En instancias definitivas o consagratorias, es donde la grieta deportiva entre Boca y River se agiganta a partir de los relatos que cada parcialidad construye sobre estos momentos. Dos puntos de vista antagónicos y hasta contradictorios, donde ninguno puede reconocer en el otro algún atisbo de la realidad. Los medios de comunicación, las redes sociales y todos los dispositivos virtuales se llenan de carteles, memes, dedicatorias y chicanas.
Dar la razón al otro nunca, rendirse jamás… No importa el razonamiento, en su gran mayoría las premisas se cargan de deseos, alegrías, tristezas y decepciones. ¿Veracidad?, ¿Qué es eso?… A nadie le importa. No se pierde el tiempo en la contrastación empírica de los enunciados, al contrario, la eficacia a la hora de responder suele dilatar charlas y disputas en discusiones interminables. Una respuesta rápida y concreta es más efectiva que la estadística o el análisis objetivo de los resultados deportivos. Son dos religiones opuestas y cada una con sus dogmatismos incuestionables. Ya lo dijo el escritor español Manuel Vázquez Montalbán, “El fútbol es la religión diseñada en el siglo XX más extendida del planeta”.

La capacidad simbólica es inherente al ser humano, cualquier cosa que pretende significar a otra cosa, es decir cualquier signo, forma parte de la cultura en que se usa. Si entendemos por cultura cualquier manifestación, cosa o hecho que tenga su origen en el hacer del hombre en su relación con otros hombres o con la naturaleza en un tiempo y espacio determinado, podemos preguntamos si es posible tratar de explicar algo tan amplio como la cultura, desde el conocimiento, la comprensión y el funcionamiento de los signos. O dicho de otra manera, si podemos comprender la cultura a la que pertenecemos.

Los medios de comunicación ayudan a reforzar esos significados que circulan en la cultura, no los crean, es una relación compleja entre todos los actores de este fenómeno. Si pongo en duda los intereses de esos medios o los discuto en un momento, ¿Por qué les creería más tarde?. Es básico, pero el “lector térmico futbolero” sólo mirará y replicará aquellos titulares que le sean favorables en cualquier disputa verbal. Fija.

Por último, la cultura de Boca está feliz, el campeonato de 30 equipos llega a su fin y le pertenece. Es una realidad objetiva e incuestionable, te guste o no… ¡Boca campeón! Que la cuenten como quieran.