Qatar 2022

México 1986, el mundial consagratorio

QATAR 2022
Informes Especiales

EN UN MÉXICO QUE QUIZÁS PRESENTABA OTROS CANDIDATOS AL TÍTULO, EL SELECCIONADO ARGENTINO DE CARLOS SALVADOR BILARDO SORPRENDIÓ A TODOS Y DE LA MANO DE UN PLANTEL EXPLOSIVO Y UN DIEGO MARADONA SUPERLATIVO, LEVANTÓ LA COPA CON “LA MANO DE DIOS” Y EL MEJOR DE LA HISTORIA DEL FÚTBOL EN LA ESPALDA.

“2° TROFEO”. Argentina obtuvo su segunda corona mundialista en México. (FIFA)

Los 22 futbolistas convocados por el entrenador para enfrentar la cita mundialista en tierras aztecas fueron los arqueros Luis Islas, Nery Pumpido y Héctor Zelada, los defensores José Brown, Daniel Passarella, Néstor Clausen, José Cuciuffo, Oscar Garré, Julio Olarticoechea y Oscar Ruggeri, los mediocampistas Sergio Batista, Ricardo Bochini, Claudio Borghi, Jorge Burruchaga, Diego Maradona, Héctor Enrique, Ricardo Giusti, Carlos Tapiay Marcelo Trobbiani; y los delanteros Sergio Almirón, Jorge Valdano y Pedro Pasculli. Hasta el momento del pitazo inicial del primer cotejo, la única certeza que existía en este plantel y el cuerpo técnico era que querían la gloria: nada más importaba.

Seguramente la casi agónica clasificación a esta competencia, un año antes, pasaba por la cabeza de muchos, recordando aquel gol de Ricardo “El Tigre” Gareca contra Perú en el minuto 39 del complemento para poner el 2-2 que daba a Argentina el pasaje directo a lares mexicanos; de haber ganado la selección incaica, los albicelestes hubieran tenido que disputar una especie de reducido con otros combinados de Conmebol, haciendo tambalear las esperanzas, aunque sean éstas las últimas en perderse.
Tal vez la no inclusión del héroe en eliminatorias en la lista final de convocados para el mundial, también hiciera mella en el equipo del doctor Bilardo, pero para el momento en que Argentina comenzó a transitar su camino, la cabeza debía sostener un único objetivo: alzar la copa.

La celeste y blanca integraba el Grupo A junto a Bulgaria, Italia y Corea del Sur. Precisamente el elenco asiático fue el primer escollo del sendero: el lunes 2 de junio del ’86, entonces, surcoreanos y argentinos se vieron las caras en el Estadio Olímpico Universitario (Ciudad de México). El árbitro del match fue el español Victoriano Sánchez Arminio y sus asistentes Gabriel González Roa de Paraguay y Jesús Díaz Palacio de Colombia. Argentina salió con Pumpido en el arco, Brown, Clausen, Garré y Ruggeri en defensa, Batista, Burruchaga, Maradona (capitán) y Giusti en el medio, dejando a Valdano y Pasculli como atacantes. Corea del Sur, dirigido por Jung Nam Kim, presentó a los siguientes titulares: Yun Kyo Oh (arq); Kyung Hoon Park, Yong Hwan Chung, Pyung Seok Kim, Min Kook Cho; Soon Ho Choi, Jung Moo Huh; Chang Sun Park (cap), Bum Kun Cha, Joo Sung Kim y Young Se Kim; una línea de cuatro delanteros para los de Asia, algo por completo impensado antes, durante y después. Los sudamericanos abrieron el marcador rápidamente cuando Valdano rompió el cero a los seis. Ruggeri, sobre los 18, aumentó la distancia y en el primer minuto de la segunda mitad, Valdano volvería a marcar para darle tranquilidad a los de Bilardo. A los 28 Sun Park descontó y delineó lo que sería el resultado final.

