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Zagreb, la morada del gigante croata

A orillas del río Sava, en Croacia, se encuentra una ciudad a la cual le falta marketing, pero le sobran atractivos de toda índole. Esa ciudad es Zagreb, en donde el fútbol se vive con gran pasión, al punto que ha sido testigo de enfrentamientos dentro del campo de juego que, de todas formas, no tuvieron que ver estrictamente con lo deportivo.

Actualmente, Zagreb es la capital y ciudad más importante de Croacia, así como también la más poblada. Sin embargo, no siempre se llamó de la misma manera y perteneció a diferentes Estados, algo que es un denominador común en muchos territorios europeos y, en particular, en lo que se refiere a los eslavos.

La Catedral de Zagreb, presente desde los primeros años de la ciudad. Foto: Happy To Visit.

Croacia se convirtió en la capital croata en 1991, cuando declaró su independencia de Yugoslavia. Si bien esto desató una guerra con los otros pueblos que formaban parte del Estado yugoslavo, la posición geográfica de Zagreb en el país -se encuentra en el noroeste, cerca de Eslovenia, que evitó el conflicto bélico al independizarse- hizo que no sufriera grandes daños, algo que sí ocurrió en zonas limítrofes con Bosnia y Serbia. Los motivos fueron puramente étnicos: mientras que en Eslovenia gran parte de la población profesaba una misma religión, en Croacia, Serbia y Bosnia ocurría lo contrario.

El hecho de permanecer a salvo de las destrucciones fue algo que estuvo presente a lo largo de toda la historia de Zagreb, de la cual recién se hallaron registros en 1094. Si bien se sabe que antes de eso hubo en las cercanías una ciudad romana llamada Andautonia, el origen de la capital croata está relacionado con dos ciudades diferentes, Kaptol y Gradec, que hoy en día son barrios de la parte medieval de Zagreb.

La primera en nacer fue Kaptol, fundada por el rey húngaro Ladislao I. Su creación incluyó la archidiócesis, que contaba con la Catedral de Zagreb, que hoy es un ícono y punto turístico de la ciudad. Posteriormente surgió Gradec, que creció paralelamente a Kaptol y estaba por fuera de la archidiócesis. Ambas ciudades comenzaron a cruzar sus caminos en 1242, cuando sobrevivieron a una invasión mongola y empezaron a mantener relaciones comerciales para ayudarse en la recuperación.

El Parque Nacional de los Lagos de Plitvice. Foto: La Vida de Viaje.

La unificación se produjo en 1850, luego de más de 300 años de convivencia. A pesar de que Kaptol era una ciudad episcopal y Gradec una ciudad real -estatus concedido por el rey húngaro Bela IV en agradecimiento a la ayuda recibida tras escaparse de los tártaros-, no hubo inconvenientes por parte de los habitantes de ambos lugares para la integración, debido a que ya existían lazos estrechos.

La influencia austrohúngara en Zagreb permaneció durante siglos. En principio, porque tanto Kaptol como Gradec fueron fundadas por húngaros; más tarde, porque Zagreb pasó a manos de los Habsburgo, una casa real austríaca que tuvo control de varios Estados de Europa Central; y por último, ya entrando en la historia moderna, porque Croacia fue parte del Imperio austrohúngaro.

Tras la Primera Guerra Mundial, se disolvió el Imperio austrohúngaro y uno de los Estados que se desprendió de él fue Yugoslavia, donde se encontraban, entre otros, Croacia y Serbia. Este detalle es importante, porque esos dos Estados mantenían -y mantienen- fuertes diferencias étnicas que los llevaron a la guerra, algo que impactó también en el fútbol, que suele ser un fiel reflejo de una sociedad.

Panorámica del Estadio Maksimir, la residencia del Dínamo Zagreb. Foto: Wikipedia.

Uno de los protagonistas de aquellas disputas sociales fue el Dínamo Zagreb, un club fundado en 1945 tras la unión de los que en aquel entonces eran los mejores clubes croatas: HAŠK, Građanski y Concordia. A partir de ese momento, los Azules fueron protagonistas en todas las competencias yugoslavas y hasta conquistó la Copa de Ferias (así se conocía a la actual Europa League) de 1966/1967, cuando venció en la final al Leeds United inglés.

