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Cintia Flamenco: “Mis prioridades son el fútbol y mis hijos”

Enero 2020 en Buenos Aires y en una casa ubicada en el barrio de Villa de Mayo, Cintia Flamenco aprovecha el respiro que le dan el fútbol y el receso escolar para disfrutar un poco más de su familia. Durante ese descanso, hablé con ella y realizamos un interesante recorrido por su vida.

Nació en Los Polvorines un 4 de agosto del año 1989. Como buena leonina, tomó las riendas de su vida. Se hizo cargo de sus decisiones y encontró el apoyo de su familia siempre, desde que era muy pequeña y empezó a sentir el gustito por patear una pelota: “Desde muy chica me gustó el fútbol, siempre sentí interés. Tengo 9 hermanos y los varones todos juegan, también tengo dos hermanas más grandes que son futboleras y dos más chicas que actualmente están jugando en un club del barrio. El fútbol en casa es un tema súper recurrente”.

A los 12 años le pidió a su madre que la anotase en un club del barrio, como no había fútbol femenino, tenía que jugar con varones y no pudo participar de los torneos. Alrededor de los 14 comenzaron a aparecer las Ligas femeninas y allí comenzó a competir y a cumplir su primera meta.

Mamá Lucinda siempre apoyó los sueños de Cintia, un sostén fundamental para ella: “Mi mamá me ayudó siempre en ir en contra de las críticas. En el ‘no importa lo que digan’, o ‘que sos nena y no podés’ y ‘que sos machona’…

Y a partir de allí, lo que ella definía como una “distracción”, se convirtió en una pasión: “Cada vez me iba apasionando un poco más. A medida que aprendía, que me iban saliendo las cosas, era como que me volvía loca, quería aprender siempre más y tratar de jugar constantemente. En ese entonces era chica y no hacia otra cosa más que estudiar, ir al colegio y después jugar a la pelota”.

El presente de Cintia, representando a San Miguel. Foto: @SanMiguelFutFem

Un noviazgo y un primer embarazo puso freno a esa incipiente pasión y las prioridades en su vida cambiaron de rumbo. Porque con su primer niño en brazos siguió cursando la Escuela Secundaria y se recibió. Luego volvió a jugar con un grupo de chicas, ya no podía asumir el compromiso de participar en torneos de Liga, pero sí lo hacía en partidos amistosos o campeonatos relámpagos que se jugaban en una sola jornada. Sin embargo, ese cambio no se lo tomó de manera muy relajada: “Nunca dejaba de entrenar, salía a correr y trataba de cuidarme con la comida porque siempre tenía en la cabeza la idea de volver a jugar”.

Cómo es la vida de algunas personas ¿no? A Cintia le gustaba el fútbol, supo dejar de lado aquella incipiente pasión para ser mamá, pero nunca la abandonó del todo. Me cuenta que en aquellos años no existían las redes sociales y por lo tanto no sabía que desde la AFA ya se organizaban torneos de fútbol femenino, sin embargo, algunos rumores llegaban: “Conocíamos a una chica que jugaba en River pero no tomaba la dimensión de lo que era. Creía que nunca iba a llegar eso para mí, nunca me lo había propuesto”.

Este es el juego que siento y no pienso parar

La vida de Cintia transcurrió y dos hijos más empezaron a colmar los espacios de la casa. De aquellas primeras experiencias en fútbol 5 pasó a jugar en cancha de 7, pero nuestra leonina necesitaba algo más de competencia. Así llegó el año 2017 y así apareció en su vida el equipo de fútbol femenino de la Universidad de Buenos Aires: “Había visto una publicación donde se probaban chicas con o sin experiencia. Fui y no tuve la suerte de quedar en el plantel de Primera, pero me dieron la posibilidad de que vaya y siga entrenando con las chicas ya que más adelante iban a armar lo que era una Reserva”.

Su paso por la UBA fue un salto muy grande que requería otra organización para trasladarse a los entrenamientos, no obstante, le siguió dando para adelante: “Ahí aprendí mucho, el técnico, el preparador físico, el ayudante de campo y las chicas me recibieron de 10. Se formó un pequeño plantel de Reserva donde tuve la oportunidad de jugar con equipos como Huracán, Platense y San Lorenzo. En UBA me enseñaron un montón de cosas, desde el compromiso, la responsabilidad, cómo hablar y demás. Hasta el día de hoy tengo una excelente relación con Gustavo Levine que era el técnico de nosotras”.

