En un partido muy parejo los conjuntos cordobeses finalizaron 0 – 0 y dejaron un reparto de unidades que poco les sirve en la carrera por sus aspiraciones. La T perdió pasar la posibilidad de quedar como líder la zona A y la gloria de seguir escalando posiciones en la lucha por mantener la categoría.
Fue un clásico hecho y derecho. Tuvo de todo. Hasta público de ambos equipos para darle todavía más calor a la noche de Córdoba. El duelo entre Talleres e Instituto terminó en un 0-0 que escondió todas las aristas que tuvo el desarrollo. La jugada que pudo cambiar el curso del clásico sucedió a los 21 minutos del primer tiempo. Gastón Benavídez se metió al área a pura velocidad y Alarcón, ya casi sobre la línea de fondo, fue al piso. El lateral de Talleres se tiró pidiendo penal y Yael Falcón Pérez había comprado. Sin embargo, el VAR llamó al árbitro para que mirara el monitor y así terminó anulando el penal porque no existió infracción.
La visita tuvo la capacidad de neutralizar a uno de los equipos más peligrosos que tiene el fútbol argentino. Entre Romero, Linares y Lodico, especialmente este último, crearon un dique que fue capaz de contener el juego de la T. Ortegoza y Garro no pudieron agarrar la manija de su equipo y por eso el equipo de Gandolfi no estuvo tan fluido. Si bien tuvo más del 60% de la posesión de pelota, no la tuvo en los lugares de la cancha donde se hace fuerte.
El equipo de Alta Córdoba fue de menos a más, ayudado también con los cambios de Dabove. El DT arrancó jugando con tres centrales y en la etapa final pasó a una línea de cuatro que acomodó todavía mejor a su equipo. Sobre el final, y producto de la diferencia de jerarquía de jugadores, Talleres lo pudo haber ganado: Molina lo tuvo de cabeza entrando por el segundo palo, pero su cabezazo picó antes de llegar al arco y se fue por arriba del travesaño. Terminó siendo un empate que generó sensaciones diferentes entre los equipos.
Foto: Diario Olé
