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El fantasma de la B viaja al puerto de San Pablo

Santos perdió 2-0 frente a Atlético Paranaense en Curitiba y está en zona de descenso. Recién comienza el Brasileirao y falta mucho camino por recorrer, pero los hinchas están nerviosos y crece el malestar contra jugadores, cuerpo técnico y dirigentes. 

La ciudad de Santos en Brasil tiene el puerto más grande de América Latina. Estratégica vía de salida para la portentosa producción industrial de área metropolitana de San Pablo y pujante fuente de riqueza para la nación más grande de Sudamérica. Pero Santos, además, es la cuna que alberga al legendario club de fútbol que hizo famoso mundialmente al rey Pelé y de cuyas entrañas salió también un fabuloso crack contemporáneo como Neymar.

Equipo grande de Brasil con múltiples títulos nacionales e internacionales. Mucha historia, mucha gloria y un orgullo que pocos equipos brasileños pueden exhibir: no haber sufrido nunca un descenso a lo largo de sus 116 años de historia.

Sin embargo, por estas horas el tenebroso fantasma de la B ha decidido sacar unos boletos para darse una vuelta por el viejo y pintoresco estadio de Villa Belmiro. Anoche el Peixe, como se conoce popularmente a este equipo en Brasil, cayó derrotado 2-0 en su visita al Atlético Paranaense y ha quedado hundido en zona de descenso luego de jugada la octava fecha del torneo. En Brasil pierden la categoría los últimos cuatro equipos postrados en la tabla de posiciones.

Sí, claro, falta una enormidad, porque el Brasileirao es un certamen de 38 fechas, pero los hinchas del conjunto que en 2011 fue campeón de América de la mano de Neymar ya empiezan a sentir la inquietante incomodidad de verse enredados en una situación comprometida, como les sucedió hace dos años a los del Internacional de Porto Alegre, otro grande de Brasil que nunca había descendido y que luego de subestimar y relativizar el riesgo de derrumbe terminó sufriendo la deshonra y se fue a la Serie B.

Hay sensaciones contradictorias, ya que Santos acaba de lograr hace muy pocas semanas con cierta comodidad la clasificación para octavos de final de la Copa Libertadores en un grupo nada sencillo, donde tuvo que lidiar con difíciles rivales como Estudiantes de La Plata y Nacional de Montevideo.

Se supone que un equipo que alcanza esa meta es porque tiene fundamentos bastante sólidos y méritos de más peso que sus eventuales zonas vulnerables, pero esa certeza no alcanza para tranquilizar a su torcida, notoriamente fastidiada por el bajo rendimiento que Santos ha mostrado en el arranque del torneo local con cinco derrotas sobre siete partidos jugados, entre ellas una humillante caída 5-1 ante Gremio, el campeón de América.

El técnico Jair Ventura quedó en la cuerda floja luego de este nuevo traspié ante Paranaense en la ciudad de Curitiba, pero al término del partido trató de mantener la calma en medio de la tormenta, afirmó que nadie le pidió la renuncia y aseguró que confía en poder revertir el mal momento.

El malestar existente entre los hinchas le hizo pasar también un muy mal momento al presidente del club, José Carlos Peres, quien disfrutaba de un viaje a Europa acompañando a la Selección de Brasil en la última etapa de su preparación para el Mundial de Rusia y tuvo que retornar de urgencia al país enterado de que en el club había gente que estaba pidiendo su cabeza.

Ocurre que la dirigencia del Santos no  satisfizó las expectativas que tenían los hinchas respecto de los refuerzos que esperaban para esta temporada. La conducción del club tanteó, entre otros jugadores, al argentino Facundo Ferreyra, goleador y campeón con Vélez en el Apertura 2012 y actualmente en el Shakhtar Donets de Ucrania, pero Chucky declinó el ofrecimiento y contestó que su prioridad es seguir jugando en Europa.

En los últimos días trascendió también que la dirigencia del Peixe estaba decidida a hacer una oferta de hasta 1.500.000 dólares a Atlético Tucumán para llevarse al mediocampista cordobés Favio Álvarez, una de las figuras del equipo albiceleste.

Gerardo Sobrado

Foto: Globoesporte

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