El Dínamo conquistó 19 ligas croatas, 15 Copas de Croacia, 5 Supercopas de Croacia y 12 Copas de la Liga de Croacia, y en todas esas competencias es el máximo ganador. En lo que fue la época yugoslava, terminó cuarto a nivel de ligas (obtuvo 4 y quedó detrás del Estrella Roja y Partizán serbios, y del Hajduk Split croata) y además ganó 7 Copas de Yugoslavia. Justamente esos tres clubes fueron y son sus mayores rivales.

Con los serbios protagonizó picantes duelos futbolísticos que se veían muy influenciados por los conflictos que se desataban en las tribunas, por las distancias sociales insalvables entre Serbia y Croacia. De todos ellos, quizás el más recordado es el partido que enfrentó a los Azules con el Estrella Roja el 13 de mayo de 1990, en un compromiso correspondiente a la liga yugoslava disputado en el Estadio Maksimir de Zagreb -propiedad del Dínamo-.

Zvonimir Boban durante el Dínamo Zagreb – Estrella Roja de 1990. Foto: These Football Times.

Antes, durante y después del encuentro, los ultras -como se conocen a los barrabravas en Europa- de ambos clubes tuvieron violentos cruces que derivaron en la invasión del campo de juego por parte de los Bad Blue Boys, los simpatizantes croatas, luego de que sus contrincantes, los Delije, atacaran con armas blancas. En consecuencia, la policía reprimió a los invasores y, en su defensa, intervino Zvonimir Boban, la figura del Dínamo y de la Selección de Yugoslavia. El mediocampista le pegó una patada a un efectivo que estaba golpeando a uno de los simpatizantes de su equipo, que luego lo defendieron cuando la policía tomó represalias contra él. Por ese acto, Boban fue considerado como un “héroe de la causa croata”.

Con respecto a la actualidad, el duelo más importante lo tiene con el Hajduk Split, su coterráneo de la ciudad de Split. Este cruce, llamado Derbi Eterno de Croacia, enfrenta a los dos clubes más ganadores de la nación y se trata de una rivalidad que se remonta a la era yugoslava, cuando ambos eran animadores de las competencias, y que se intensificó cuando comenzó la era croata, en la cual los dos ganaron prácticamente todas las ligas y copas nacionales. Sumando las dos etapas, los capitalinos lideran el historial tras ganar en 94 ocasiones y perder en otras 68.

Volviendo a Zagreb, también es justo mencionar que el Dínamo no es el único habitante de la metrópoli, aunque sí sea el más distinguido. Hoy en día, en la Primera División croata -denominada Prva HNL por motivos comerciales- hay otros dos clubes: el Rudeš y el Lokomotiva. Ambos equipos mantienen convenios con otras instituciones para poder crecer deportivamente y a su vez exportar a los jugadores de sus inferiores. Mientras que el primero está ligado al Deportivo Alavés español, el segundo consiguió conectarse con el Dínamo y logró cuatro ascensos consecutivos para volver a la máxima categoría tras haber quedado relegado desde la etapa yugoslava.

Los incidentes en el Maksimir entre Dínamo y Estrella Roja. Video: Albert Veli (YouTube).

Sin embargo, hay otro equipo que es destacado en la ciudad, aunque actualmente milite en la tercera divisional. Se trata del NK Zagreb, conocido simplemente como Zagreb, que tiene en su haber un importante logro: fue el primero en cortar con la hegemonía del Dínamo y el Hajduk en la liga croata, cuando en la temporada 2001/2002 gritó campeón con Ivica Olić como figura sobresaliente.

Además, el Zagreb cuenta con la particularidad de ser el primer club croata -fue fundado en 1903, cuando Croacia formaba parte del Imperio austrohúngaro– y es reconocido como un club antifascista. Sus simpatizantes son conocidos como los “Ángeles blancos” y se diferencian de la mayor parte de sus compatriotas, pues no están cargados con las tensiones étnicas, sociales y políticas habituales en el pueblo croata, así como también a los otros pueblos de la ex Yugoslavia.

Puede no ser una parte de Europa que llame la atención. Croacia no suele captar la atención de los viajeros ávidos de aventuras, y mucho menos Zagreb, que suele ser relegada por la costera ciudad de Dubrovnik a la hora de planear unas vacaciones por el país eslavo. Sin embargo, su historia merece ser conocida y hasta el mismísimo deporte de multitudes, el fútbol, se ofrece a contarla.

Imagen destacada: Lonely Planet

Martín Bugliavaz

Periodista. Me gusta contar historias.
Llegué al Rincón con el objetivo de comunicar con responsabilidad y también para aportar una mirada diferente del fútbol, con la cultura como pilar fundamental.

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