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Betina Soriano: “Mi sueño, ese que me queda pendiente, es ser campeona con Talleres”

“De niña siempre fui muy obediente y muy tranquila, pero el amor por el fútbol me hacía sacar una linda picardía. Siempre digo que tuve este don de jugar a la pelota, por eso llegó a mi vida sin quererlo ni buscarlo, porque he hecho muchos deportes, pero el que siempre me gustó más fue correr detrás de una pelota y patear…”

Cordobesa desde la cuna, la autora de estas palabras es Betina Fernanda Soriano quien, hace casi 29 años, un 1 de marzo de 1994 más precisamente, nacía en la provincia del cuarteto y el fernet. Como tantas otras jugadoras, tuvo que acercarse a familiares varones para poder jugar con la redonda, hasta que a los 10 años pudo comenzar a entrenar en una escuelita de fútbol junto a otros nenes. Finalmente, los 12 años de edad los cumplió jugando en Belgrano y dando sus primeros pasos en cancha de once.

Así contado parece todo lindo, ideal, pero Betina tuvo que atravesar, como dice ella, una lucha constante con la madre para poder jugar al fútbol, no así con su padre de quien obtuvo un poco más de apoyo: “En esa época costaba mucho que a una nena la dejaran jugar al fútbol. A medida que fue pasando el tiempo mi madre fue aflojando hasta que llegó a aceptar que era mucho más fuerte que yo ese deseo y disfruta mucho de acompañarme en este camino”.

Belgrano era uno de los pocos equipos que, allá por 2006, tenía fútbol femenino en Córdoba y Soriano tiene muy presentes los recuerdos: “Fue muy importante para mi ese club. Me dejó muchísimas cosas lindas, muchos recuerdos, muchos aprendizajes. Pasaron muchas personas que me ayudaron, compañeras, profes. Realmente, siempre soy una agradecida por haber tenido esta oportunidad de haber encontrado un club que me formara como jugadora”.

Betina y la de Belgrano, su primer club en cancha de 11. Foto: Jessi Sanabria/IG Betina Soriano

A rodar mi vida…

Cuando tenía 15 años le llegó su primera citación a una Selección Nacional: “El ayudante de campo de Belgrano en ese entonces habló con el DT de la Selección, que en ese momento era Carlos Borrello, le pidió una posibilidad de prueba para mí y me la dieron, así que fui a entrenar 3 días”.

Las pruebas convencieron al DT y fue parte de la Sub 17 que jugó el Sudamericano del año 2010 en Brasil. En aquel torneo, Argentina quedó eliminada en la fase de grupos y Betina se llevaría la satisfacción de haber anotado 3 goles. Al año siguiente también fue parte del combinado nacional que participó en los Juegos Panamericanos de Guadalajara y que, al igual que el anterior, no pudo sortear la primera fase.

A raíz de estos incipientes llamados para jugar en la Selección, se mudó a Buenos Aires: “Tuve la suerte que fue el inicio de 5 años hermosos que tuve con la celeste y blanca. Me dio la posibilidad de representarla en las categorías Sub 17, Sub 20 y Mayor, jugando varios torneos: Sudamericano, Mundial y Panamericano”.

Ya instalada en Buenos Aires, primero jugó en Huracán y luego en UAI Urquiza: “En ese entonces, el torneo de AFA no era lo que es hoy en día. Viví la experiencia de jugar en otra exigencia, me ayudó a seguir creciendo y eso fue un avance para mí en lo deportivo y en lo personal”.

El año 2012 vendría cargado en cuanto a rodaje internacional porque fue citada para participar del Sudamericano de la categoría Sub 20, otra vez en Brasil, y allí, la Selección conseguiría uno de los boletos para la cita mundialista. Betina se despachó con 6 goles siendo la goleadora del equipo. Sin embargo, en el Mundial jugado en Japón, Argentina perdió todos los partidos en su grupo y, por ende, quedó eliminada.

Con la Selección Argentina en 2012

Su estadía en Buenos Aires y su relación con la Selección tendrían un corte en el año 2015. Muchas veces, cuando nos sometemos a analizar nuestro propio futuro, debemos tomar decisiones incómodas pero necesarias. Esto mismo le ocurrió a Betina que, con convicción, decidió realizar un cambio de rumbo en su vida: “Cuestiones personales que me obligaron a tener que hacer algo con mi vida, tuve que salir a buscar trabajo, empezar a construir mi futuro…”

Cambia, todo cambia

En esa construcción de su futuro, decidió entrar a estudiar a una escuela de formación para ser Policía: “En el 2016 comienzo a trabajar y a acomodarme con los horarios, eso me llevó un par de años. Primeramente, tomé este trabajo como una manera de estabilizarme en mi vida personal, ya podía tener un ingreso”.

