Banfield Copa Sudamericana

Un taladro desenchufado

La segunda presentación del equipo  comandado por Diego Dabove mostró más dudas que certezas.

Por el nuevo formato que presenta la competencia, es necesario jugar cada encuentro como si fuese una final, cómo está de gramado actualmente la Sudamericana, clasifica el primero de cada grupo, trae a la memoria aquel viejo dicho: “Del segundo nadie se acuerda…”

Contrario a lo que muchos pensaban, sobre el planteo qué llevaría adelante el conjunto del Sur del Gran Buenos Aires, fue quien tuvo la primera jugada de peligro, llegó producto en tiro de esquina, pero el cabezazo no fue preciso, de esa manera la visita desperdició una chance increíble.

Luego de la chance desperdiciada, la figura del Taladro se fue de dibujando, lo que coincidió con la levantada del conjunto dirigido por Martín Anselmi.

El encuentro estaba planteado de una manera en la cual el la visita tenía una mayor posesión de balón, pero dicha supremacía no la podía reflejar en situaciones que inquieten al guardameta local.

En el minuto 10 se produce algo que rompe con los planes del elenco argentino: Sebastián Sáez, luego de una excelente pared con Lucas Passerini, tras recibir el balón, con un remate de larga distancia sorprende al guardavalla Enrique Bologna y desata la algarabía en Viña del Mar.

El hecho de ser el conjunto visitante quien señal durante mayor cantidad de tiempo la posesión del balón, no era demasiado significativo ya que aquellos jugadores capaces de generar juego tenían una tarde muy deslucida.

La sociedad que tanto rédito le dio al conjunto argentino: Giuliano Galoppo-Agustín Urzi postraban una persona mans demasiado deslucida, Ya que ni uno se podía hacer este del juego de su equipo, ni el otro podría generar espacio mediante sus clásicas diagonales.

Por su parte La Máquina Cementera, le sacaba rédito a la distribución táctica elegida por su entrenador: un 5-3-2 elástico y dinámico tanto como para atacar como para defender.

Banfield resultó realmente inofensivo en cuestiones de ataque, yo aquí tenía un déficit entre la elaboración y la distribución del balón.

Para la etapa complementaria, el entrenador Diego Omar Dabove decidió mandar a la cancha a jugadores de experiencia como lo son Darío Cvitanich y Jesús Dátolo con la función de tratar de revertir el resultado adverso.

Las variantes realizadas no tuvieron el efecto deseado, los jugadores qué a priori son capaces de aportar algo distinto no pudieron marcar la diferencia.

El Taladro desenchufado, no pudo rescatar nada positivo en su viaje a tierras chilenas, en un certamen que no permite margen de error, el elenco Banfileño deberá restaurarse, sí pretende mantener las aspiraciones de pasar de fase.

Autor Joan Gonzalo De Luca Ruiz

Te puede interesar

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *