Palmeiras goleó 3 a 0 a River con goles de Rony, Luiz Adriano y Matías Viña, obligando al Millonario, que sufrió la expulsión de Jorge Carrascal, a ganar en Brasil por al menos tres goles..
Desde el inicio River marcó la cancha, imponiendo presencia, utilizando sus principales atributos, presionar bien arriba, hacerse del balón y llegar con juego asociado al arco de Weverton, que vio como el local se aproximaba continuamente, la primera a los dos minutos con un remate de Rafael Borré que se fue apenas elevado. Palmeiras cedía terreno y trataba de no desordenarse defensivamente, confiando en el desequilibrio y la velocidad de sus delanteros, Rony y Adriano, pero esa estrategia lo hacía sufrir en demasía, ya que tanto como Jorge Carrascal como Rafael Borré tuvieron chances de abrir el marcador.
A los 27 minutos Franco Armani dio un largo e innecesario rebote que quedó servido en los pies de Rony, que sin dudarlo sacó el fierrazo para poner el 1 a 0.
El gol hizo que se inviertan los roles, Palmeiras tomo confianza y el Millonario no lograba reaccionar del tanto recibido. Rápidamente el Verdao pudo aumentar el marcador, pero Gustavo Scarpa estaba en posición adelantada al momento de convertir, por lo que el árbitro invalido la acción. Al local le faltaba lo que a la visita le sobraba, orden defensivo y puntería bajo los tres palos, ya que Gonzalo Montiel era un atacante más, siendo punzante tanto con sus trepadas como con sus centros al corazón del área, pero allí faltaba que Borré como Suárez sean decisivos.
River tuvo los errores suficientes como para irse al descanso perdiendo 1 a 0, pero también hizo los méritos como para irse empardado al vestuario y la mejor prueba fue un tiro libre de Ignacio Fernández que reventó el travesaño.
En el segundo tiempo Palmeiras salió decidido a sellar una buena ventaja, teniendo primero un remate de Roni que tapó Armani, pero en la siguiente, con tan solo dos minutos disputados, Luiz Adriano ejecutó una contra perfecta, guapeo ante Rojas, se lo sacó de encima, enfiló hacia el arco y sacó un buen remate para poner el 2 a 0.
River necesitaba golpear rápidamente para sentirse en vida no solo en el partido, si no también en la serie y estuvo cerca del descuento varias veces, pero entre Weverton y la falta de puntería negaban el grito de gol, primero a De La Cruz con un tiro libre y luego a Jorge Carrascal, ambos muy punzantes en ataque en lo que había transcurrido de partido. Luego llegaría un momento crucial, ya que Jorge Carrascal fue expulsado por una dura entrada a Menino y a continuación Matías Viña se encargó de cabecear totalmente solo y poner el 3 a 0.
Si a River le costaba anotar en igualdad de condiciones, con un jugador menos se le hizo más cuesta arriba, aún con más de media hora de la segunda etapa por jugarse. Abel Ferreira se encargó de hacer los cambios en los momentos precisos, de forma escalonada y utilizando las cinco sustituciones disponibles, renovando las energías tanto en defensa como en ataque, una clara señal de que no se conformaban con el buen resultado obtenido hasta el momento e iban por más. River era una incertidumbre colectiva, Matías Suárez no desequlibraba, a Borré la pelota le quedaba lejos, Enzo Pérez no era esa fiera del mediocampo que robaba y distribuía con criterio y en la defensa el único que zafaba era Gonzalo Montiel, más por su producción en la parte ofensiva que en la defensiva.
Los minutos fueron transcurriendo y del lado local lo único que parecía era querer que el reloj marque el minuto 90, que Palmeiras no tenga forma de aumentar el marcador así una hazaña en San Pablo, aunque utópica que parezca, fuera posible. El conjunto brasileño se encargó de manejar los hilos del encuentro luego del primer gol, dejó que el local haga todo el desgaste y hasta tuvo la chance de convertir el cuarto, pero Franco Armani pudo detener el remate de Menino. Un cachetazo de esos que duelen, que hacen despertar y ver la realidad, realidad que Marcelo Gallardo tiene una semana para modificar.
Foto Principal: Prensa River/ Polaco Haliasz