Cuando analiza los motivos que la llevaron a ser parte de las fuerzas de seguridad, no duda: “Creo que di ese paso para ser alguien responsable por sí misma, con el pasar del tiempo aprendí lo que significa ser Policía, realmente es algo muy lindo, particularmente, a mí me gusta mucho. Conocí lo que es la vocación de servicio, ayudar a la gente, intentar mantener y poner orden en la sociedad y, más que nada, cuidar. Esas son algunas de las cosas que más me gustan de mi trabajo”.

Unos años después de aquellos inicios, Beti cumple trabajos administrativos, si bien, a veces le toca salir a la calle, las tareas que realiza puertas adentro le permiten organizar sus tiempos, porque el fútbol siguió siendo parte de su vida: “Estar acá me ayuda a organizarme con el club, poder cumplir, poder entrenar y viajar los fines de semana. Tengo jefes que apoyan mi carrera deportiva y eso me permite estar comprometida con el club, porque sino no podría, realmente”.

Su trabajo en la Policía, la otra pasión. Foto: IG Betina Soriano

En el año 2019, una vez que estuvieron establecidos sus horarios, volvió a calzarse la de Belgrano, pero fue por muy poco tiempo porque su destino estaría en otro club cordobés destacado: Talleres. Sabida es la rivalidad que existe entre estos dos clubes monstruos de Córdoba y lo que históricamente significó que alguien se cruce de vereda para vestir los colores del rival, sin embargo, Betina le quita dramatismo al asunto: “Llegué al otro mejor equipo de Córdoba. Independientemente de los colores, siempre buscaré lo mejor para mí en lo deportivo, en ese momento, lo vi de esa manera. Quería estar en un club que estuviera al alcance de mis objetivos deportivos, que me ayudará a seguir aprendiendo y creciendo, por eso llegué a Talleres”.

Como todo el mundo, el año 2020 lo iba a transitar de manera especial debido a la pandemia, no obstante, algo se le iba a cruzar por la cabeza y, pese a que mucha gente veía el futuro muy oscuro, todo lo contrario ocurría en la mente de ella: “En medio de la pandemia se me puso la idea de querer cumplir ese sueño pendiente que tenía, que era jugar en el exterior y vivir del futbol, por eso me abrí a escuchar propuestas”.

Las propuestas aparecieron y a fines del 2020 llegó desde Costa Rica el interés del Sporting: “La analicé, planifiqué todo y me terminó convenciendo. Por suerte, en mi trabajo también pude tramitar y gozar de la licencia sin goce de sueldo, por eso mismo me permití ir en busca de cumplir ese sueño”.

El fútbol costarricense viene desarrollándose muy bien en cuanto a fútbol femenino: “Allí tuve mi primer sueldo y directamente me dediqué solamente a jugar al fútbol. Fue una gran experiencia, por suerte llegué a una liga competitiva, donde no hay tantos equipos como aquí ya que es un país chico en cantidad de habitantes, entonces se hace aún más competitivo. Sporting FC me brindó todo lo mejor, es un equipo a quien le tengo muchísimo aprecio, me hicieron sentir muy cómoda y fui muy feliz. La gente de allá es muy agradable y sabiendo que era extranjera, aún mejor me trataban y me brindaban todo”.

Con la del Sporting FC de Costa Rica donde convirtió 8 goles. Foto: IG @sportingcr

Muchos goles y una temporada como profesional le permitieron vivir una gran experiencia, de yapa, Germán Portanova, DT de la Selección Argentina, la convocó para ser parte de la fecha FIFA que se llevó a cabo en abril del 2021, sin embargo, Betina no pudo viajar por cuestiones burocráticas que le impidieron salir del aeropuerto costarricense.

Volver con la frente en alto

Tras su experiencia en Centroamérica, Soriano regresó a Talleres para ser parte del plantel que, finalmente, pudo disputar el torneo de la Primera C y alcanzar, tras una gran campaña, el ascenso soñado a la Primera B: “Estar en Talleres es saber que está prohibido rendirse, que nunca hay que dejar de creer. Así empezamos el año, luchando contra todo y todos. Nos armamos, fue un grupo completamente nuevo, algunas que regresamos, otras que se sumaron a las que ya estaban, es un grupo increíble”.