EN UBA. El Pedro Bidegain de fondo y nuestra defensora dando sus primeros pasos en cancha de once

Un robo camino al entrenamiento y ataques de pánico como consecuencia del hecho, la obligaron a dejar de ir a entrenar. No obstante, su paso por aquel equipo le dejó, además de las enseñanzas, una gran relación con Gustavo Levine. Para que no queden dudas, lean a continuación lo que el DT tiene para decir:

“Una tarde de otoño del año 2017 se presentó a una prueba de jugadoras en la UBA, equipo donde yo estaba haciendo dupla técnica junto a Sergio Guerreiro, una jugadora que dijo jugar de 3 pero era diestra, que dijo no tener experiencia en AFA y poca experiencia en once. Cuyo tiempo para ir a entrenar oscilaba entre las dos y tres horas de viaje. Cintia no faltó nunca a un solo entrenamiento, nunca. Cintia tiene tres hijos y nunca fueron la excusa para no venir a entrenar. Finalmente, por una cuestión de cupo no pudimos ficharla ese año en UBA y, lejos de dejar de venir, continuó entrenando con nosotros porque se lo habíamos permitido. Hasta que un día, viajando al entrenamiento, le tocó toparse en la vida con un episodio que le generó mucho miedo y dejó de venir. No vino por un tiempo largo, yo me preocupé por aquello, intenté estar lo más cerca posible hasta que Cintia luego volvió. Se incorporó a la Reserva de la UBA, se dio el gusto de jugar en el predio de la ciudad deportiva de San Lorenzo, que es el club de sus amores, y de allí en más comencé una relación de amistad, y de admiración por sobre todas las cosas. Porque es una persona muy tenaz, muy valiente y eso se traduce y se traslada al campo de juego”.

Las palabras de Gustavo me hacen eco, porque cuando hablamos de personas importantes en su vida, ella no dudo en referirse al actual DT de Villas Unidas: “Fue una gran contención en ese momento, cuando me pasó el suceso del robo. Quería dejar, no quería jugar más y hasta el día de hoy tengo contacto con él. Creamos un excelente vínculo de amistad. Siempre está alentándome, aconsejándome y le debo mucho. Cada vez que tengo la oportunidad de decirlo, lo digo: es una excelente persona, un excelente técnico. Siempre trato de escucharlo y de aprender mucho de él. Tengo la intención de volver a encontrarnos en una cancha y que me vuelva a dirigir”.

Pero… ¿Gustavo estará de acuerdo con volverla a tener en uno de sus equipos?

“En algún momento me gustaría volver a ser su Técnico en una competencia oficial. Cintia es una persona para admirar, es una jugadora de un gran nivel, una defensora muy difícil de superar en su marcación y no tengo dudas que va a continuar su carrera por mucho tiempo más. Vayan mis felicitaciones, mi agradecimiento por su amistad y mi admiración constante por su forma de llevar la vida”.

AMISTAD. Cintia junto a Gustavo el día que San Miguel enfrentó a Villas Unidas

Personas que se cruzan en la vida de otras personas. Importantes, fundamentales. Sin el acercamiento de Gustavo, esta nota hoy no tendría sentido. El tiempo de maduración de esta jugadora tuvo como principal responsable al señor Levine. Alejada de UBA, Cintia emprendió un nuevo camino.

Cada jugada que sueño se hace realidad

La vida futbolística de Cintia continuó en un centro formativo de fútbol 7. El DT en aquel entonces era Néstor Daniel Gómez quien fue convocado para dirigir a Puerto Nuevo, equipo que militaba en la Primera B. Néstor se sumó al conjunto de Campana y se llevó varias jugadoras del centro formativo, entre ellas, a nuestra soñadora, quien alcanzaría una meta impensada: jugar de manera oficial en un primer equipo de fútbol femenino ¡Y en cancha de once!

“Él me convenció (Néstor) para ir a Puerto Nuevo y la verdad es que yo mucho no quería. Pero me dijo que tenía condiciones, que cualquiera de nosotras podíamos y me alentó a que lo haga. Siempre estaré muy agradecida con él porque me dio la oportunidad de debutar en AFA”.

