River le ganó 3 a 0 a Lanús en La Fortaleza gracias a los dos goles de Nicolás De La Cruz y el restante de Bruno Zuculini.
Un atractivo partido se prometía en el Sur, con un Lanús que venía de ganarle con autoridad y goleada al último campeón, mientras que River buscaba afianzar un equipo titular que venía de apabullar a Unión y repetía el equipo por tercer partido consecutivo.
El encuentro comenzó con un leve dominio visitante, apostando a las subidas tanto de Gonzalo Montiel como de Fabrizio Angileri y contando con la peligrosidad que generan dos delanteros en racha como Matías Suárez y Braian Romero. Lanús no se achicaba pero le costaba llegar con mayor claridad al área de Franco Armani, basando su ofensiva en el desequilibrio que generaban Ignacio Malcorra y Angel González en busca de abastecer al eterno goleador, José Sand. Justamente la primer acción de gol de la noche fue a los dos minutos con un gol de Angel González luego de que Armani no logre contener un cabezazo de Sand, pero el árbitro sancionó falta y anuló el grito.
El Millonario se acercaba al arco de Lucas Acosta, sobre todo con remates de larga distancia en dos ocasiones de Nicolás De La Cruz y otro de Enzo Pérez pero las intenciones del Uruguayo hicieron lucir al guardameta y el del Mendocino se fue desviado. El Granate no se quedaba atrás y tuvo una ocasión inmejorable de abrir el marcador, pero el Pepe Sand falló la que nunca falla un goleador de su raza.
Llegando a los 30 minutos Armani saca rápido para Suárez, quién aguanta ante la marca de Nicolás Taller y acelera, llega al borde del área, gambetea dejando desparramado a Taller y manda el pase al corazón del área para que aparezca Bruno Zuculini y le de dirección hacia el fondo de la red para el 1 a 0.
El Granate al verse en adversidad buscó rápidamente llegar al empate, pero una tanto David Martínez como Paulo Díaz estaban muy firmes y lo mucho que otorgaban era tiros de esquina que a pesar de los cabezazos de Thaller y López, no incomodaron a Armani. En este tramo River se sentía más cómodo sin la pelota, dejando que Lanús trepe por las bandas con Malcorra y González, desactivar el ataque y hacer una rápida transición para que tanto Suárez como Romero ganen en el mano a mano.
A los 40 minutos Bruno Zuculini realizó un control bárbaro y asistió a Nicolás De La Cruz, quién la acomodo junto al palo izquierdo de Acosta para poner el 2 a 0.
No conforme con la ventaja obtenida antes de que termine el primer tiempo, el conjunto visitante buscó llegar incluso al tercero, pero Suárez estuvo impreciso en la definición.
Ya en la segunda etapa el equipo de Marcelo Gallardo siguió demostrando el mismo nivel que en los últimos quince minutos de la primer etapa, dejar que el local se haga del balón y empezar a asfixiarlo hasta hacerse nuevamente de la posesión y ahí rápidamente atacar. Al Granate no le alcanzaba con Malcorra y González, Sand estaba bien controlado por los centrales y no ejercía ningún tipo de amenaza, lo más peligroso era cuando llegaba algún córner, ya que el local cuenta con buenos jugadores para el juego aéreo, como el cabezazo de Nicolás Burdisso que se fue apenas desviado.
A los 50 nuevamente apareció Nicolás De La Cruz col un remate al medio del arco que dejó sin respuesta a Acosta y puso el 3 a 0.
Daba la sensación de que a poco de haber arrancado el segundo tiempo el encuentro ya estaba sentenciado, Lanús no exhibía una gran actuación como para imaginar una remontada y al contrario su rival no descomprimió el ritmo que le había puesto al partido, impulsado por la gran noche goleadora de De La Cruz y el excelente partido táctico y técnico que jugó Bruno Zuculini. Pero no todas fueron rosas en la noche, ya que Matías Suárez tuvo que ser reemplazado por un dolor inguinal, dejando su lugar a Julián Álvarez y preocupando de cara a lo que se viene en las distintas competencias.
Luis Zubeldía también movió el banco en busca de dejar una mejor imagen tanto futbolística como en el marcador, pero poco se notó el ingreso de Lautaro Acosta por Ángel González o el de Jorge Morel por Julián Aude, el Millonario también había metido piernas frescas en ataque y no tenía fisuras en la zona defensiva. Los últimos minutos fueron para cumplir con el tiempo reglamentario, más allá de alguna situación de gol como el remate de Agustín Palavecino o el disparo de Guillermo Burdisso, ambos faltos de puntería en la zona de definición.