El Viaducto nunca entró en sintonía con la ardua temporada que se le presentaba. En lo futbolístico, el equipo perdió todos los partidos claves, mientras que la comisión directiva le dio la llave del club al gerenciamiento de Cristian Bragarnik y brilló por su ausencia. Una campaña dignísima de descenso.
Arsenal de Sarandí se convirtió en la noche de este viernes en el primer descendido de la Liga Profesional de Fútbol a la Primera Nacional 2024, tras empatar por 1 a 1 en su visita a Talleres de Córdoba, en el marco de la novena fecha de la Copa de la LPF 2023.
La pérdida de categoría del Viaducto estaba más cantada que “Despacito”, era “crónica de una muerte anunciada”. Pero cada inicio de temporada renueva una esperanza. Y eso pasó en Sarandí.
Sin embargo, los flojos mercados de pases se vieron reflejados en una campaña pobrísima de fútbol y resultados y, por ende, meritoria, por no decir dignísima, del saldo final: el descenso.
Acusando problemas económicos, los cuales son reales, la comisión directiva de Arsenal, a cargo del presidente Julio Ricardo Grondona, y de la vicepresidenta primera, Lara Grondona, hijo y nieta de Julio Humberto Grondona, respectivamente, decidió desligarse del armado del primer plantel del club.
En este sentido, le dio la llave del club al gerenciador Cristian Bragarnik, quien ya había tenido un paso fugaz en el club en 2016, y que significó el origen del primer descenso de la “A” en 2018.
Tras un asfixiante 2022 en el que el plantel entonces comandado por Leonardo Madelón aseguró su permanencia en las últimas jornadas de la temporada, el 2023 para Arsenal empezó malparido. El gerenciamiento de Bragarnik acordó con Grondona para que Luca Marcogiuseppe y Carlos Ruiz -una gloria del club por su paso como futbolista- sea la dupla técnica.
Ambos fueron anunciados a fines de 2022 y la pretemporada iba a iniciar en enero de 2023. Sin embargo, la falta de refuerzos al plantel llevó a Marcogiuseppe a renunciar antes de que empiece la preparación, dejando al ‘Moncho’ Ruiz en soledad. De hecho, la vuelta a los entrenamientos fue postergada en dos ocasiones. La cosa ya pintaba mal.
Se había ido más de medio plantel, con lo cual debieron llegar varios nombres propios. Ninguno de renombre, a excepción de la sorpresa que significó Santiago Toloza, quien seis meses después se fue a Independiente.
El ciclo Ruiz terminó tras la derrota del 8 de mayo ante Gimnasia La Plata en condición de local. El saldo en LPF: 10 derrotas, dos empates y tres victorias, una inesperada como ante River en El Monumental por la fecha 5 de la LPF. A su vez, registró la temprana eliminación en Copa Argentina a manos de Villa Mitre (empate 1-1 en tiempo regular y derrota por penales).
Tras dos partidos con Darío Espínola como interino, donde perdió contra Newell’s y ganó ante Independiente, llegó Federico Vilar. Un desconocido para todos, que llegó sólo porque es representado por Bragarnik.
La experiencia fue, sin embargo, paupérrima: dirigió apenas 14 partidos, en los que su equipo ganó tres -destacándose el 1-0 frente a Boca-, empató dos y cayó en nueve, seis frente a rivales directos, como Instituto -en dos ocasiones y ambas en Sarandí-, Platense, Vélez, Banfield y Barracas Central. En promedio, cosechó apenas el 26% de los puntos en juego.
En el medio, Vilar tuvo el mercado de pases de invierno, en el que se fueron varios, entre ellos Toloza, y llegaron otros con varios meses de inactividad, sin competencia.
Tras su partida, volvió ‘Cafú’ Espínola al mando y las cosas fueron de mal en peor. El plantel nunca le respondió. Así, pasaron las derrotas consecutivas ante Vélez y Atlético Tucumán, una nueva victoria, en este caso ante Defensa y Justicia, un pobrísimo empate ante Banfield y otra paridad ante Talleres, la decisiva para el descenso a la segunda división.
Foto: Télam.