Hay fechas importantes que no se olvidan. Cintia jamás olvidará su debut oficial, que fue frente a Defensa y Justicia. Sin embargo, un inconveniente se le presentó al momento de organizar su rutina diaria: “Por una cuestión económica y de tiempo no lo pude sostener, no pude seguir formando parte del plantel. Tenía dos horas de viaje hasta Campana, más las horas de entrenamiento y dos horas de regreso a mi casa. Se me hacía muy complicado y no pude seguir yendo más”.

En Puerto Nuevo, jugando en la segunda división de AFA, junto a compañeras y el DT: Nestor Gómez

Corría diciembre del año 2018, cuando la defensora abandonó Puerto Nuevo, no obstante, una semana después se enteró que en San Miguel estaban probando jugadoras y su Técnico era alguien a quien había conocido jugando fútbol 5: Santiago Callaud.

“El Cuerpo Técnico de San Miguel es bastante joven. Está conformado por Facundo Rio (Entrenador de arqueras), Néstor Tito Luna (Preparador físico) y Santiago Callaud. Los tres son muy respetuosos con nosotras, son muy responsables, siempre están despejándonos las dudas, dándonos conceptos nuevos. Nosotras escuchamos las enseñanzas que nos da Santiago en los entrenamientos y después tratamos de plasmarlas lo mejor posible en los partidos. Además, podemos hablar libremente con cualquiera de los tres, nos dan la libertad de que podamos decir lo que pensamos, siempre con críticas constructivas para el equipo. Tienen mucha paciencia con nosotras, así que nos complementamos bastante bien”.

Y la química entre Cuerpo Técnico y jugadoras se nota, es palpable. Y me refiero al nivel de juego alcanzado por San Miguel en esta primera ronda del torneo de Primera C. El comienzo del certamen trajo aparejadas tres victorias al hilo y de no haber perdido frente a Tigre y Vélez, estarían uno o dos escalones más arriba del cuarto puesto que ocupan actualmente. Es, sin dudas, uno de los equipos animadores de esta nueva categoría. Cuando se la consulta sobre la actualidad de las representantes del Trueno Verde, no duda: “Yo considero que los puntos altos nuestros son la tenencia de pelota, el juego colectivo, el juego grupal es muy bueno. Siempre intentamos jugar por abajo, no nos prendemos mucho en el juego aéreo. También, la actitud de guerreras de siempre ir para adelante, es destacable”.

El torneo entrega dos ascensos a la Primera B y la lucha está planteada, por el momento, entre cuatro equipos: los mencionados Tigre y Vélez, más Argentino de Merlo y San Miguel. Restan jugarse 17 partidos y nada está dicho. Puede ascender cualquiera de ellos e incluso hay otros buenos equipos que podrían prenderse en la contienda. Cintia lo sabe y es optimista: “Nosotras venimos entrenando mucho para esto. Antes de que comience el torneo disputamos muchos partidos amistosos, en la mayoría nos fue muy bien y eso nos ayudó mucho para poder competir a nivel AFA. Hacemos un gran esfuerzo todos, tanto el Cuerpo Técnico como el plantel, y entrenamos con lluvia, con calor, con frío. Siempre tiramos para el mismo lado y eso hace que hoy estemos en donde estamos. Las expectativas, por suerte, se están cumpliendo, nos falta mejorar algunas cosas pero la verdad es que estamos conformes con el papel que venimos haciendo”.

TRUENO VERDE. Posando antes de jugar frente a Nueva Chicago. Foto: @SanMiguelFutFem

Aunque pongas la barrera, yo te la mando a guardar

Los torneos de ascenso no han sido alcanzados por la “semi profesionalización” que llegó a la Primera División. El esfuerzo que hace cada jugadora para poder cumplir su sueño de jugar al fútbol es enorme y admirable. Piensen que si ocurre en la máxima categoría, donde algunas jugadoras reciben un sueldo mínimo, cómo impactará en Primera C donde las futbolistas no cobran ni siquiera un viático: “Es un trabajo súper sacrificado y no es remunerado, nosotras lo hacemos a pulmón, lo hacemos por amor. Tenés que cargar la Sube, comprar algo para comer en el camino, pagar la ropa de entrenamiento, comprarte unas medias, canilleras…”.

