Deportivo Riestra igualó 1-1 contra Godoy Cruz, en condición de visitante, con goles de Benegas y Andino. El encuentro se disputó en el Estadio Feliciano Gambarte, ubicado en Mendoza. Por la fecha N°16 de la Zona B del Torneo Clausura.
En el primer tiempo, el partido arrancó con el local intentando imponer condiciones desde el dominio de la pelota. Pero, predominaba la tensión que era pesada, ya que, la pelota quemaba, y cada error parecía un temblor. En cambio, la visita, fue fiel a su identidad y no necesitó demasiado para marcar la diferencia. Debido a que, a los 19´, en una transición limpia, Nicolás Benegas recibió un pase filtrado de Alexander Díaz y definió con serenidad ante la salida de Petroli para el 1-0. En consecuencia, el silencio absoluto en el Gambarte y la amenaza del descenso tomó forma.
Pero, la reacción del Tomba fue inmediata. A los 22’, desde un tiro libre por la izquierda, Santiago Andino tiró un centro tenso que picó en el área y se metió en el ángulo para el 1-1. El grito posterior fue de desahogo, puños apretados, abrazos que parecían sostener un club entero. La ilusión revivía.
Godoy Cruz cerró el tiempo con pelota, gente empujando y un rival que retrocedía. Pero, también con nervios, imprecisiones y la sensación de que hacía falta algo más que actitud.
En el complemento, fue un largo monólogo del Tomba. Con mucha posesión, remates, centros al área, presión alta, laterales proyectados, delanteros entrando y saliendo. Todo eso generó una sensación de asedio constante, aunque Riestra resistió con orden inquebrantable.
El conjunto mendocino empujó con todo lo que tenía. Cambios frescos para poblar el área, intentos desde afuera del área. Las combinaciones de Andino entre líneas. Centros de todos los colores, pero faltó claridad, faltó paz, y faltó esa última claridad que define un destino.
La angustia creció con el reloj. Cada ataque frustrado era una puñalada emocional para jugadores e hinchas. El empate era descenso y mas sabiendo el resultado en otro estadio. Y el equipo lo sabía, las piernas ya pesaban más por el miedo que por el cansancio.
Riestra, inteligente, enfrió cuando pudo, cortó el ritmo y administró los segundos como un tesoro. Con poco armó una muralla, y la misma fue suficiente, ya que, todo terminó en un 1-1.
Tras este resultado, algunos jugadores del Tomba se desplomaron en el césped. Otros se quedaron mirando al vacío. En las tribunas, un llanto de bronca, de tristeza. Godoy Cruz descendió a la Primera Nacional después de 17 años en la élite. No lo evitó un gol, no lo evitó el empuje, no lo evitó la gente. La campaña completa lo condenó.
En cambió, Riestra celebró a su manera: un punto que le suma y lo mantiene firme en un torneo donde nadie le regala nada. Pero la postal final fue otra. La consolación a los jugadores mendocinos.
Por Bryan Federico
