Los helvéticos se llevaron el premio consuelo al quitarle a los “Cityzens” un invicto europeo de 13 partidos y se dieron el gusto de cantar victoria en suelo inglés por segunda vez en su historia.
Basilea doblegó 2-1 a Manchester City en el Etihad Stadium pero el marcador agregado favoreció a los británicos, tras el contundente 4-0 logrado en territorio suizo. Un entrenamiento de lujo para los dirigidos por Pep Guardiola, que aprovechó para rotar jugadores y darle descanso a sus principales figuras.
El campeón de las últimas 8 ediciones de la Superliga Suiza tenía una misión casi imposible para seguir con vida en la máxima competición europea de clubes. Al menos estaba en juego el honor y tras la debacle producida en la tierra de Guillermo Tell, Basilea no tenía mucho que perder si intentaba acertarle a una manzana puesta en la cabeza de un niño. Por suerte fueron 2 flechazos certeros y los helvéticos celebraron un triunfo que los deja con la frente en alto.
Claro que no fue sencillo porque los “Cityzens” por más suplente que pongan en cancha, siempre serán un equipo de temer. Y en apenas 8 minutos de partido ya se puso en ventaja en el marcador. Leroy Sané condujo por el medio y ubicó la subida de Bernardo Silva. El portugués mandó un quirúrgico envío rasante hacia el medio y Gabriel Jesús solamente tuvo que empujarla. Fin de la sequía de 15 partidos sin marcar para el brasileño y más ventaja en el global para los ingleses.
Ilkay Gündogan estuvo a punto de estirar la diferencia cuando recibió un centro de Bernardo Silva. Pero el arquero Tomas Vaclik achicó muy rápido y evitó una nueva caída de su valla.
Fue entonces como los suizos rompieron con la neutralidad y le declararon la guerra al resultado, al nivelar las acciones en el minuto 17. Se animó por izquierda el paraguayo Blas Riveros y sacó un remate pese a tener encima la marca de un adversario. La pelota rebotó y le cayó justa a Mohamed Elyounoussi. El noruego no dudó y tras un prolijo control ajustició a Claudio Bravo, para el 1-1 parcial.
Y el visitante casi arma un descalabro con una situación 1 contra 1 que tuvo Elyounoussi. El nórdico se filtró por el medio y se aguantó el intento de cierre de Danilo, pero perdió la vertical al momento de definir frente a Claudio Bravo y pareció pisar una cáscara de banana.
El “City” eligió correr riesgos al achicar la última línea defensiva. Se pregonó el menottismo a ultranza y los defensores oficiaron de mediocampistas, para dejar un largo trecho entre el círculo central y un Claudio Bravo que hizo de líbero. Por supuesto que la ventaja del 4-0 de la ida ayudó a poner en práctica la lírica (a veces sin sentido), pero en condiciones normales esta clase de suicidio en masa no suele terminar de la mejor manera.
Paradójicamente, los locales se quedaron sin ideas el momento de la puntada final. Demasiado tiki tiki pero sin resolución concreta: un centro a la olla y nada más. Faltaba que los suizos acertasen una contra para tirar el manual guardioleano por la borda.
La recompensa llegó en el minuto 71´, con un gol fuera de contexto. Elyounoussi entretuvo la pelota por la derecha y presionó el triángulo de la play para el pase entre líneas en dirección a Michael Lang. El defensor no estaba en su hábitat pero resolvió con simpleza: puntazo al primer palo antes del cierre de Aymeric Laporte y a cobrar. El fastidio de Guardiola era evidente pese a que la derrota solamente engrosaba el buen historial para los suizos.
Basilea accionó a tiempo la ballesta y tuvo mejor puntería. Los “Cityzens” cumplieron con el calendario en una llave que estaba sentenciada. Todos contentos… salvo Pep que todavía mastica bronca porque no le gusta perder a nada. Es que venía de 3 halagos en fila y sin recibir goles, hasta que le cortaron la tranquilidad … con una Victorinox.
(Foto: The Telegraph)