Unión de Santa Fe nunca logró coronarse campeón, sin embargo a fines de la década del 70 estuvo muy cerca de lograrlo.
Finalizaba el 79, y en su gran mayoría el pueblo argentino estaba pensando en que iba comer la noche del 24 en familia, salvo claro está Tatengues y Millonarios. Es que ese 23 de diciembre de 1979 se jugó la final del Nacional de ese año que terminó consagrando al conjunto de La Banda tras igualar 1 a 1 en el partido de Ida jugado en Santa Fe días antes, y luego en la vuelta sería nuevamente empate (en este caso 0 a 0); aunque el gol de visitante anotado por Alonso en el estadio 15 de abril le concedió el título a los porteños.
Aquel equipo todos lo recuerdan como un cuadrazo, formado en su mayoría por jugadores formados en la institución con algunos retoques de foráneos. Recordando que la base ya había llegado muy lejos en el 78; ganando ese año su zona, dejando fuera de la fase final por ejemplo a Boca Juniors; llegando hasta semifinales donde los verdugos también habían sido los de Nuñez.
Volviendo al 79, vale destacar que el equipo casi siempre fue el mismo, de hecho se recitaban de memoria y casi siempre los cambios eran los mismos. El cráneo de ese equipo fue Reynaldo Volken, que siempre dijo tuvo dentro de la cancha a su segundo técnico, Roberto Telch. Enfrente estuvo nada más ni nada menos que el River de Ángel Amadeo Labruna que parecía imbatible por esos años y venia de consagrarse campeón del metropolitano.
La campaña comenzó con el equipo finalizando segundo en la zona A, por detrás de Vélez que se quedó con el grupo tras cosechar 19 puntos, dos unidades más que el Tatengue.
Llegó el momento de jugar la ronda final, donde el primer escollo fue Talleres de Córdoba en Cuartos de final, rival al que se superó por un global de 3-2.
En Semifinales se logró superar a Atlético Tucumán por 4-0 en el global, con la particularidad que a la vuelta del viaje, el micro se fue a la banquina (cuentan que llovía mucho y se empantanó el vehículo) por lo que los jugadores tuvieron que regresar a Santa Fe a dedo.
Finalmente, el 19 de diciembre de aquel año se disputó la primera de las finales, en este caso fue en Santa Fe, donde el dueño de casa fue mejor a los largo de los 90 minutos de hecho logró estar en ventaja gran parte del encuentro gracias al gol de Carlos Mazzoni tras un tiro libre que se desvió en el camino. Luego casi sobre la hora el Beto Alonso decretaría el 1 a 1 final de aquel recordado encuentro.
Cuatro días más tarde lo que todos ya saben, se enfrentaron en el Estadio Monumental para definir el campeonato. Casi sobre el epílogo del partido el Pato Fillol le tapó un mano a mano a Eduardo Stelick que hubiese cambiado para siempre la historia.
No todo terminó ahí, por aquellos años a la Copa Libertadores clasificaban solo dos equipos, el campeón del Metropolitano y el ganador del Nacional (en este caso era River el consagrado en ambos torneos), por lo que se decidió jugar una final de ida y vuelta entre los subcampeones de ambas competencias, Unión por el Nacional y Vélez por el Metro.
El Rojiblanco llegaba con poco descanso, venia de jugar miércoles y domingos, sin olvidar que 4 días atrás había disputado nada menos que una final por el campeonato y con los festejos por navidad entre medio.
Enfrente un equipo que su último match lo había disputado 18 días antes y que también por esos años estaba compuesto de jugadores de alto vuelo.
El primer partido se jugó el 27 de diciembre en el 15 de Abril y fue 0 a 0. La revancha se desarrolló tres días después en Liniers; fue un 3 a 0 contundente, con goles de Castro, Roldán e Ischia para el elenco velezano que jugó así la Libertadores de 1980 acompañando a River.
Hubiese sido un gran premio para aquel plantel que venía de muchos años jugando juntos, con grandes campañas, pero que claramente era corto. Se repetía de memoria, le aporto jugadores muy buenos al fútbol argentino y obviamente quedó grabado a fuego no solo en las retinas de los que tuvieron el privilegio de verlos jugar; sino también en la rica historia de Unión como el equipo que estuvo muy cerca de acariciar la gloria.
La formación de aquella final fue con: Nery Pumpido, Hugo López, Carlos Mazzoni, Pablo de las Mercedes Cárdenas, Oscar Regenhardt; Mario Alberto, Roberto Telch, Arsenio Ribeca; Héctor Pitarch, Juan Gerónimo Paz, Fernando Alí. DT: Reynaldo Volken.
Fuente imagen destacada: Revisionismo del Fútbol.
