A-League

A-League: Newcastle Jets y Melbourne Victory jugarán la gran final

No habrá chance de bicampeonato para los “Sky Blues”, por que el Victory se llevó una ídem inolvidable en una tremenda definición. Con un gol de antología, los “Jets” volaron hacia el partido decisivo por segunda vez en su historia.

Melbourne Victory superó 3-2 a Sydney FC en tiempo suplementario y se tomó revancha de la final pasada, para acceder a la gran definición por sexta vez. Infartante duelo en el Allianz Stadium de la ciudad olímpica del año 2000, que brindó 120 minutos de emociones.

Los de Graham Arnold tenían la ventaja de definir en casa por haberse quedado con el primer puesto en la fase regular. El Victory superó sobre la hora a Adelaide United en cuartos de final y viajó a Sydney con ansias de revertir la historia de lo que fue el pasado enfrentamiento por la definición de la temporada anterior.

Los locales inauguraron el score en el minuto 24, por obra y gracia de la fortuna. Tiro libre en forma de centro por parte de Alex Brosque y cabezazo involuntario de Stefan Nigro en contra de su valla.

La igualdad llegó a la media hora de partido, cortesía del ligerito de Kosta Barbarouses. Veloz subida por izquierda del delantero neozelandés y enganche hacia el medio en busca de tiempo y espacio para el remate. No fue del todo potente su derechazo y ayudó bastante la mala ubicación del arquero Andrew Redmayne, para el 1-1 parcial.

A los “Sky Blues” se les nubló el clima al inicio del complemento, ya que una pésima salida desde el fondo posibilitó que el Victory diese vuelta el marcador. De Leroy George para Besart Berisha y el kosovar tuvo un generoso gesto para habilitar a James Troisi, quien solamente tuvo que acertarle al arco, en 2 minutos de la etapa final.

Los de Big Arnie fueron a por la heroica y encontraron el empate en el quinto minuto adicional. Bochazo a la olla por parte del arquero Redmayne en dirección a una cabeza salvadora. Rebotes y despejes fallidos terminaron con la redonda en la izquierda, justita para el remate de Bobo. Salvada providencial del portero Lawrence Thomas y rebote hacia el otro costado. El polaco Adrian Mierzejewski la metió al medio otra vez y la calamidad volvió a golpear la puerta de Melbourne: flojísimo intento de cierre de Terry Antonis y ridículo gol en contra para la postrera igualdad en 2. Al tiempo extra y lo anímico comenzaba a jugar un rol fundamental.

Sin embargo, la triste historia de Antonis tuvo un final feliz y los fantasmas del error fueron sepultados definitivamente. A 3 minutos de una eventual definición por penales, el volante nacido en Sydney (hermoso guiño del destino) recuperó una pelota en campo propio, casi en la línea lateral. Dos rivales en la marca y Terry no la soltó. Hasta se animó a disfrazarse de puntero derecho para llevarse la redonda atada. Nadie le salía y el camino hacia el arquero se hizo cada vez más corto. Disparo certero que se desvió en un defensor que cerraba en forma desesperada y descolocado el arquero local. Carrera de Antonis para celebrar con los hinchas y ganarse la redención con el pase a la final.

Newcastle Jets derrotó 2-1 al otro equipo de la ciudad de Melbourne, el City, y sacó pasaje al partido decisivo. Los “Jets” se sacaron de encima a un duro escollo y regresan a una final luego de 10 años.

En el Mc Donald Jones Stadium, en Nueva Gales del Sur, los “Jets” encaraban el encuentro de semifinales como mejores segundos de la temporada regular. Por su parte, los de la ciudad olímpica de 1956 dejaron en el camino a Brisbane Roar, al imponerse 2-0 en casa.

El uruguayo Bruno Fornaroli estuvo donde tiene que estar un goleador de raza y quebró el cero en favor del visitante, al minuto 14. Desborde de Dario Vidosic por izquierda y centro al medio para la entrada del oriental, quien se llevó puesta la pelota pero alcanzó para mandarla al fondo del arco rival.

Pero los locales no se amedrentaron y establecieron la paridad con un golazo digno del premio Puskas. A los 57´, combinación entre el venezolano Ronald Vargas y Riley McGree, con una pelota que le quedó un poco atrás al joven australiano de 19 años. Fantástica resolución de taco, digna de Zlatan, para un extraordinario gol.

La fiesta se completó con el segundo gol de los “Jets”, obra de Jason Hoffman a 15 minutos del final. Joseph Champness tiró un buscapié desde la izquierda y encontró el del defensor Osama Malik. El zaguero la paró como un principiante y no hizo más que dejársela servida a Hoffmann, quien no perdonó y estableció el 2-1 definitivo.

La gran final se jugará el 5 de mayo, en Newcastle. El historial entre los “Jets” y el Victory no podría estar más igualado: 17 éxitos por bando y 10 igualdades.

El duelo de la fase regular en el Mc Donald Jones Stadium quedó para el local, con un triunfo 2-0 con anotaciones de Nigel Boogaard y de Riley McGree. El último halago de Melbourne Victory en casa ajena data de enero de 2016, cuando se impuso por la mínima, cortesía de Fahid Ben Khalfallah.

Australia tendrá nuevo campeón y al fin se vivirá “una nueva sensación”. Por supuesto que será al ritmo de INXS, donde un par de interesados miran de cerca la consagración, casi “acechando como ladrones”. Un fútbol que busca su crecimiento y su lugar en el mundo. “Live, baby, live”.

(Foto: Newcastle Jets Twitter)

 

 

 

Emiliano Schiavi

Soy Emiliano Schiavi y siempre me interese por el fútbol internacional. Sin cable ni internet me las arreglaba leyendo el "Guerin Sportivo" o cualquier revista extranjera que sólo se conseguía en pocos kioscos del Centro. También me acompañaba algún VHS sobre la historia de los mundiales y nunca me cansaba de verlos. Por eso le preste atención al fútbol de Europa, Africa, Asia y - si estaba aburrido - Oceanía. Descubrí un medio maravilloso como la radio y conocí buena gente (grandes amigos) que me acercaron al Rincón del Fútbol. La radio es una pasión, pero escribir es un deleite. Y todos los dias lo hago en este espacio, donde investigo y me gusta informar y entretener. Mi mayor expectativa para este nuevo proyecto es seguir aprendiendo. Porque a los 45 años también se aprende, créanme. Tengo total libertad para expresarme, leer y ser leído. Porque nadie desafina cuando uno escribe lo que se le canta. Digamos todo ...

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