Dos campeonatos olvidables y un descenso abrupto en la tabla de promedios. Tres directores técnicos, 17 altas y 14 bajas. De 30 partidos jugados, sólo ganó 6. El Bahiense cierra un año pobre, y en el 2017 deberá tener una gran remontada.
Los deseos de Olimpo tendrán que ser fuertes este fin de año. Es que el ahora elenco de Mario Sciacqua deberá luchar para no comprometerse aún más con el promedio. De bajo rendimiento, no tiene margen de error en lo que resta del campeonato. La segunda mitad deberá ser benévola.
En el primer tramo, los bahienses acabaron últimos en la Zona 1 con apenas 13 puntos, producto de 3 victorias (2-1 vs Arsenal, 2-0 vs Belgrano, 2-1 vs Aldosivi), 4 empates y 9 derrotas. En el medio, tras la caída 1-0 con Gimnasia en La Plata por la cuarta fecha, Diego Osella, quien había comenzado el año al mando del equipo, confirmó los rumores y partió al interés de Newell’s. Así, el equipo quedaba acéfalo. A los pocos días, un nombre polémico se instaló en el club: Cristian Díaz. Un golpe al corazón del hincha.
Ya la salida de Osella fue mal vista, e incluso los dirigentes tuvieron duras palabras para con él. Pero lo que enardeció a los fanáticos, fue la llegada del ex Independiente quien, en su etapa como jugador del club, se fue con malos conceptos hacia el club y la ciudad. Cuando mal andas, mal acabas. Lo de Díaz fue la crónica de una muerte anunciada, haciendo referencia al gran García Márquez. El equipo no sólo no mejoró, sino que nunca obtuvo una identidad de juego y vio pasar las fechas entre nubarrones.
En el mercado de invierno, donde los refuerzos son ilimitados, se repitió una escena propia del club más austral de Primera. Catorce fueron los jugadores que dijeron adiós, producto de ventas, préstamos o vencimientos de los mismos. A este flujo enorme se le contrarrestó con 17 incorporaciones. Allí, otro error. Olimpo trajo jugadores apostando por alguna revelación, tal como lo fueron Cerutti o Leonardo Gil en épocas pasadas. Pero esta vez la jugada no tuvo el efecto esperado.
Si bien fueron destacadas las temporadas del uruguayo Carlos Rodríguez, o del ex Huracán Lucas Villarruel, las lesiones hicieron mella en otras cartas fuertes como Telechea, Fernández o Caballuci. En el primero de los casos, se tuvo que acomodar a las circunstancias y exigencias de Díaz y quedó relegado muchas veces al lateral derecho, sin poder hacer uso de su explosividad y buen pie. Fernández, en tanto, alternó buenas y malas, convocatorias y heridas. Nunca pudo asegurar su titularidad, hasta las últimas fechas. El ex Douglas Haig, por lo pronto, explotó en el final y es el faro que alumbra la segunda parte.
Sin embargo, los mayores problemas se vieron en la parte ofensiva donde tanto Coniglio como Correa equivocaron el camino. Ninguno supo rendir pese a los pergaminos que traían. Pizzini debió luchar contra viento y marea, mientras Troyansky, el preferido del público local, peleó por su lugar, aunque pocas veces le ganó al banco de suplentes.
Cambios y más cambios, Olimpo se pareció más a un equipo de básquet, aunque aquí fueron por obligación. Ahogado con el promedio, sin resultados que lo avalen y enemistado con la parcialidad, Cristian Díaz abandonó el barco en medio de agradecimientos a los dirigentes y reproches a los “barras”. Una forma de correr el foco de atención a lo que realmente sucedió: la campaña fue mala.
Con Sciacqua las opiniones están divididas. Señalan la diferencia de personalidad con respecto a Díaz, pero descreen (los hinchas) que pueda revertir la imagen con la que se fue de Gimnasia de Jujuy. El optimismo no abunda, pero hay razones para que esto suceda. En la transición, apareció Juan Barbas, coordinador de Inferiores, quien logró ganar por primera vez en más de un año en condición de visitante (un llamativo 2-0 frente a Racing) y le propinó un golpe al mentón que hizo tambalear al campeón de la Copa Argentina, River, que volvió a levantarse y demostrar su poderío. Pese a ello, la gente quedó conforme y hasta el DT se postuló en conferencia para seguir. Claro, la decisión dirigencial estaba tomada y no lo incluía.
Quedan 16 fechas por delante y un camino por andar, pero Olimpo tendrá que hacerse fuerte de local y ser un toro en rodeo ajeno. La misión no es imposible, pero todo dependerá de si Sciacqua logra imponer una idea y que los refuerzos que lleguen aporten lo suficiente. Hoy la Navidad lo tiene en zona roja, pero depende de sí mismo y tiene rivales directos que están muy cerca, lo que lo potencia a salir. La Copa que alce esta noche estará repleta de deseos y fuerza para que el 2017 le cambie la cara al aurinegro y pueda pasar una temporada más en la élite del fútbol argentino.
- Posición en el Torneo 2016/17: 23º (3PG, 6PE, 5PP)
- Goles a Favor: 13
- Goles en contra: 14 (-1DIF)
- Amonestaciones: 39
- Expulsiones: 1
- Figura: Carlos Rodríguez
- Mejor Partido: 1-2 vs San Lorenzo
Foto: Club Olimpo – Oficial