Cintia Flamenco es mamá de tres hijxs, trabaja, entrena y juega al fútbol ¿cómo lo logra? Así lo explica ella: “Me levanto a las 6 de la mañana, llevo a mi nene más grande a la parada del colectivo porque va a una escuela técnica muy temprano. Vuelvo, preparo a mi otro nene para llevarlo al jardín (entra a las 8) y de ahí me voy a trabajar. Trabajo cuidando dos personas mayores,  las asisto, las ayudo, de ahí salgo a las 14. Al mediodía, mi pareja lo va a retirar al nene al jardín y la lleva a la nena al colegio porque va a la tarde. Del trabajo voy a buscar a mi nene que sale a las 14:30 y me queda a 10 cuadras. Venimos juntos para casa y lo ayudo si tiene que hacer alguna tarea que no entiende”.

¿La siguen? Cuando regresa con su hijo mayor y tiene que ir a entrenar, aprovecha para dejar lista la cena. Luego, a las 17 va a buscar a la nena a la Escuela Primaria y cuando regresa a su casa, agarra el bolso y se va para el club: “Salgo del entrenamiento a las 20:30 más o menos, llego a casa, comemos y dejamos a los chicos bañados, con las cosas listas para el colegio del día siguiente”.

Y la cosa no termina ahí: “Si me toca jugar un sábado tengo que organizarme, porque mis nenes van a catecismo por la mañana. Veo si me da el horario para llegar justo a la hora que me citan para jugar o si no llego, dos días antes tengo que ver quien me puede ayudar con los chicos. Si es domingo, lo mismo, porque los nenes van a misa”.

La varita mágica de la fortuna ha tocado la humanidad de nuestra defensora. Porque su familia la ayuda un montonazo. Recalca todo el tiempo lo importantes que son para ella y como apoyan su sueño de jugar al fútbol. A la sangre Flamenco se suma el rol de su pareja, a quien conoció en el ámbito futbolero, ya que fue su entrenador en uno de los tantos equipos de fútbol 5 en los que participó. Ellos y ellas, madre, hermanos, hermanas, hijxs y pareja son su apoyo, son quienes siempre están disponibles para darle una mano, “los que me salvan las papas del fuego” dirá Cintia.

Son quienes se alegran al verla jugar e inflan el pecho de orgullo cuando tienen que hablar de ella. Como luego de aquel debut en la Primera C, cuando saltó al campo de juego con la cinta de capitana (porque quien debía llevarla se encontraba lesionada) o como el día en que la vieron jugar durante la transmisión de un partido vía internet.

DESDE EL FONDO. Intentando despejar el peligro frente a Tigre. Foto: @SanMiguelFutFem

Cintia es “Messista” y muy admiradora de Oscar Ruggeri. Del Cabezón aprende los “secretos” de los defensores que llevan la 6 en la espalda. Pero también es, como ella se define: “una mina humilde, orgullosa, frontal y de carácter fuerte, que le gusta pasar mucho tiempo con su familia”.

También dirá que intenta superarse día a día y luego de conocerla, me consta que es así. Cierro esta entrevista con unas palabras de nuestra luchadora, simples y humildes, como ella misma: “Es como que siempre tenía en la cabeza la idea de intentar llegar lo más lejos posible, pero nunca me habría imaginado que iba a llegar hasta donde llegué y haber pasado tantas cosas lindas. Lo veía imposible y ahora que estoy acá me encanta y quiero seguir”.

Mujer de sueños, de siempre ir en busca de algo más. Ella es Cintia Flamenco.

Fotos: Personales de la jugadora y www.sanmiguelfutfem.com

Diego González

Diego Gonzalez nació un 11 de agosto del año 1975 en el Hospital Evita de Lanús, exactamente el mismo lugar donde también nació un cara sucia de Fiorito que años más tarde regaría de alegría el suelo argento. Estudió historia, de ahí su pasión por esa rama de las Ciencias Sociales, además de trabajar en una escuela pasa varias horas de la semana metido en el Archivo Histórico de Barracas donde aprendió a desempolvar documentos, libros y fotos. Hace un tiempo estuvo recluido en un retiro espiritual rogándole (quien sabe a quién) que sus neuronas no lo abandonen y se alineen correctamente para poder hacer uso de su pluma en pos de informar y entretener, siempre desde sus tres pasiones: la historia, el fútbol de ascenso y, desde hace algunos años, el fútbol femenino.

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