tentó para reemplazar a Thomas Tuchel) visitarán a Lyon, el cuarto clasificado.
En el Velodrome de la ciudad donde se le pone todo el sentimiento para interpretar la canción patria de Francia, Olympique de Marsella tiene todo para clasificar a la Europa League. Enfrente estará SC Bastia, que se juega sus últimas chances de quedarse en Primer División.
Otro duelo con doble necesidad se disputará en el Stade du Moustoir. Lorient está en el play-off y puede salir. O incluso descender, si es que no obtiene un buen resultado ante Girondins de Bordeaux, quien lucha por el último cupo disponible para la ex Copa UEFA.
Muy complicada la tiene la Tía Nancy, a quien solamente le sirve ganarle a Saint-Etienne y esperar que Lorient pierda. Sólo esa combinación de resultados le daría la chance de jugar el play-off para no descender.
Dijon aún no está a salvo y no quiere ser devorado como una salchicha. Los de la región de la famosa mostaza viajarán hasta la Ciutat Mondina para medir fuerzas con Toulouse, que hace 6 juegos que no gana.
Metz tuvo una gran mejoría en el sprint final de la temporada y aseguró su permanencia. Cerrará este año de altibajos en Municipal du Roudourou, la casa de Guingamp.
Angers necesita el calor de su gente y Stade Raymond Kopa se ilusiona con la final de la Copa frente al poderoso (y herido) PSG. Los de Stephane Moulin quieren ponerse a punto y jugarán frente a Montpellier.
Bienvenida la locura y si se tiñe de lila, mejor. El futuro equipo de Marcelo Bielsa – le ha cuidado muy bien el “boliche” Franck Passi, digamos todo – Lille, se enfrentará con Nantes, mientras se espera por una nueva revolución francesa.
Luego de 26 horas a bordo del “Espíritu de St. Louis”, Lindbergh logró divisar tierra: sería Irlanda y el destino estaba cada vez más cerca.
El 21 de mayo de 1927, pasados 22 minutos de las 5 de la mañana, logró aterrizar en el aeródromo de Le Bourget, en la capital francesa. Tras 3.600 millas en el aire, Lindbergh lo había logrado y fue beneficiado con la suma de 25 mil dólares (era el valor que otorgaba el premio Orteig).
Luego sería galardonado con el Premio Pulitzer por el relato sobre su experiencia en los aires. Pero la vida lo golpeó duramente, ya que 5 años después de esa hazaña, su hijo de apenas 20 meses fue secuestrado y posteriormente asesinado por un carpintero de origen alemán llamado Bruno Hauptmann.
“En la extrema soledad siento el milagro de la vida, y detrás de ella nuestros logros científicos que se decoran hasta ser trivialidades”. Lindbergh fue un héroe solitario y fue cuestionado por su doble vida, ya que simpatizaba con el régimen nazi de la Alemania de Adolf Hitler. Intentó recomponer su imagen cuando colaboró con la Fuerza Aérea de los Estados Unidos.
Un viaje transatlántico que le valió el reconocimiento y la fama mundial. Pasaron 90 años de aquel trayecto inolvidable y Lindbergh fue esa chispa necesaria. Encendió al mundo de la aviación con su audacia. Se sintió un Dios del aire y cuando puso los pies sobre la tierra fue la persona más importante del mundo. “Si tuviera que elegir, preferiría tener pájaros que aviones”. Mi estimado Charles… usted ha sido el nexo entre ambos.
(Foto: Fuerzas Aéreas.es)
