Hace tres años, los hinchas banfileños volvían a ilusionarse con la posibilidad de clasificar a una copa internacional, así como también con la idea de lograr pelear el campeonato. Una campaña apoyada en la solidez del equipo en condición de local y el aliento de su gente.
Un 25 de marzo, pero del 2017, Banfield recibía en su estadio al Tatengue. El local venía de dos derrotas consecutivas luego de la reanudación de la competencia. La primera de ellas ante Boca, en condición de local (una de las dos derrotas del Taladro en condición de local) y la otra ante Olimpo, en Bahía Blanca. Por el otro lado, el equipo santafesino había arrancado con un empate en cero ante River y luego cayó 2-0 ante su clásico rival, Colón.
Aquel sábado, la visita rapidamente se puso en ventaja a los cinco minutos con un gol de cabeza del delantero Lucas Gamba luego de una gran jugada colectiva. Pero la ventaja iba a durarle poco a la visita, porque a los 12 minutos y luego de un gran pase entre líneas de Nicolás Bertolo para Darío Cvitanich que, con mucha elegencia, colocó su remate al lado del palo izquierdo del arquero y puso el 1-1 en el marcador. Casi 20 minutos después, la dupla involucarada en el segundo gol fue la misma pero con los roles invertidos: Cvitanich habilitó a Bertolo, y el cordobés definió al ángulo inferior derecho del arco defendido por Nereo Fernández para dejar el partido 2-1.
En la segunda parte, la visita salió en busca del empate, pero aquel Banfield sabía aprovechar bien los contraataques y, a los 11 minutos del complemento Darío Cvitanich le paso la pelota a Nicolás Berolo nuevamente, pero el volante erró el remate y, sin quererlo, hablitó a Emanuel Cecchini, que marcó el 3-1 final.
Con esa victoria, el Taladro volvió a hacerse fuerte de local luego de su derrota contra Boca y la gente volvió a ilusionarse con los rendimientos del equipo.
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