La historia de Quilmes está llena de gloria pasada, la cual tuvo un nombre que dejó su marca, pero que luego quiso devolverle al club todo lo que hicieron por el y luego de su retiro dedicó su tiempo a los chicos.
La historia de Quilmes cuenta con algunos logros importantes, los que más sobresaltan son las dos estrellas que obtuvo por ganar los torneos de Primera. El primero se dio en 1912, luego tuvo que esperar hasta 1978 para volver a saborear la gloria.
Que pasa, para llegar a este nuevo título tuvo que luchar varios años en el ascenso y recién en 1975 se dio la vuelta a la máxima categoría. Algo llamativo en estos dos campeonatos fue un nombre, que apareció como una pieza importante. Se trata de Hugo Daniel Tocalli, que justamente en cada año que llegó al “Cervecero” lo hizo con un título bajo el brazo.
El primer arribo de Tocalli a Quilmes se dio en 1975, luego de estar 4 temporadas defendiendo el arco de Chicago. Su carácter a la hora de atajar fueron algo fundamental para que llegue al “Cervecero“. Por supuesto que también fue importante para su compañeros en la defensa, ya que quedó demostrado durante el torneo que sería un arquero difícil de vencer. Cuando finalizó la temporada quedó demostrado, ya que su valla terminó siendo la menos vencida y le sacó una diferencia de 10 goles al siguiente portero.
Su muy buena actuación hizo que América de Cali se lo llevara, en tierras colombiana estuvo tan solo un años y pudo ganar la Copa Simón Bolivar en 1976. Después de su estadia fuera del país volvió para defender los colores de Argentinos Juniors, pero su corazón le tiro y luego de una temporada retornó a Quilmes.
Con su vuelta al club, nuevamente llegó un campeonato, pero en esta oportunidad el de máximo campeón de la argentina. El Metropolitano de 1978 figura en las vitrinas del club. En esta oportunidad nuevamente apareció la jerarquía de Tocalli, que figuró entre los arquero menos vencidos del campeonato.
Su segunda etapa en el “Cervecero” duró hasta 1983 cuando ya empezaba a rondar en su cabeza el retiro de la profesión. Por eso antes de hacerlo pasó por Unión de Santa Fe y por último jugó con los colores de Atlanta.
Como alguno jugadores, sus condiciones como líder le abrieron las puertas para conducir un equipo, por esto apenas dejó el campo de juego pasó a dirigir las inferiores de Vélez y en 1989 fue el técnico interino del “Fortín“. Como era de esperarse tuvo sus chance de ser el entrenador del club que lo vio campeón como jugador. Tuvo tres etapas en el “Cervecero“, la primera se dio de 1898 a 1990, luego volvió en 1994 y por último pasó por Quilmes en el 2010.
Con la mayor no tuvo un buen pasaje, sus logro siempre fueron al frente de los juveniles. Esto quedó reflejado en el seleccionado argentino sub 20 y sub 17, con los cuales ganó título mundiales tanto como ayudante como entrenador.
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