No hay nada que objetar. River ayer se lució en su cancha ante su gente con un claro estilo que lleva el sello de Marcelo Gallardo. Fue una topadora que no perdonó a un rival el cual, en la ida, le había hecho un buen partido.
Cierto es que varias dudas de Germán Delfino y asistentes en las primeras acciones entorpecieron el normal desarrollo de un juego, hasta el momento, parejo. Aldosivi parecía bien plantado en cancha pero al momento del primer gol, empezó todo.
El juez principal cobró gol, el línea levantó bandera anulándolo por una presunta posición adelantada, sobre la marcha la bajó y dijo que había sido válido. Ese dudoso hecho desestabilizó a un equipo visitante que le dio a River la peor ventaja que se le puede otorgar en su propio estadio, la mental.
Claramente empezaron errores de pases, desconexiones en el Tiburón porque, como se suele decir, el árbitro “cambió el partido”. Aún así en el fútbol no podés darte el lujo de pensar en lo que pasó porque en medio hay un partido disputándose y en frente tenés, ni más ni menos, que al campeón de América.
Los de Gustavo Álvarez no lo entendieron así y lo pagaron de la peor manera, cuatro minutos más tarde, un Nicolás De La Cruz encendidísimo, marcó el segundo en el encuentro. Con el 1-0 abajo los marplatenses estaban en carrera porque marcando un gol llevaban la definición a penales, pero ya con el 2-0 tenían que convertir dos en un arco custodiado por Franco Armani que cada vez parecía más lejano.
Llegó el descanso y lo único que cambió en el complemento fue el hambre del Millonario que estaba dispuesto a no perdonar y pasar por encima a su rival. Eso hizo, antes de los diez minutos, De La Cruz volvió a vulnerar la portería de un Luciano Pocrnjic vencido; ese 3-0 parcial significaba el 4-1 global y el encuentro ya estaba liquidado.
No había forma táctica ni mental de cambiar las cosas ante un dueño de casa muy fuerte, tenía que ocurrir un verdadero milagro para que el cuadro portuense pudiese volver a ilusionarse con un pase a cuartos. En lugar de ello, lo único que llegó 15 minutos después fue el 4-0 por medio de Lucas Pratto.
A esta altura los dos goles que siguieron son anecdóticos y decoraron una noche redonda para los de Núñez. Aldosivi le dio a River la ventaja en lo mental, luego fue física, moral y terminó como todos vimos, categórica.
Foto: Club Aldosivi