“JOSÉ BROWN”. Dueño del 1-0 parcial en la final del mundo del ’86. (FIFA)

El segundo encuentro de la ronda inicial fue el jueves 5, contra el durísimo y uno de los candidatos, Italia. El escenario fue el Estadio Cuauhtémoc de la Ciudad de Puebla y contó con el arbitraje del neerlandés Jan Keizer. El asistente uno fue Antonio Márquez Ramírez, mexicano y el dos, oriundo de Irlanda del Norte, Alan Snoddy. El once de arranque tuvo dos modificaciones con respecto al duelo inaugural: Cuciuffo ingresó en lugar de Clausen y Borghi por Pasculli. Los italianos, por su parte, enfrentaron el compromiso con Giovanni Galli (arq), Giuseppe Bergomi, Antonio Cabrini, Gaetano Scirea (cap), Pietro Vierchowod; Salvatore Bagni, Fernando De Napoli, Antonio Di Gennaro; Bruno Conti, Alessandro Altobelli y Giuseppe Galderisi. Claramente que este encuentro era más exigente y la dificultad se presentó nítidamente en forma de gol al minuto seis de juego cuando, de penal, Altobelli puso a los de Europa arriba en el tanteador. Maradona, a los 34, igualó y con ese resultado terminó la segunda jornada.

Valdano y Burruchaga, a los 3 del acto de apertura y 31 del de clausura, respectivamente, fueron los autores del par de dianas con las que Argentina se impuso a Bulgaria en la fecha tres. En esta ocasión, Bilardo repitió la alineación del cotejo previo y Bulgaria, con Ivan Vutsov como DT, mostró estos futbolistas iniciales: en el arco Borislav Mikhailov, en la defensa Petar Petrov, Georgi Dimitrov (cap) y Aleksandar Markov. El medio estuvo superpoblado por los siguientes seis volantes: Nasko Sirakov, Andrei Zhelyazkov, Ayan Sadkov, Plamen Getov, Plamen Markov, Georgi Yordanov; mientras que la única referencia de área del conjunto europeo fue Stoicho Mladenov.
Este match se disputó nuevamente en el Estadio Olímpico Universitario, con Berny Ulloa Morera de Costa Rica como colegiado principal, Romualdo Arppi Filho de Brasil como primer asistente y José Luis Martínez Bazán de Uruguay, como el segundo.

La tabla de posiciones final del Grupo A tuvo a Argentina como líder con cinco unidades (hay que recordar que se otorgaban dos por partido ganado y uno por empate), Italia fue escolta con cuatro puntos, Bulgaria tercero con dos y Corea del Sur, último, sumó apenas uno.

“HAND OF GOD”. El gol no gol más gritado. ((FIFA)

En la llave de octavos de final, se vivió una nueva edición del “Clásico del Río de La Plata”; los albicelestes se encontraban de frente a un Uruguay que tenía a un ya reconocido Enzo Francescoli como su máxima figura. Para este partido, Bilardo modificó nuevamente el once titular respecto de lo que se vio ante Bulgaria: sacó al “Bichi” Borghi y puso a Pasculli nuevamente junto a Valdano en la delantera. El cambio no tiene objeción alguna si se analiza que fue precisamente el entonces delantero del Lecce italiano quien, a los 42 del acto inicial, marcó lo que sería la única conquista del cotejo.
Omar Borras, entrenador charrúa, había mandado a la cancha a Fernando Álvez en el arco; Nelson Gutiérrez, Eduardo Acevedo, Alfonso Pereira y Eliseo Rivero en la defensa; Miguel Bossio, Jorge Barrios (cap), Enzo Francescoli y Sergio Santin en la mitad de cancha, poniendo como atacantes a Venancio Ramos y Wilmar Cabrera. El match tuvo lugar el lunes 16 de junio, en el “Cuauhtémoc” poblano con el italiano Luigi Agnolin de árbitro, el inglés George Courtney de asistente uno y el portugués Carlos Alberto Silva Valente de segundo.

Llegamos así a uno de los partidos más importantes y recordados de la historia del fútbol en general: llave de cuartos de final y el rival era ni más ni menos que Inglaterra, pero una Inglaterra post “conflicto de Malvinas” con todo lo que eso significaba para Argentina. Era, también, un domingo y se contaban 22 días del sexto mes del año. Como escenario inmejorable estaba el imponente Estadio Azteca del Distrito Federal y hacia el centro del campo se dirigió el réferi tunecino Ali Bennaceur, acompañado por sus asistentes Berny Ulloa Morera, tico de nacimiento y el búlgaro Bogdan Dotchev. ¿Quién iba a imaginar que el nombre de este árbitro pasaría a sostenerse en la memoria colectiva por no ver “La Mano de Dios”?. Suponemos que nadie, pero así es como se lo recuerda.

Para este partido, el entrenador realizó varias modificaciones: además del ingreso de Olarticoechea y “El Negro” Henrique, propuso un 4-5-1 con Jorge Valdano como única referencia de área y un mediocampo de cinco futbolistas. Los ingleses, dirigidos por Bobby Robson, presentaron su 4-4-2 habitual con Peter Shilton (cap) en el arco; Gary Stevens, Kenny Sansom, Terry Butcher y Terry Fenwick abajo, en el medio estaban Glenn Hoddle, Peter Reid, Trevor Steveny Steve Hodge, mientras que Gary Lineker y Peter Beardsley jugaban en la delantera.

