Boca Juniors River Plate

Estaba para cualquiera

En el Monumental hubo de todo y pudo ser para cualquiera de los dos. Arrancó ganando el Xeneize pero el local lo dio vuelta. Hasta que apareció Carlitos y con dos goles le dio el triunfo a su equipo, que con el 4-2 llegó a la punta del torneo.

Hace tiempo que no se veía un superclásico tan lindo, tan bueno, tan apasionante. Tan poco amarrete. Con tantas ganas de jugar y no ser mezquinos. En el Monumental se vio uno de los mejores partidos entre los dos en los últimos tiempos, con jugadores con puntos muy altos en los dos equipos.

Pero la figura descollante, de punta a punta, fue Carlos Tévez. El Apache jugó ¿su último clásico? de manera brillante. Metido, enchufado. Dejando todo. Dio la asistencia del primer gol del Xeneize (a Walter Bou a los 13 minutos del primer tiempo) y después hizo los otros dos, para ganar 4-2. Y pensar que había dicho en la semana que los superclásicos no los jugaba tan bien…

img_20161211_202848

De su mano, Boca era más en el arranque. Se puso arriba en el resultado y pudo marcar uno o dos tantos más, pero falló en la puntada decisiva. Y en una ráfaga, el Millonario dio vuelta el tanteador. Lo empató Sebastian Driussi a los 33 tras un rechazo defectuoso de Gino Peruzzi. Seis minutos más tarde, Lucas Alario de cabeza puso el 2-1 parcial.

En la segunda mitad, todo estaba controlado por el local, pero el momento clave fue cuando Marcelo Gallardo sacó a Andres D’Alessandro (su saludo a la hinchada tuvo olor a despedida…) a los quince del complemento. El Cabezón era la manija del equipo, y 30 segundos después de su salida Augusto Batalla tuvo una jugada fallida que aprovechó Tévez para poner el 2-2.

Y fue el propio Apache el que dio vuelta el resultado, con un verdadero golazo al ángulo, de esos que sólo los cracks saben hacer. Después, Ricardo Centurión decoró el marcador de un partido que quedará para el recuerdo, porque los dos quisieron jugar, sin ser tacaños en el planteo.

Te puede interesar

1 Comentario

  1. […] Crónica del partido por Eduardo Seifert […]

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *