26 de septiembre de 1943. En la Bombonera, tarde de clásico. Boca Juniors como local derrotó a River Plate por 2 a 1. Dicho encuentro correspondía a la 20° fecha del Campeonato de Primera División de AFA. Los goles del ganador fueron anotados por Severino Varela en dos ocasiones, mientras que el único gol de la visita lo marcó Félix Loustau. Uno de los goles del uruguayo Severino Varela quedó inmortalizado como el de la boina fantasma. Este es uno de los clásicos del gol, uno de los más históricos, porque tuvo los matices de espectacularidad que impactan con sello indeleble, porque fue en un Boca-River, porque quedó grabado para siempre en la precisa instantánea de esta foto… Hay diversos factores que están cantando la factura insólita e inesperada del gol de Severino Varela. Cuando Sosa ejecutó un tiro libre (Boca perdía 1 a 0 como consecuencia del magistral gol de Loustau), el uruguayo estaba lejos del arco. Obsérvese la actitud pasiva de todos los defensores de River, con la única excepción de Vaghi que saltó a cabecear junto a Corcuera -ambos terminan de aterrizar luego del intento nulo- la postura del arquero Lettieri, dejamos de lado la culpa que pudo tener en la emergencia, revela claramente la sorpresa que produce una aparición tan inesperada como oportuna. Pero lo que habla más claramente de lo fulmineo de la acción de Varela es la ubicación de Yácono, el primero de la izquierda. Pacha ha sido quizás el jugador que salvó más goles sobre la raya. En cualquier situación de peligro que se producía frente a su valla, él estaba siempre cubriendo la mitad del arco en perfecto cierre. Y su posición alejada, fuera del área chica, es bien demostrativa de que no había peligro inminente, ya que Vaghi, Rodolfi y Ferreyra controlaban a Corcuera y Sarlanga. Es sorpresivo también comprobar cómo Boyé no estaba dentro del área en esa acción. La ubicación de Yácono, bien abierto, controlando una posible entrada del puntero izquierdo Sánchez, era muy lógica. ¿Como podía imaginar que iba a aparecer un fantasma?
