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Otro bronce para coronar el fin de ciclo

Los “Blanquirrojos” volvieron a deslumbrar en un Mundial de tinte europeo y se quedaron con el tercer puesto ante una desolada selección francesa. Fue bueno mientras duró, porque se trató de una despedida con honores.

La Copa del Mundo de España 1982 tuvo como novedad la cantidad de participantes. Serían 24 en lugar de 16 y los principales ganadores de semejante reparto de plazas serían los representantes del “Viejo Continente”.

Un extraño formato de eliminatorias determinó que la UEFA tuviera 5 grupos de 6 selecciones y 1 solamente con 3 integrantes. Polonia tuvo la suerte de caer en la Zona 6, junto a Alemania Oriental y Malta (solamente 1 país sacaría pasaje a España).

No podría decirse que se trató de pan comido para las “Águilas” pero había que ratificar en el campo de juego lo que a priori parecía sencillo. En efecto, 4 victorias en igual cantidad de presentaciones aseguraron a los polacos su cuarta participación en un Mundial. Éxitos ante los germanos orientales (1-0 en Chorzow y 3-2 en Leipzig) y triunfos sobre los malteses (2-0 en La Valetta y 6-0 en Breslavia) confirmaron que Polonia sería uno de los 2 seleccionados con puntaje ideal a lo largo de la fase de clasificación (el otro, cuándo no, Alemania Federal).

Los polacos fueron sorteados en el Grupo 1 del Mundial y sus rivales serían Italia, el debutante Camerún y Perú. Pese a la incógnita de los africanos (se sabía muy poco de ellos), el notorio cierre de etapa de los peruanos y las dudas de un seleccionado “Azzurro” que había desplegado su mejor fútbol 4 años antes en la Argentina, la zona se tornó de una paridad inesperada y recién en la última fecha se resolvió quiénes serían los clasificados para la siguiente ronda.

Un par de empates sin goles para Polonia: primero ante Italia en Balaídos y luego frente a Camerún en Riazor. Parecía un cuento de gallegos, pero los 4 seleccionados solamente cosechaban igualdades y la idea de una moneda al aire para decidir el futuro de cada uno comenzaba a tomar forma.

Sin embargo, fue en la última jornada que el vuelo de las “Águilas” tuvo su majestuoso esplendor y aparecieron los goles que estaban guardados. Los polacos aplastaron 5-1 a Perú en la casa del Deportivo La Coruña (tantos de Smolarek, Lato, Boniek, Buncol y Ciolek; La Rosa el del honor incaico) y se quedaron con el primer lugar de la zona. Los acompañó una selección de Italia que empató sus 3 partidos, pero que pasó sobre Camerún solamente por haber convertido un gol más.

En la siguiente instancia se agruparían a 3 seleccionados en 4 zonas y el vencedor de cada una disputaría las semifinales. Polonia compartió el grupo con Bélgica y la Unión Soviética.

El reestreno ante los belgas en el Camp Nou de Barcelona tuvo a un intratable Zbigniew Boniek, quien facturó por triplicado para el 3-0 final y terminar con un seleccionado complicado (los “Diablos Rojos” eran los actuales subcampeones de Europa y le habían amargado el debut a la Argentina, en el partido inaugural).

Los soviéticos superaron 1-0 a los belgas (cortesía de Hovhannisyan) y decretaron la eliminación los “Diablos Rojos” del certamen. Pero necesitaban sí o sí derrotar a los polacos para meterse entre los 4 primeros. A Polonia le alcanzó con el empate sin goles en la casa blaugrana y los “Blanquirrojos” nuevamente en carrera por un lugar en la final.

En semifinales se volvería a encontrar con Italia, que ya había madurado lo suficiente y tenía la incipiente aparición goleadora de Paolo Rossi. Tras imponerse 2-1 sobre Argentina y 3-2 ante Brasil (triplete del gran Paolo), los “Azzurri” distaban mucho del equipo del debut y continuaron con el envión ganador.

Volvió a destaparse Paolo Rossi, quien facturó por duplicado y dejó sin final a los polacos. El delantero toscano ya se erigía como la figura de la Copa del Mundo y Polonia otra vez a pelear por la medalla de bronce.

Paolo, el único capaz de desestabilizar el andamiaje polaco con sus goles (Foto: Sportsnet)

Al partido por el tercer puesto también llegaba Francia, destrozada por perder de manera increíble en semifinales ante Alemania. Tras ir en ventaja 3-1, terminó 3-3 y los germanos se impusieron en lo que fue la primera definición por penales de un Mundial.

El Estadio José Rico Pérez de la ciudad de Alicante fue testigo de un digno encuentro de quienes bien podrían haber estado en la final sin que nadie lo objetase. Los galos se pusieron en ventaja por anotación de Girard pero Polonia lo dio vuelta gracias a los goles de Szamrmach, Majewski y Kupcewicz. Couriol descontó para “Les Bleus” y el 3-2 en favor de los polacos les permitió colgarse la presea de bronce por segunda vez en su historia.

Se terminaba la mejor generación de la historia del fútbol polaco. Es cierto que hubo un poco más de cuerda para disputar una Copa del Mundo más. Pero se trataría del último resabio de aquella cosecha modelo 1972, que hizo su entrada en escena y cautivó a todos con su atractiva propuesta de juego.

Sin Lato ni Deyna y la falta de jóvenes valores para continuar con el legado. Otra vez se había alcanzado el punto máximo y Polonia lo sabía. Por eso la despedida con el bronce en España sería el cierre perfecto de una década gloriosa. Porque el mejor título que obtuvieron los polacos fue el del respeto: y por supuesto que se lo ganaron en cancha y apelando a aquello que mejor supieron hacer… jugar bien.

(Foto Principal: UEFA.com)

Emiliano Schiavi

Soy Emiliano Schiavi y siempre me interese por el fútbol internacional. Sin cable ni internet me las arreglaba leyendo el "Guerin Sportivo" o cualquier revista extranjera que sólo se conseguía en pocos kioscos del Centro. También me acompañaba algún VHS sobre la historia de los mundiales y nunca me cansaba de verlos. Por eso le preste atención al fútbol de Europa, Africa, Asia y - si estaba aburrido - Oceanía. Descubrí un medio maravilloso como la radio y conocí buena gente (grandes amigos) que me acercaron al Rincón del Fútbol. La radio es una pasión, pero escribir es un deleite. Y todos los dias lo hago en este espacio, donde investigo y me gusta informar y entretener. Mi mayor expectativa para este nuevo proyecto es seguir aprendiendo. Porque a los 45 años también se aprende, créanme. Tengo total libertad para expresarme, leer y ser leído. Porque nadie desafina cuando uno escribe lo que se le canta. Digamos todo ...

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