El conjunto de Klopp borró de la cancha al Tottenham de Pochettino en el primer tiempo y terminó venciéndolo 2-0, con doblete de un muy inspirado Mané. Los Reds se pusieron a diez de Chelsea y esperarán un tropiezo de los Blues para renovar la ilusión de pelear la Premier.
En un cruce interesante para las aspiraciones de luchar la liga de ambos, Liverpool y Tottenham se enfrentaron en un repleto Anfield. Los de Jürgen Klopp necesitaban imperiosamente una victoria, algo que no habían conseguido en liga durante este 2017, mientras que los de Mauricio Pochettino buscaban seguir siendo los únicos escoltas, esperando un resbalón de Chelsea mañana. Fue un duelo que comenzó entretenido, mostrando a ambos intercambiarse ataques, empezó lentamente a ser favorable al dueño de casa. Los Reds empezaron a ahogar a la visita en todos los sectores del campo, lo que les permitió tomarlos mal parados y generarles peligro a partir de sus recuperaciones de balón. A los quince, Adam Lallana, más despierto, le robó la pelota a Víctor Wanyama y comenzó una acción que prosiguió en Firmino y luego en Wijnaldum, cuyo pase para la corrida de Sadio Mané fue espectacular. El senegalés recibió e hizo estéril cualquier esfuerzo de Hugo Lloris al definir con temple. Tan sólo 138 segundos después, los de Merseyside dieron el segundo golpe: robo de Mané a Eric Dier, corrida y cesión para Lallana, cuyo remate fue tapado por Lloris, pero el africano no iba a perdonar luego de que a Philippe Coutinho le bloquearan un segundo disparo. Un partido entre aspirantes que parecía parejo se había vuelto un monólogo de Liverpool.
Las oportunidades para el local se sucedieron hasta cerca del final de la primera etapa. Un muy mal pase atrás de Dier fue a parar directo a Mané, que durmió a Ben Davies y se fue directo al gol, pero éste le fue denegado por Lloris. El ex Southampton, sin dudas el jugador más determinante de la cancha, tuvo también su hattrick cuando, en una segunda acción de un córner, recibió una apertura de Joël Matip y sacó un derechazo furioso que obligó al golero visitante a estirarse para despejarlo al tiro de esquina. La respuesta del cuadro visitante llegó con dos oportunidades en un minuto. Davies trasladó por izquierda y encontró con un pase filtrado a Son-Heung Min, mas el coreano no pudo descontar debido a que una buena tapada de Simon Mignolet se lo impidió. Tras esa acción, Lucas Leiva apareció sobre la línea para despejar un cabezazo de Dele Alli, que vencía al arquero belga cambiándole el palo. La última de riesgo fue para un local que continuó encontrando grietas en la defensa londinense. Roberto Firmino recibió pasando mitad de cancha y puso a correr a Coutinho, quien tras recortar hacia dentro sacó un derechazo bien contenido por Lloris.
La segunda mitad tuvo menos ritmo, por una lógica merma en la presión de Liverpool y a causa de una actuación descolorida de los Spurs, incapaces de provocar demasiado riesgo a la defensa local. Lo más peligroso de la visita fue un disparo en el palo de Harry Kane al contactar un tiro libre de Christian Eriksen, jugada que fue anulada por offside. Nada pudo hacer Pochettino desde el banco para torcer la historia y los Reds se sintieron cada vez más cómodos a medida que los minutos corrieron. Un cabezazo de Matip en pelota quieta y un contragolpe bien conducido pero mal rematado por Coutinho fueron las únicas oportunidades en el complemento para los de Klopp, que de a poco fueron abrazándose a su inminente triunfo, algo que se iba a consumar una vez que Anthony Taylor pitó el final. Triunfo vital para Liverpool, que sale de la malaria liguera de 2017, sigue invicto ante los equipos de arriba de la tabla -cuatro victorias y cuatro empates- y mantiene viva una pequeña llama de ilusión con respecto a pelear el torneo. Mañana le pedirá una mano al Burnley ante Chelsea para que esa esperanza se agrande un poco más.
Resumen del partido:
https://www.youtube.com/watch?v=vi5PqPUMZpc
Foto destacada: Squawka Football (@Squawka)