“EL MEJOR GOL DE LA HISTORIA”. Fue el 2 a 1 ante Inglaterra, maravilla del “barrilete cósmico”. (FIFA)

Durante la primera mitad el encuentro no pasó demasiado; todo estaba reservado para un complemento infartarte e histórico.
Corrían seis minutos cuando “El Vasco” Olarticoechea tomó la pelota apenas unos metros dentro del campo inglés y se la pasó a Maradona que, enganchando y velozmente, llegó a la medialuna rival, abrió la pelota para Valdano y este, en un forcejeo, provocó que un defensor intentara despejar de media vuelta, pero en vez de hacerlo, envió un centro que el “10” argentino conectó por sobre la humanidad de Shilton para anotar uno de los goles más famosos de todos los tiempos: “La Mano de Dios”. Las protestas de todos los rivales no sirvieron de nada; Ali Bennaceur no detectó la mano del diez, tampoco lo hicieron sus ayudantes, por lo que la diana del “Diego” fue convalidada y los de este lado del charco, salían a festejar.
Hoy, claramente con el VAR habilitado, este tanto se habría anulado. Bah, no tan claramente porque, si vamos a ser sinceros, se cobra muy mal aún con la asistencia por video.
Argentina se ponía en ventaja sobre Inglaterra y Maradona se inspiraba. Y la inspiración fue tal que apenas cuatro minutos después, marcaría lo que fue designado por votación global como “El Mejor Gol De La Historia”.


Minuto diez del segundo tiempo, la albiceleste se impone a los europeos y “Pelusa” recibe la redonda sobre la medialuna en campo propio. Gira, pasa entre dos y sale disparado hacia su objetivo: el arco de Shilton. Por la derecha del ataque, “El Genio del Fútbol Mundial”, como lo describió el periodista uruguayo Víctor Hugo Morales en su intenso, apasionado y profundo relato de la inolvidable jugada, Maradona mantuvo su ritmo y la mira bien afinada; la camiseta azul del diez lograba sostener el balón pegado a su zurda y las casacas blancas pasaban intentando, pero sin poder quitárselo. Llegó al área y entre tres rivales y el arquero oponiendo resistencia, todavía conservaba la “caprichosa” a su merced hasta que, cayéndose por la inercia misma de su velocidad, tocó suavecito y mandó la pelota a besarse con la red.
El delirio era total, la sorpresa y admiración eran propios y ajenos: se acababa de marcar EL GOL del mundial.
Que Gary Lineker descontara a los 35 y cualquier otra cosa posterior a esta jugada, por más que haya quedado en la estadística, no interesa: el mundo se paralizó en esos segundos y el fútbol ya no fue el mismo. Y así como “The Beatles” cantaron “All You Need Is Love”, desde entonces acá decimos “All You Need Is A Ball”.

“2 A 1”. “El gol de su carrera”: así define Valdano su tanto de la final. (FIFA)

Para el duelo de semifinales esperaba Bélgica. Fue el miércoles 25 de junio en el mismo escenario. Antonio Márquez Ramírez volvía a arbitrar a Argentina, esta vez asistido por Rómulo Méndez Molina de Guatemala y el luso Silva Valente. Se repetía el once titular de los cuartos y la escuadra de Europa mostraba a Jean-Marie Pfaff (arq); Eric Gerets, Michel Renquin, Georges Grun, Stephane Demol; Patrick Vervoort, Frank Vercauteren, Enzo Scifo, Jan Ceulemans (cap); Nico Claesen y Daniel Veyt. El entrenador belga era Guy Thys. También volvía a reiterarse la dinámica del cotejo previo: una primera mitad chata y un complemento que sucumbió a la habilidad de Maradona: dos goles del capitán argentino en los minutos seis y dieciocho para abrochar el pasaje a la final.

El cotejo culmine tuvo cita el día domingo 29 de junio en el Estadio Azteca. La máxima autoridad del mismo era oriundo de Brasil; ¿su nombre? Romualdo Arppi Filho. El primer asistente del colegiado fue Erik Fredriksson, de Suecia y el segundo, costarricense, Berny Ulloa Morera. El reloj marcaba las 14, hora del Distrito Federal mexicano y fue entonces que los equipos salieron a la cancha.

