Los “Culés” terminaron con el sueño vasco y celebraron el tricampeonato. Noche de emociones fuertes en el Vicente Calderón, que estuvo a la altura de una despedida con honores.
Barcelona superó 3-1 a Deportivo Alavés y es el campeón del torneo de clubes más añejo de España. Fin de ciclo para la brillante era con Luis Enrique al mando, que le deja una nueva estrella a esta generación de grandes jugadores.
Los de Mauricio Pellegrino hicieron lo que estuvo a su alcance: intensidad a la hora de disputar cada balón y férrea marca en la última línea. El plan salía bien de mitad de cancha hacia atrás, pero en la faceta ofensiva no hubo demasiados argumentos para lastimar.
Sin embargo, fueron los vascos quienes dispusieron de la mejor chance en la primera media hora: un duda de Gerard Piqué con una pelota picando casi en la puerta del área e Ibai Gómez que lo primereó para llevarse el esférico. El extremo bilbaíno se tuvo mucha fe y sacó un derechazo al primer palo del arco defendido por el holandés Jasper Cillesen, pero el balón dio en el vertical y recorrió la línea de gol, para salir por el otro costado. Un milagro en el área blaugrana.
De más está decir que si a Barcelona no se lo golpea de entrada, es probable que se enoje y demuestre su superioridad en el área de enfrente. El reloj marcó 30 minutos cuando Lionel Messi sacó a relucir su calidad y quebró el cero en la noche de Madrid. Combinación con Neymar para una pared que culminó con un zurdazo marca registrada de la “Pulga”, que se coló junto al palo derecho de Fernando Pacheco. Belleza en estado puro y ventaja para los catalanes cuando no habían generado demasiado.
Pero los pequeños decidieron vestirse de gigantes y alcanzaron la paridad con un gol extraordinario. Tiro libre para Alavés en posición de número 8, unos metros afuera del área grande y la exquisita pegada del francés Theo Hernández deleitó a propios y extraños. Magnífico disparo del galo, que no tuvo mejor idea que presentarse como nuevo refuerzo de Real Madrid con un golazo ante Barcelona (y en una final).
Pero los de Luis Enrique pisaron el acelerador a fondo y sofocaron cualquier intento de rebelión con 2 postreros goles en la etapa inicial. A los 45´, conducción de Messi y descarga hacia la derecha para Andre Gomes. El portugués la metió nuevamente hacia el punto penal, donde llegaba Neymar solito y solo para empujarla. Gol del brasileño dorado y las cosas en su lugar para los “Culés”.
La yapa vino en tiempo adicional: un hermoso slalom de una “Pulga” que hizo “Lío”, para juntar a 3 defensores y soltar justo el balón para habilitar a Paco Alcácer. El reemplazante de Luis Suárez (el uruguayo no jugó por llegar al límite de amarillas), definió cruzado ante el achique de Pacheco y selló el 3-1.
El segundo tiempo estuvo de más, ya que Alavés no encontró argumentos suficientes como para llegar al descuento y Barcelona se dedicó a mover el balón de un lado a otro, con el reloj como su aliado.
Un bálsamo ante una certera consagración local de Real Madrid, que puede tener una hipotética victoria europea. Barcelona culminó una era de prestigio con una corona, la de su Majestad. Luis Enrique se puede ir tranquilo y el tiempo permitirá las odiosas comparaciones con Cruyff, Rijkaard o Guardiola. Lo cierto es que los “Culés” brillaron con luz propia, ante un dignísimo rival que hizo un gran torneo.
Se terminó el idilio y fue en la capital, en un escenario tan sublime como el Vicente Calderón. José de Espronceda – poeta romántico – alguna vez escribió: -“Madrid yace envuelto en sueño, todo al silencio convida”. Hoy se tiñó de azul y rojo, mas hubo un grito en catalán: ¡¡¡Campions, Visca Barça!!!.
(Foto: SportsCenter)
