El regreso del DT campeón en 2013 despertó la esperanza en todo San Lorenzo. Sin embargo, el ciclo fue de mayor a menor y a los cuatro meses Pizzi se fue.
Era el nombre cantado y deseado para reemplazar a Jorge Almiron. Su paso en 2012/2013 dejó el sabor dulce de la consagración en el Torneo Inicial, pero también el candor amargo de una interrupción de contrato sorpresiva para partir al Valencia de España.
El tiempo cura las heridas, dice un refrán popular. Eso pasó con Pizzi y el Cuervo. Cuando Almiron fue historia, la dirigencia Azulgrana fue a buscar al ex DT de Arabia Saudita en Rusia 2018. El acuerdo entre las partes fue rápido.
El 17 de junio Pizzi asumió al mando del Ciclón. Rápidamente pasó la escoba y borró a gran parte de los refuerzos llegados con Almiron. Conscientes de que había levantar cabeza con elecciones partidarias en el horizonte, con el promedio venidero asomando y con el desafío de octavos de la Libertadores por delante, la dirigencia del CASLA activo el mercado de pases.
Llegaron viejos conocidos (Navarro, Cerutti), un refuerzo estrella (Menossi), desconocidos (Barreiro) y hasta hermanos (Mauro y Bruno Pitton, este último de lo mejor), entre otros. Los grandes protagonistas (los gemelos Romero) llegaron tarde y no estuvieron para los choques con Cerro Porteño.
El golpe de la eliminación copera ante el conjunto paraguayo fue duro. San Lorenzo había armado un plantel largo (que no es sinónimo de calidad) para pelear en ambos frentes. Pero consiguió salir a flote y acomodarse en la Superliga.
El parate por fecha FIFA de principios de septiembre marcó un antes y un después en el Cuervo. El equipo bajó mucho el nivel y Pizzi empezó a meter mano en el equipo en un claro síntoma de desorientación.
Los números fueron elocuentes para marcar como el Azulgrana se vino abajo: en las primeras cinco fechas de la Superliga, San Lorenzo ganó cuatro de cinco partidos y uno. En las siguiente seis, perdió cinco (incluido los clásicos ante Boca y Huracán) y ganó sólo uno.
Los silbidos e insultos del fanático del CASLA que se escucharon tras la goleada en contra como local ante Central Córdoba fueron una advertencia. Con derrota en el medio ante el Globo en el Duco, el nuevo traspié en el Bidegain ante Defensa y Justicia selló la suerte de Pizzi.
El hombre que llegó en busca de repetir la gloria de 2013, asumió el 17 de junio y el 30 de octubre dijo adiós. Así como Almiron, la llegada de Pizzi despertó una ilusión que al tiempo muto en frustración. Nuevamente un “incendio” que debía apagar el bombero de la casa, Diego Monarriz.
Imagen destacada: Diario de Cuyo