En Rincón del Fútbol continuamos con los especiales de cada mes y esta vez le toca a los arqueros. En River pasaron muchos pero uno que fue sin dudas el mejor, a continuación vamos a repasar la historia de un maestro sin época.
Una vez alguien dijo que “River es el arco más grande del mundo”, desafiando la lógica de que todos por reglamento miden 7,32 metros de ancho por 2,44 de alto, lo que nos lleva a preguntarnos, ¿Desde donde alguien puede dar tal afirmación? Quizás la respuesta está en haber estado bajo esos tres palos durante 24 años, quizás lo dijo desde el haber conseguido un récord inédito para esa época. Pueden ser muchos los factores que llevaron a Amadeo Carrizo a realizar tal afirmación, pero tiene un buen fundamento que lo avala.
Nacido en Rufino, provincia de Buenos Aires, Amadeo Raúl Carrizo Larretape consiguió una prueba a los 16 años por medio de un atleta de River que era compañero de su padre en los ferrocarriles y luego de dicha prueba llegó el tan esperado anuncio de que comenzaba su estadía en River nada más y nada menos que de la boca de una gloria Riverplatense, Carlos Peuccelle. Debutó profesionalmente por la fecha 3 del torneo de 1945, en un clásico ante Independiente, en el cuál el Millonario se alzó con la victoria por 2 a 1 gracias a los goles de Ángel Labruna de penal y Alberto Gallo. Fue Camilo Cervino quién le anotó el primer gol como profesional en ese mismo partido.
No nos vamos a detener en todos los partidos ya que fueron un total de 552 jugando con la banda Roja y a eso hay que sumarles los que disputó en Millonarios de Colombia y la selección Argentina, pero si vamos a hacer foco en lo que representó durante esos más de 600 partidos. Fue parte del proceso de La Máquina, también fue parte de los 18 años sin títulos, jugó en la primer final de Copa Libertadores en el año 1966 en el cuál River iba ganando por 2 a 0 y terminó perdiendo por 4 a 2. Sobre ese partido hay un mito dando vueltas hace casi 60 años, el cual dice que Amadeo paró un remate de pecho, lo que provocó la furia de los jugadores de Peñarol y llevó al equipo Charrúa a la remontada. Muchos años más tardes el mismo protagonista de esta historia se encargó de desmentir ese mito a la revista El Gráfico al asegurar que el Manya “le encontró la vuelta mucho después”.
Fue un innovador en la posición más cruel del campo de juego, fue el primero en salir jugando con los pies, eludiendo a los atacantes adversarios cuando la oportunidad se le presentaba. Tenía una particular forma de agarrar la pelota en los centros, la cuál consistía en agarrarla con una sola mano, como si la tuviera en bandeja, incluso mostrando el balón una vez que se encontraba firme en tierra. No solo en la forma de juego fue un adelantado, si no también en el uso de guantes, ya que hasta el momento no se usaban en nuestro país. Ocurrió que durante una gira por Europa con el seleccionado argentino vio que el arquero italiano Giovanni Viola los usaba, le consultó si eran efectivos y terminó con unos guantes de Viola de regalo, además de comprarse unos por su cuenta.
En 1968 estableció el récord de valla invicta de 769 minutos, el cual fue cortado por Carlos Bianchi. Según la leyenda, el público Fortinero y el Millonario se unieron en un aplauso de reconocimiento al gran Amadeo. Según reconoció públicamente su día más triste en el fútbol fue cuando Ángel Labruna le comunicó que no sería más tenido en cuenta y quedaba libre. Ahí fue llevado a Perú para jugar un par de amistosos, el primero defendiendo los colores de Alianza Lima ante el Dinamo de Moscú, equipo en el que atajaba una leyenda viviente como Lev Yashin. Gracias a esos amistosos terminó recalando en Millonarios de Colombia, dónde al principio hizo un contrato por seis meses, luego por seis meses y finalmente por otro año, para terminar retirándose y dirigir al Deportivo Armenio y luego a Once Caldas.
En la selección Argentina disputó 22 partidos, incluido el Mundial de Suecia 1958 en el que la Albiceleste se volvió en primera ronda y el Rufinense sufrió 10 goles, 6 en el partido ante Checoslovaquia, lo que le valió una gran reprobación del fútbol argentino. A pesar de haber sido citado desistió de jugar el Mundial de 1962, pero si fue parte del plantel campeón que participó de la Copa de las Naciones de 1964 en Brasil junto al local, Portugal e Inglaterra. En dicho torneo la presencia de “Tarzan” fue clave para la obtención del título, ya que mostró un buen nivel e incluso le atrapó un penal a Gerson y varios remates a un tal Pelé.
Su vida luego del retiro estuvo plagada de reconocimiento, Lev Yashin, único guardameta en conseguir el Balón de Oro, lo ha reconocido públicamente como uno de los mejores en su puesto. Pero no solo verbales fueron los reconocimientos, ya que también fue elegido como el mejor arquero sudamericano del siglo XX por la IFFHS. En 2013 Rodolfo Donofrio ganó las elecciones a la presidencia de River Plate y entre sus tantas decisiones estuvo la de declarar a Carrizo como Presidente Honorario, una forma de rendirle homenaje en vida a un ídolo del club. En 2014 el Millonario recibió a Atlético Rafaela por el torneo local y antes de comenzar Amadeo salió al césped vestido como cuando se paraba bajo los tres palos, dónde los esperaban once arqueros de las inferiores del club vestidos de la misma manera, short negro, camiseta celeste y la boina. Ese día el Rufinense recibió una placa y el diploma de Presidente Honorario, además de la ovación de todo el Monumental, situación que lo hizo emocionar hasta las lágrimas.
Ganador de siete torneos locales con el Millonario, falleció el 20 de marzo de este año en la clínica Zabala dónde diez días antes se le había realizado un drenaje de espalda, a los 93 años. Fueron muchísimas las muestras de afecto que recibió a lo largo de su carrera futbolística y luego de ella también, como en el año 2011 que el Senado argentino aprobó el día 12 de Junio como el día nacional del arquero, en honor a quién supo defender el arco más grande del mundo. Fue modelo publicitario en su juventud desfilando en pasarelas, al mismo tiempo que cada domingo volaba de palo a palo, fue un arquero de un gran nivel y tal como lo definió El Gráfico hace muchos años, fue un maestro sin época.
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