Carlos Salvador Bilardo mandó al campo a Nery Pumpido en el arco. La línea de cuatro defensores estaba compuesta por José Brown, José Cuciuffo, Julio Olarticoechea y Oscar Ruggeri. En el mediocampo aparecían Sergio Batista, Jorge Burruchaga, Diego Maradona que además era el capitán, Héctor Enrique y Ricardo Giusti; y en la delantera, como única referencia de área, nos encontrábamos a Jorge Valdano. La República Federal de Alemania, rival del match, salió con el cancerbero Harald Schumacher y una defensa de seis futbolistas: Hans Peter Briegel, Andreas Brehme, Karl Heinz Foerster, Norbert Eder, Thomas Berthold y Ditmar Jakobs. Con Lothar Matthaeus y Felix Magath en el medio, adelante quedaron el capitán Karl-Heinz Rummenigge y Klaus Allofs. El director técnico teutón era una gloria del balompié mundial: Franz Beckenbauer.

“3 A 1”. BURRUCHAGA Y EL GOL DEL TÍTULO. (FIFA)

Las emociones a flor de piel y los nervios más expuestos todavía, para un cotejo de trámite parejo que se abrió a los 23 del primer tiempo con el tanto conquistado por José Brown, poniendo a la selección sudamericana en ventaja. Valdano, sobre los diez del complemento aumentó la distancia, pero esos dos goles a favor, adormecieron un poco a Argentina y surtieron el efecto opuesto en el combinado bávaro; Karl-Heinz Rummenigge y Rudi Voeller, que había ingresado en lugar de Allofs, anotaron el descuento y paridad, respectivamente, a los 29 y 36 del segundo acto. Sin embargo, este empate parcial también generó que los argentinos se espabilaran y buscaran el desnivel otra vez. El último gol del compromiso, ese que daba la segunda estrella al fútbol del fin del mundo, llegó a los 39, gracias a una enorme definición por parte de Jorge Burruchaga.

Con el pitazo final por parte del réferi brasileño, las tribunas del Azteca, bañadas de celestes y blancos eufóricos, fueron testigos de la nueva vuelta olímpica de la Selección Argentina tras la que se había dado en 1978.

Desde entonces nuestro combinado disputó dos finales más: una en 1990 y otra en 2014. Ambas, curiosamente, fueron contra el mismo rival que ésta del 86 y terminaron con triunfo germano por la mínima diferencia. En los dos partidos también hubo polémicas por penales: en 1990, mundial de Italia, el que se cobró a favor de la escuadra europea y que todavía se discute si fue o no falta sancionable y la otra, mucho más fresca en la memoria, un clarísimo foul del arquero alemán Manuel Neuer en perjuicio de Gonzalo “Pipita” Higuaín en la final del Maracaná, ocho años atrás.

En este mundial qatarí habrá un trabajoso y complicado camino que transitar, pero si algo sobra por estos lares es fe en su selección. Todo arranca el martes 22 de noviembre a las siete de la mañana, hora de nuestro país, ante Arabia Saudita. Ese es el sueño y hacia allí vamos.

“CARLOS BILARDO Y DIEGO MARADONA”. (FIFA)

FOTOS: ARCHIVO FIFA DEL MUNDIAL DE 1986

Maru Burak

Nací un lluvioso lunes 12 de julio de 1982 y según mi DNI me llamo María Clarisa Burak, pero soy simplemente Maru. En 2005 dejé mi natal Provincia de Buenos Aires y me vine a Córdoba, donde resido desde entonces.
Por hobbie hago música, canto e intento bailar, pero mi vocación es, fue y siempre será el periodismo.
Me sumé a "El Rincón del Fútbol" en febrero de 2017 y espero mantenerme acá mucho, pero mucho tiempo: no es usual encontrarse a una manga de loquitos igual de fanáticos que yo. Aunque todos los deportes me atraen, el fútbol tiene ese no se qué, ese encanto que me aprisiona.
En El Rincón cubro "Le Championnat", es decir la Liga de Primera División de Francia y a la Selección Argentina, tanto en masculino como en femenino. También me sumo al grupo de Champions y Europa League, porque Schiavi no puede solo con todo...

Deseo que el futuro me encuentre dedicada a mi vocación y que pueda desarrollarla con criterio y profesionalismo.
Soy MESSIsta, BANINIsta, fan de Aldana Cometti, soñadora e ideologista, del deporte y de la vida.
Sólo resta decir... ¡Pero qué viva el fútbol!

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