El segundo episodio de la trilogía de duelos ante los de Bergamo volvió a terminar en triunfo. En la otra llave ni se abrió el marcador durante 210 minutos, pero en los penales hubo festejo sin “Gattuso” encerrado.
Juventus derrotó 1-0 a Atalanta en el Allianz Stadium de Turín y redondeó un global de 2-0, para avanzar a la final de Coppa Italia por cuarta vez consecutiva. Tras la suspensión del encuentro del fin de semana por la intensa nevada – precisamente frente a los de Gian Piero Gasperini – la “Vecchia Signora” tuvo más tiempo para preparar la revancha y creer que el sueño del triplete es posible.
Los bergamascos debían revertir el 0-1 sufrido en casa en la ida y necesitaban volver a creer en las hazañas a domicilio. Es que en los cuartos de final dieron el golpe en el mismísimo San Paolo y obligaron a Napoli a deshojar la margarita de competiciones por las que realmente debía pelear.
Con temperatura bajo cero, ambos equipos intentaron de meterle calor a una serie intensa. Atalanta mostró a un Alejandro “Papu” Gómez muy enchufado, quien se convirtió en el principal referente de ataque del visitante. Primero avisó con un disparo lejano que salió por encima del horizontal y luego metió un anticipo con ambos pies para adelante como si fuese un centrodelantero. Pero fueron más intenciones que peligro real y la “Juve” mantuvo la calma con el resultado a su favor.
Mario Mandzukic tuvo la primera chance concreta para el local. El croata se fue en carrera 1 contra 1 ante un defensa y enganchó para quedar solo ante el achique del arquero Etrit Berisha. Mario quiso picarla con categoría, pero el portero albanés adivinó la intención y mantuvo el cero en su arco.
A partir de ese momento, los de Massimiliano Allegri tomaron las riendas del partido y comenzaron a amigarse con el balón. Restringieron el circuito de juego bergamasco y apostaron a la velocidad por las bandas, con las constantes apariciones de Douglas Costa y de Alex Sandro.
Un centro envenenado desde la derecha por parte de Douglas Costa casi le complica la existencia a Berisha, quien tuvo que rechazar hacia un costado ante el pique corto que dio la redonda antes de llegar a sus dominios.
Con todo a favor, no había más que hacer circular la pelota y dejar que pasara el tiempo, que era el principal aliado de Juventus. Sin embargo, a veces se arriesga de más y una desconcentración suele tirar los planes por la borda.
De un rechazo desde el área propia, Atalanta creó la situación más propicia para ponerse en ventaja. Marten de Roon aprovechó una pifia de Mehdi Benatia y habilitó a Gómez con un hermoso pase entre líneas. Gianluigi Buffon estaba muy adelantado oficiando de libero y “Papu” decidió rematar por encima de un arquero demasiado lejos de sus dominios. La verdad que le faltó suerte al argentino, porque la pelota se dirigió mansamente hacia el palo izquierdo y el sonido metálico salvó al equipo local de una nevada en el propio corazón.
Más tarde “Papu” volvió a hacer méritos para gritar su gol, con un fuerte disparo desde afuera de la 18, pero la caprichosa de perdió por encima del travesaño.
Douglas Costa respondió con una buena jugada personal por derecha: enganche ante la marca de un rival y zurdazo al segundo palo, pero la redonda le sacó astillas al ángulo superior derecho de un Berisha que hizo de estatua.
Cuando se congelaba el resultado, una dudosa falta de Mancini sobre Gianluca Matuidi fue juzgada por la ley Michael Fabbri como pena máxima. Miralem Pjanic no falló desde los 11 metros y consiguió el único gol del partido (sexto de la temporada para el bosnio).
Lazio y Milán empataron sin goles en el Olímpico de la Ciudad Eterna y repitieron el marcador de la ida en San Siro. En la definición por penales, el “Rossonero” (hoy de blanco, ya es cábala esto) se impuso 5-4 y consiguió el pase a la final.
Una serie más parecida a un partido de ajedrez que a una batalla futbolística, donde no hubo demasiado deseo de arriesgar por parte de ambos equipos y el merecido cero durante 210 minutos reflejó la tensión acumulada.
Pese a la mezquindad general, quien arriesgó un poquito más – quizás por la obligación de ser local – fue el conjunto de Simone Inzaghi. El primer aviso vino por parte del rompe redes Ciro Immobile, quien cabeceó a quemarropa un centro de Senad Lulic y obligó a Gianluigi Donnarumma a una gran atajada.
Después se animó la sensación del “Calcio”, Sergej Milinkovic-Savic. El serbio – pretendido por varios clubes para el próximo mercado de pases – remató desde lejos y la redonda salió apenas ancha.
Lucas Leiva lo hizo correr a Immobile por derecha con un envío demasiado profundo. Donnarumma acompañó la pelota esperando a que ésta se fuera por el fondo, pero Ciro hizo honor a su apellido y no se quedó quieto. Pellizcó el balón antes que saliera y remató al arco, pero el poco ángulo hizo que la caprichosa rodase en forma paralela a centímetros de la línea, sin arquero y sin que nadie llegase para empujarla.
El único atisbo que mostró la squadra de Gennaro Gattuso para terminar con el asedio local fue un lejano tiro libre de Hakan Calhanoglu. El turco se tuvo fe desde la quinta dimensión y un desvío en la barrera obligó a Thomas Strakosha a lucirse con una buena tapada.
Y que injusto hubiese sido si Milán lo ganaba sobre el final, porque tuvo una clarísima chance para quebrar el cero. De repente, los visitantes quedaron en superioridad numérica con un bochazo largo hacia el área rival. Leonardo Bonucci se disfrazó de nueve y le bajó la pelota a Nikola Kalinic. El croata controló, pero falló en la última puntada, con un disparo demasiado alto. Lógico 0-0 y a sufrir desde los 12 pasos.
Los penales no desentonaron con lo expuesto durante ambos partidos, ya que tampoco hubo demasiada precisión en las ejecuciones. Acertó Immobile y luego fallaron Ricardo Rodríguez, Milinkovic-Savic, Montolivo y Leiva.
Luego afinaron un poco más la puntería y convirtieron Bonaventura, Parolo, Felipe Anderson, Borini, Bonucci, Lulic y Calhanoglu, para dejar las cosas 4-4.
Luiz Felipe la tiró por encima del larguero y en los pies de Alessio Romagnoli estuvo la clasificación de Milán. Al joven nacido en la provincia romana de Anzio le dolió tanto que ni festejó el gol del pase a la final: es confeso hincha de Lazio y decretó la eliminación del club de sus amores con el definitivo 5-4.
(Foto Principal: América TV)