Los andaluces acertaron en los penales y volvieron a alzarse con el trofeo que mejor les queda. Primera derrota de Mourinho en una final y clasificación para Sevilla hacia la próxima UEFA Champions League.
Tradición, presente y temple de acero. Todos los caminos conducen a la mística, esa que hace sacar el plus necesario para imponerse a todo. Los andaluces lo saben y definitivamente los dueños de la Europa League. En el Puskas Arena de Budapest, Sevilla y Roma igualaron 1-1 durante 120 minutos pero en la definición por penales los españoles ganaron 4-1 y se consagraron campeones por séptima vez en su historia.
Un equipo andaluz que vivió 2 realidades diferentes a lo largo de la temporada. Una liga que los tuvo coqueteando con el descenso y la eliminación temprana de la Champions que los depositó en el torneo que pareciera estar hecho a su medida. Jorge Sampaoli dejó el cargo y asumió José Luis Mendilibar con la esperanza de sacar el equipo a flote en el certamen doméstico y reencontrarse con la gloria pasada a nivel continental. Y vaya si navegó a buen puerto.
Enfrente un elenco romano que cumplió un aceptable campeonato en la Serie A (quedó a un paso del top 4 pero se aseguró regresar a la Europa League) y que en el transcurrir de la competición continental fue de a poco escalando peldaño a peldaño. Si llegó más lejos de lo que se esperaba es pura y exculsivamente por el empeño de José Mourinho, un zorro de mil batallas volvió a bebr un sorbo de la copa cuando se quedó con la Conference y que ahora iba por el golpe máximo: destronar al rey que nunca quiere dejar su corona.
El plan pareció funcionar porque la “Loba” aulló primero en el marcador, cortesía de Paulo Dybala. Minuto 34 y Bryam Cristante recuperó una pelota en la mitad de la cancha. Rápida cesión de Gianluca Mancini, que metió un quirúrgico pase para la escapada del cordobés. Lo de Paulo fue una verdadera “joya” porque acomodó la pelota apenas pisó la tierra prometida y le cruzó el derechazo a un Bono que todavía no encontró lo que estaba buscando.
Se iban al descanso y Sevilla casi lo empata con un zurdazo de Iván Rakitic que fue devuelto por el poste. Sin dudas fue el preludio de lo que iba a suceder, que esta historia no se terminaba temprano.
A los 55´ llegó la paridad de los andaluces. Desborde del interminable Jesús Navas por la derecha y centro envenenado que buscó a En-Nesyri. Llegaba Lucas Ocampos pero quien impulsó la pelota al fondo de las mallas fue Mancinio, víctima del infortunio.
Los italianos – fiel a su estilo + el plus de Mourinho – estaban bien parados en defensa. Chrios Smalling y Roger Ibañez sacaban todo lo que le tiraban por arriba y Nemanja Matic era de lo mejor en la mitad de la cancha. Sevilla depositó sus esperanzas en alguna genialidad de Suso o que se conectase mejor el tándem made in River Plate Ocampos-Lamela. Pero el partido entró en zona de empate inamovible y se encaminaba a la prórroga.
Antes hubo un guiño de campeón para los andaluces porque Smalling casi se viste de Walter Samuel en México y metió un cabezazo bombeado que dio en el travesaño. Se terminó empatado a 1 y fueron al suplementario. Allí no cambió demasiado la ecuación porque el cansancio hacía mella y los penales estaban al caer. Y entonces los corazones palitaron cada vez más fuerte porque una nueva definición desde el manchón de cal decidiría al campeón, tal como ocurrió en las últimas 2 finales.
Ocampos, Cristante y Lamela perfectos. Mancini completó su noche fatídica con la gran atajada de Bono. Rakitic puso el 3-1 e Ibañez hizo sonar el metal. Gonzalo Montiel tuvo en sus pies la misa chance que en Qatar pero Rui Patricio lo contuvo. Había esperanza romana hasta que avisaron desde el VAR que el portero luso se había adelantado. Segunda oportunidad para Montiel y esta vez eligió cruzarla para sacudir la red y desatar la alegría sevillana.
Todas las finales de Europa League que jugó Sevilla, LAS GANÓ. Séptimo título para un equipo al que no le importa quiénes son sus intérpretes porque la música suena igual. La canción es la misma para los andaluces, que nuevamente se subieron a una escalera al cielo. El séptimo cielo, ese de los espíritus contemplativos, el que está por encima de los justos. Y por supuesto, nada más justo que ver a Sevilla nuevamente campeón.
Por Emiliano Schiavi / @ejschiavi
Síntesis:
Sevilla (1) (4): Bono; Navas (Montiel, min.95), Badé, Gudelj (Marcao, min.120+8), Telles (Rekik, min.95); Fernando (Jordán, min.120+9), Rakitic, Óliver Torres (Suso, min.46), Ocampos, Bryan Gil (Lamela, min.46); En-Nesyri. DT: José Luis Mendilibar.
Roma (1) (1): Rui Patrício; Mancini, Smalling, Ibañez; Çelik (Zalewski, min.91), Cristante, Matic (Bove, min.120), Pellegrini (El Shaarawy, min.106), Spinazzola (Llorente, min.106); Dybala (Wijnaldum, min.68) y Abraham (Belotti, min.75).
Goles: Paulo Dybala (35´) (ROM) y Gianluca Mancini en contra (55´) (SEV)
Árbitro: Anthony Taylor (Inglaterra)
(Foto Principal: @EuropaLeague)