Si bien, San Luis FC se quedó con el título de campeón, las cordobesas estuvieron muy cerquita de alcanzarlo y lo pelearon hasta el final ¿Cuáles fueron las claves de este Talleres? lo explica ella misma: “Poner objetivos, entrenar duro todos los días, sacrificarse en el buen sentido, tener valores, ser buena compañera, apoyarse en los que tenemos alrededor, esas fueron las claves para lograr el objetivo. Muchas personas y profesionales se sumaron con nosotras, a apoyarnos incondicionalmente y a acompañarnos, cuidarnos y darnos lo mejor, se hizo un gran equipo de trabajo, desde nosotras jugadoras, Cuerpo Técnico, profesionales en todas las ramas (médicos, redes, psicólogos, utileros, etc)”. 

Y agrega: “El 2022 fue un año de muchísimos aprendizajes, éramos principiantes en todo lo que fue la competencia en AFA, pero fuimos de menor a mayor, creciendo a pasos agigantados, porque si te quedabas, te pasaban por encima. Como digo, fue a prueba y error, nos tocó pasar miles de cosas, por eso lo fundamental fue haber hecho un gran grupo y equipo, porque eso nos permitió jamás caer”.

Talleres siempre estuvo cerca. Foto: IG @talleres.fem

Para este 2023, Talleres debe afrontar otro torneo durísimo como lo es el de la Primera B. A diferencia de la Primera C, la segunda categoría del fútbol femenino argentino no tuvo, afortunadamente, tantos altibajos en lo organizativo, en parte, porque los clubes participantes ya tienen una buena experiencia en esta competencia. Son evidentes los vientos de cambio que soplan en cuanto al crecimiento de la disciplina: “Yo, que tengo la suerte de estar en esta lucha desde hace años, que viví cosas que hoy ya casi no se viven, puedo decir que se ha dado un gran salto y todo ha crecido increíblemente. Era hora, es una locura hermosa ver la cantidad de niñas pequeñas y chicas que juegan hoy. Por supuesto que todo se crea en base a prueba-error, lo importante es que todo avance. Tiene que seguir el apoyo de los clubes, que sigan apostando, que los medios de comunicación también sigan acompañando y difundiendo al futbol femenino”.

Tranquila con ella misma y conforme por todo lo que dio durante el 2022, la cordobesa afronta este año con sueños propios y colectivos: “Mi sueño, ese que me queda pendiente, es ser campeona con Talleres. Y un sueño que ahora tengo, viendo tan cerca la posibilidad, es ascender a Primera y ser profesional acá, en mi provincia y con mi gente”.

Así se cimienta el futuro de Betina, paso a paso, con objetivos claros a corto y a largo plazo también. Un futuro que por el momento se divide entre el fútbol y su vocación de servicio en la policía cordobesa. Ha recibido algunas ofertas en las últimas semanas para jugar en varios clubes, sin embargo, decidió quedarse en su provincia, trabajando y jugando en Talleres.

El festejo por el ascenso con el DT, la capitana y la goleadora. Foto: Twitter @la1913com

Es una mujer con convicciones que se define así: “Betina Soriano es una persona luchadora, perseverante, que siempre va para delante, súper sensible, respetuosa, con un temperamento fuerte pero llena de amor”.

Un amor y unos valores inculcados desde la cuna que, en definitiva, nos muestran que no es casual que su referente en la vida esté ligado a alguien de su entorno familiar: “Mi viejo. Un luchador en la vida, que me enseña día a día que hay que ser buena persona e ir por lo que quiera para mí”.

El fútbol femenino argentino y, sobre todo, el del Ascenso, se nutre de grandes jugadoras, Betina Soriano es una de ellas. Sin querer, pasamos por alto sus características como jugadora, pero, créame, que basta ver un partido de Talleres para apreciar su técnica, su visión dentro de la cancha, su pegada y su solidaridad para acompañar al equipo aún en los momentos más difíciles.

Sus valores, esos que la acompañan desde siempre, también se ven reflejados dentro de un campo de juego. Y así, con pelota dominada y la cabeza en alto transita su camino, como ella misma lo afirma: “Buscando todos los días aprender y crecer en la vida y en el deporte”.

Foto principal: Twitter @CATalleresdecba

Diego González

Diego Gonzalez nació un 11 de agosto del año 1975 en el Hospital Evita de Lanús, exactamente el mismo lugar donde también nació un cara sucia de Fiorito que años más tarde regaría de alegría el suelo argento. Estudió historia, de ahí su pasión por esa rama de las Ciencias Sociales, además de trabajar en una escuela pasa varias horas de la semana metido en el Archivo Histórico de Barracas donde aprendió a desempolvar documentos, libros y fotos. Hace un tiempo estuvo recluido en un retiro espiritual rogándole (quien sabe a quién) que sus neuronas no lo abandonen y se alineen correctamente para poder hacer uso de su pluma en pos de informar y entretener, siempre desde sus tres pasiones: la historia, el fútbol de ascenso y, desde hace algunos años, el fútbol femenino.

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