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Dublín, la capital de los clásicos

No en todo el mundo existen los mismos gustos, prácticas y creencias. Por eso, a pesar de que el fútbol es popular alrededor de todo el globo, en algunos países no es una actividad muy llamativa para sus habitantes. Por eso, si uno piensa, por ejemplo, en Irlanda, ¿qué se le viene a la mente a la hora de los deportes?

El fútbol seguramente que no, y lo más probable es que se la relacione con el rugby. Claramente el deporte de la ovalada es muy practicado y seguido por esos lares, pero tampoco es la actividad por excelencia, sino que lo es un deporte que es una especie de mezcla entre el fútbol y el rugby: el fútbol gaélico.

El Temple Bar, presente en Argentina pero oriundo de Dublín. Foto: www.dublin.es

Probablemente a muchos de los lectores no les resulte familiar el fútbol gaélico. Por eso, para poder conocer lo más sobresaliente de este poco conocido deporte, hay que decir que tiene algo en común con el fútbol y el rugby: Dublín. Esta ciudad, la capital de Irlanda, es sede de los más populares y exitosos clubes del país en las tres disciplinas.

¿Cómo se volvió Dublín tan importante a nivel deportivo para Irlanda? La respuesta a eso tiene que ver con la importancia general que tiene la capital del país, donde confluye todo lo más relevante para la sociedad irlandesa, ya que es el centro político, económico y cultural. En resumen, hablar de Dublín es prácticamente hablar de Irlanda.

La metrópoli hoy posee una parte histórica y otra moderna, producto de la inversión estatal y privada que recibió en los últimos 40 años. Pero, previo a eso, la ciudad se vio estancada durante muchas décadas producto de la separación de Irlanda del Reino Unido, hecho que ocurrió en 1922.

Trinity College, de la Universidad de Dublín, la primera de Irlanda. Foto: www.geocahing.com

Para lograr la independencia, los irlandeses debieron acudir a la guerra. La raíz de la escisión radicó en las diferencias culturales que existían entre ellos y los británicos, que comenzaron a tomar control de la isla en 1169. A partir de allí, intentaron establecer sus costumbres y creencias, algo que debía seguirse a rajatabla o, en caso contrario, las consecuencias se pagaban.

Como ejemplo más representativo, se puede hablar de la religión, pues los británicos se convirtieron al protestantismo en 1534 y quisieron forzar a los irlandeses a realizar el mismo cambio, algo que les resultó casi imposible debido a que el catolicismo formaba parte de la idiosincrasia de toda Irlanda, que fue católica desde el arribo de Patricio a la isla (a quien todos conocemos como San Patricio, cuyo fallecimiento se conmemora cada 17 de marzo). El cambio se volvía casi una obligación, debido a que sólo los protestantes tenían ciertos derechos, como por ejemplo la educación.

O’Connell Street, la principal arteria de la ciudad. Foto: City Scape Tours.

De todas formas, hubo una parte de la sociedad irlandesa que sí se adaptó a la vida británica y eso generó conflictos internos que derivaron en la creación de lo que hoy es Irlanda del Norte, que está compuesta por seis condados de la provincia de Úlster (los otros tres siguen perteneciendo a la República de Irlanda). Esta división se concretó con el Tratado anglo-irlandés de 1922, en el que luego de la guerra anglo-irlandesa los británicos decretaron la libertad de Irlanda -que pasó de llamarse Irlanda del Sur a Estado Libre Irlandés– y le brindaron la opción a Irlanda del Norte de anexarse al nuevo Estado o seguir perteneciendo al Reino Unido, algo que finalmente ocurrió.

Debido a todas las guerras de independencia que existieron en Irlanda, Dublín debió soportar varios destrozos y permaneció de esa forma por décadas, ya que luego de que terminaran las luchas con los británicos estalló la Segunda Guerra Mundial y las nuevas autoridades irlandesas decidieron decretar “La Emergencia”, un estado por el cual se entraba en una etapa de austeridad. Terminada la guerra, se adoptó el nombre oficial de República de Irlanda (1949) y recién en la década de 1970, con el ingreso del país a la Unión Europea, Dublín comenzaría su reconstrucción y modernización.

La Catedral de San Patricio, la iglesia más importante de Irlanda. Foto: www.miviaje.com

Dublín, que se encuentra atravesada por el río Liffey, es de origen celta. Ellos fueron los primero pobladores del territorio e influyeron notablemente en la cultura actual de Irlanda, como por ejemplo en el idioma oficial, que es el irlandés -junto al inglés-, conocido también como gaélico moderno, un derivado del gaélico que hablaban los celtas. El significado de Dublín por supuesto tiene su raíz gaélica, pues es una deformación que los vikingos que invadieron la zona hicieron del irlandés Duibhlinn, que quiere decir “Laguna negra”, en referencia a una laguna que existía en aquel entonces y que luego fue drenada por el avance de la ciudad.

