Entre la tecnología y los arbitrajes

Para comenzar no podemos pasar por alto el VAR, utilizado por primera vez en nuestro país en las  semifinales de la Copa Libertadores de América jugada entre Lanús y River Plate.

Primer partido del VAR y ya comenzaron las críticas para esta nueva forma de aplicar la tecnología en el fútbol.

Pienso que si se va a implementar, las reglas deben ser claras para que no suceda lo que pasó el último día martes en cancha de Lanús.

Ya se había incorporado un cuarto árbitro a la terna encargada de conducir un encuentro, luego se probó con dos árbitros más, situados uno detrás de cada arco; y si esto fuera poco ahora designaron tres árbitros más para que se encarguen del VAR, ¿no será demasiado? Porque las injusticias se siguen cometiendo.

Y eso pasó en Lanús vs River; el árbitro es quien decide cuándo pedirlo y ningún jugador puede hacerlo, siendo pasible una sanción que se castiga con tarjeta amarilla. Muchos auriculares, muchos árbitros, pero ninguno advirtió el claro penal que cometió Marcone al tocar la pelota con la mano en una muy buena jugada personal de Scocco; nadie reclamó salvo Scocco y su DT, y el árbitro dejó seguir el juego cuando el partido estaba 0-2 para la visita.

Muy distinta fue la jugada del 2° tiempo que era decisiva. El encuentro estaba 3-2 en favor del granate que necesitaba de ese cuarto gol para clasificar; hubo un claro agarrón de Montiel a Pasquini en el área de River que el juez no sancionó dando saque de meta; todo Lanús fue encima del árbitro para que consulte el VAR -deberían haber sido sancionados- pero esto llevó a que los auriculares funcionaran y el árbitro, presionado por todos, fuera hasta la pantalla para mirar de nuevo la acción y sancionar el correspondiente tiro desde los doce pasos.

¿No sería mejor que cada equipo tuviera por tiempo una oportunidad de pedir la revisión de alguna jugada que a su entender estuviera mal sancionada, aparte de lo que pueda decidir el árbitro cuando haga falta a lo largo del encuentro?

Está en manos de los mas idóneos en la materia regular adecuadamente este tipo de reglas.

La tecnología bienvenida sea, pero con reglas claras para ser justos y transparentes y no para seguir acrecentando las dudas con este tipo de decisiones.

Esto no es rugby ni tenis, es fútbol, pasión y es diferente a los demás deportes. Ténganlo en cuenta.

En lo que se refiere a lo futbolístico, no se le debe quitar méritos a un Lanús que hizo un gran partido con momentos de muy buen futbol y dio vuelta un resultado estando 3 goles abajo que, a priori, parecía irreversible.

Y ahora pasemos al plato fuerte del día domingo: El Superclásico.

Fue un encuentro vibrante que ponía frente a frente a dos equipos con necesidades diferentes; y eso se vio desde un principio en el juego desplegado por cada uno.

Desde el inicio, River necesitado de un triunfo tomó las riendas del partido, tuvo la iniciativa y con tenencia de balón y mucha movilidad trató por todos los medios de acercarse al área boquense. Boca, por el contrario, jugó su partido con mucha tranquilidad apostando al contragolpe cuando su rival le diera la mínima oportunidad, explotando  la velocidad de sus hombres de punta.

Hasta que en el minuto 41 todo cambió, un infantil y grosero foul de Nacho Fernández terminó con su expulsión -totalmente justificada- (planchazo en el pecho de Cardona) y un tiro libre al borde del área que el mismo volante xeneize transformó en gol con un preciso remate por sobre la barrera y abrió el marcador en Núñez.

Al inicio del 2° período, Boca con un jugador más hacía prever que el manejo del encuentro cambiaría de manos; pero no fue así, Boca siguió en su línea, jugando con paciencia y tratando de explotar los espacios que dejaba River en su afán de lograr la igualdad.

Una jugada desafortunada de Pitana, expulsó a Cardona por un codazo que no existió (fue un manotazo para sacarse a su marca de encima), dejó a los dos equipos con diez, lo que provocó la reacción de River que no se hizo esperar: Ponzio, con un soberbio remate desde lejos, puso el 1 a 1 y dejó todo igual. A comenzar de nuevo.

River entonado se fue con todo al ataque y cometió un grave error. El mismo en el que incurrió su DT el martes pasado al quemar sus naves poniendo mucha gente en ataque, dejando en el medio muy solo a Ponzio y eso lo pagó con creces.

Al igual que Lanús, Boca aprovechó muy bien los espacios y llegó el gol de Nández, brillante pase de Pérez a la espalda de Casco y el uruguayo de volea venció a Lux.

Boca tuvo otras tres contras en las que pudo haber definido el encuentro pero no las aprovechó.

Y luego aparecieron los desaciertos de Pitana y de su primer asistente que vio afuera un balón que Auzqui jugó para atrás sobre la línea de fondo y terminó en gol de Ignacio Scocco, el balón nunca salió del campo de juego.

Y me voy a referir a una jugada discutida que, para mí, fue un claro penal contra el Pity Martínez. Pelota cruzada, el Pity que dominó y se fue de cara al gol, cuando le va a pegar de voleo Nández que no llegaba a la pelota, le tiró el cuerpo encima, lo tocó y le hizo perder el equilibrio para que no pueda rematar; si bien Martinez exageró la acción, la falta existió sin ningún lugar a dudas y Pitana falló al no sancionar.

En River la estupenda actuación de Ponzio refrendada con carácter y un golazo, y Enzo Pérez, con entrega y claridad para jugar.

River en una semana perdió la sonrisa y ahora sólo le queda clasificar a la final de la Copa Argentina.

En Boca la tranquilidad que le dan sus individualidades para definir los partidos con un asombroso poder de gol.

Nández, quite, proyección y gol; Cardona, inteligencia y creación.

Boca no por nada está en la punta con 24 puntos conseguidos en 8 partidos jugados. 100 % de efectividad.

Tendrá que seguir mejorando en lo futbolístico para plasmarlo en lo que se viene, este presente es excelente.