Como otras veces, el DT de la reserva se hizo cargo del primer equipo tras la partida de Pizzi. La levantada del Cuervo le valió continuar en la Primera en 2020.
“Perdí tres de tres. Este garrón no me lo quiero comer mas”. Así de rabiosa fueron las palabras de Diego Monarriz tras la derrota ante Independiente el 4 de noviembre pasado. Quien iba a decir que, casi dos meses después, la situación iba a ser tan diferente.
Lo había anticipado previo a las elecciones y lo confirmó luego de imponerse en las mismas. Marcelo Tinelli, nuevo presidente del Azulgrana; ratificó al hombre de las inferiores, a Monarriz, como DT del plantel profesional. Apuesta de alto riesgo, pero con cierta lógica.
Tras las experiencias fallidas con dos consagrados como Pizzi y Almiron, darle una chance a un hombre de la casa parecía razonable. Si con el Pampa Biaggio (idéntica situación a la de Monarriz) no había salido tan mal, porqué no volver a probar.
Además, el único candidato “fuerte” a suceder a Pizzi, Néstor Gorosito, no pudo liberarse de Tigre en el momento que el Ciclón necesitaba. Por si fuera poco Monarriz tiene un aval que hoy resulta imprescindible en el fútbol argentino y más aún en la endeble finales del CASLA: apostar a los pibes, política de Estado para Tinelli.
Y si por esto no alcanzará…en el mundo de la redonda mandan los resultados y los mismos acompañaron a Monarriz. Tras la mencionada derrota ante el Rojo, ganó tres partidos y empató uno. Y una de esas victorias fue nada menos que ante River en Monumental con gol de Gaich (pleno terrible del DT). El Vespucio Liberti parecía inexpugnable y el Cuervo se retiró victorioso.
Pizzi dejó a San Lorenzo 12°, a ocho del líder Argentinos y sin clasificación a torneos internacionales. Monarriz terminó el año 9°, a cuatro de la cima y en zona de Sudamericana 2021. ¿Qué Torrico salvó las papas del fuego en más de un partido?. Sí, pero ahí también estuvo la mano de Monarriz.
Derrota como local ante Talleres luego de la partida de Biaggio; eliminación en Copa Argentina a manos de Estudiantes de San Luis tras la partida de Almiron; y traspié frente a Independiente post despedida de Pizzi…la cuarta fue la vencida para un Monarriz que se ganó su chance y ahora sueña. Bien merecido lo tiene.
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