Siguiendo con los orígenes, retomamos lo mencionado sobre el fútbol gaélico. Esta disciplina, que se cree que se juega allí desde el siglo XIV, tiene como objetivo introducir una pelota dentro de una H similar a la del rugby, pero que en la parte de abajo del caño horizontal posee una red, como si fuera un arco de fútbol -también custodiado por un arquero-. Lo juegan 15 jugadores, se pueden usar tanto los pies como las manos, y pasar la pelota por abajo del travesaño da más puntos que hacerlo por arriba.

El fútbol gaélico -al que los irlandeses denominan simplemente como fútbol- es el deporte más popular del país y, por ende, la Asociación Atlética Gaélica es la institución deportiva de mayor importancia. La GAA, por sus siglas en inglés, es la propietaria del Croke Park, que con espacio para más de 82.000 espectadores es el estadio más grande de Irlanda y el tercero de Europa. Si bien es un recinto multiusos, allí mayoritariamente se juega al fútbol gaélico y la población en general siempre se resistió a que se lo use para disputar partidos de rugby o de fútbol, ya que son deportes ingleses. De hecho, esto ocurrió entre 2007 y 2010 mientras se construía el Aviva Stadium y generó el descontento de los irlandeses, que consideraron que el lugar había sido “profanado”.

El Croke Park durante el 125° de la Asociación Atlética Gaélica. Foto: Croke Park.

De todas formas, y a pesar de que Irlanda no es un país futbolero, en Dublín están las luces del balompié nacional. Si se habla de la selección, hay que destacar que hace las veces de local en el Aviva, que se encuentra en las afueras de la ciudad y puede albergar hasta más de 51.000 espectadores. Su inauguración fue en 2010 y reemplazó al histórico Lansdowne Road, demolido en 2007.

En relación a los clubes, Dublín es una verdadera caldera. Esto se debe a que la mayoría de los clubes ganadores de los certámenes nacionales provienen de allí, al punto que, por ejemplo, conquistaron 57 de un total de 96 ligas. Estos números se reparten entre 7 equipos, aunque dos han desaparecido: Drumcondra y Dolphin. Y aunque parezca increíble para los apasionados por la redonda, el Drumcondra dejó de existir en 1972 -se funcionó con el Home Farm por problemas deportivos y económicos- cuando protagonizaba el clásico más importante del país ante el Shamrock Rovers. Esta rivalidad se debía a que el Drumcondra era del norte y el Shamrock del sur y, hasta que dejó de jugarse, el Rovers fue quien prevaleció: 47 triunfos y 21 derrotas.

Justamente el Shamrock es el equipo más popular y laureado de toda Irlanda. En total, 17 ligas y más de 70 copas nacionales integran el palmarés del verdiblanco, que ante la ausencia del Drumcondra encontró otro rival para en antagonismo sur-norte: el Bohemian. Este enfrentamiento hoy es conocido como el Derbi de Dublín y tiene como máximo ganador al Shamrock, con 101 victorias contra 67 caídas.

El Aviva Stadium en un partido de la selección irlandesa de fútbol. Foto: www.stadiumdb.com

El Bohemian tiene en su haber un total de 11 ligas y más de 30 copas nacionales, conseguidas en su mayoría en los primeros años del siglo pasado, al igual que el Shamrock. Los Gitanos, como se conoce al Bohemian, también tiene otro rival de importancia, con el cual conforma el Derbi del Norte: el Shelbourne. Los Rojos, que se encuentran abajo en el historial ante el Bohemian (74-84), no se quedan atrás en cuanto a títulos se refiere: 13 ligas y 30 copas nacionales.

En contrapartida al Derbi del Norte, se encuentra el Derbi del Sur, que enfrenta al Shamrock con el St. Patrick’s Athletic. Los Santos, que al igual que el Shelbourne visten una camiseta toda roja, son los más modestos si de títulos se habla: 8 ligas y 16 copas nacionales. Además, en lo que al clásico respecta, también está en desventaja, ya que ganó en 57 ocasiones y cayó en otras 69.

Si todavía se quieren seguir buscando derbis, aunque sean de menor importancia, se pueden encontrar: el Derbi Rojo (Shelbourne vs. St. Patrick’s Athletic), el Derbi de Ringsend (Shamrock vs. Shelbourne) y el Derbi de la Ciudad (Bohemian vs. St. Patrick’s Athletic). Aunque ninguno de ellos se compara en pasión y en ferocidad con el Derbi de Dublín, cada uno tiene sus condimentos que alimentan el fuego en cada edición.

Por supuesto que el hecho de que Dublín sea una capital europea ya tiene su atractivo per se. Pero, además, si se tiene en cuenta que es una ciudad plagada de clásicos futboleros, ¿queda alguna duda de que vale la pena visitarla?

Imagen destacada: iStock

Martín Bugliavaz

Periodista. Me gusta contar historias.
Llegué al Rincón con el objetivo de comunicar con responsabilidad y también para aportar una mirada diferente del fútbol, con la cultura como pilar fundamental.

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